La grandeza de Dios

La grandeza de Dios

Karen Rubio

24/04/2019

Buscaba salida y la encontré; claro que la encontré.

En Dios, en él, en el único que me ha sacado de tanta enfermedad, de tanta infamia, de tanta cosa que me ha dañado el corazón. El único que no me ha dejado deambulante sin ningún destino, el me ofreció su mano y me rescato; como no creer y ser fiel.

Yo sé muy bien quien he sido en medio de la circunstancias, he bajado muchas veces la guardia, me he afanado sin ningún criterio; he querido vencer los leones sola y no he podido, me he acurrucado y llorado y no lo he buscado; me ahogo en una sola pena. Pero en mi alrededor es un horizonte firme y nuevamente vuelvo a Dios.

¡Pídeme que yo te daré conforme tú quieras, no te rindas, sigue adelante; sé un soldado valiente y fuerte en la batalla, no hay temor alguno para que bajes la guardia!

Aquí fue adonde entendí que la guerra no la juegas sola y que siempre hay un supremo con ganas de ayudarte. Entonces no te sientas solo; no creas que estas solo en esta vida, cierra y piensa que ÉL está a tu lado, escuchándote y consolando tu corazón; no temas a caer, él no te dejara en vergüenza, a menos eso ha sido conmigo y soy fiel testimonio de lo que es.

Yo sé quién he sido y me siento perturbada porque debería agradecer cada día más de todo lo que él me ha dado, grande y misericordioso, bueno, justo es él…

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