Voy recorriendo el horizonte de tu hombro mientras respiro suavemente tu nuca, cierro los ojos y no. No eres tú a quien acaricio en esta noche mustia.

No es tu nombre el que quiero pronunciar, ni son tus suspiros los que ansío respirar.

Me siento en nuestra cama, desconcertado, sintiendo como este aire repulsivo me aprieta los pulmones. Esta oscuro aún, el tabaco desparramado en el velador me alienta a repetir la angustia de no querer seguir siendo.

Enciendo un cigarro, tal vez para fastidiarte, y veo como mi rostro arrogante desde el otro lado del espejo se despoja del ego, se aniquila como por dentro, y me mira con vergüenza. Me veo, sentado en la cama fumando, sin lugar donde afirmarme y con la palabra «decidía» tatuada en la frente.

Y te miro mi Annabel, y pienso.

Tu me entregaste el amor como el funcionamiento de un reloj de arena, lento, de a poco, hasta el punto de dármelo todo.

Te vi caer absorbida por la fuerza de gravedad y te amé, te amé hasta el delirio. No por nada en tu playa rendí olas inmensas para que pudieran bañar cada grano de arena que me diste. Y así fue hasta ahora, donde todo lo tuyo… ya no me basta.

No mentí cuando dije que en tu pelo encontraba el hogar que nunca tuve, ni te engañé cuando proclamé frente a tus ojos que mis letras te tenían como única bandeja de entrada. Pero amor, mis sentimientos como hojas de otoño se dejan llevar hace semanas hacia otro árbol, hacia otra estación, hacia otro sexo.

¿Qué haré, que haría para que me entendieras? Luego de tanto recorrer termino en este hito solitario en el que me desconozco.

Yo te prometí mi tiempo y mis palabras, y aquí estoy, incumpliendo sin posibilidad de indemnizarte el perjuicio que recibirás mañana, junto al pan tostado que te prepararé sin amor alguno.

Me odiaras mi amor, romperás nuestras cosas como siempre, pero ésta vez con una rabia diferente, con la única emoción desenfrenada en que te entenderé, y luego te diré adiós sin nada en el bolsillo ni en el corazón que me recuerde a ti. A mi princesa que todo me lo dio, por la que hoy… ya nada siento.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS