Me pongo en su lugar

Me pongo en su lugar

silvia bregar

02/01/2019

Aunque no soy una persona triste, ni depresiva, ni negativa, ni quejosa, son muchas las cosas que me producen tristeza, pero pocas las que en verdad rompen mi corazón.

Me supongo que a la mayoría de la gente también les ocurre, ver el sufrimiento de los demás, me deja sin fuerzas.

Soy una agradecida a la vida, porque no he tenido grandes cosas por las cuales sufrir, más bien, me considero afortunada.

Cuando observamos a través de las pantallas las necesidades de las personas que viven en el desierto sin agua y con casi nada de alimentos, esos niños alegres jugando me transmiten, a pesar de todo, un dejo de felicidad. Es lo único que conocen, no se dan cuenta.

Cuando veo la destrucción de ciudades en medio de la guerra y la cantidad de muertos que esta produce, me parece tan lejana, que tampoco me termina de partir el corazón.

Las “pateras”, como dice la canción de Chambao:

“Muchos no llegan
Se hunden sus sueños
Papeles mojaos
Papeles sin dueño

La impotencia en su garganta
Con sabor a sal
Una bocanada de aire
Les roba otra oportunidad”, describe desgarradoramente la situación de un colectivo de personas sufrientes desplazadas por el hambre. Nunca son bien recibidos, ellos lo saben. La mayoría devueltos, como si fueran “objetos”, adiós esperanza. Esto sí me rompe el corazón. Los desplazados, me pongo en su lugar,

Ahora donde estoy, ya no tengo como subsistir, no tengo alimentos, nadie me protege, no hay leyes, no hay gobierno, nada queda. A duras penas y pagando fortunas, consigo subir a una patera con la única esperanza de llegar a la otra orilla. Imagino un porvenir, una vida tranquila, normal.

Me pongo en su lugar, soy una de ellos, somos tantos en esta carcaza, casi no cargan ni agua ni comida. Apretados, me pregunto cuánto tiempo lograremos sobrevivir. A mi lado madres con bebes, niños llorando de hambre, embarazadas, todos pugnamos por ocupar el lugar que creemos nos corresponde, Over Booking, diría American Airlines. A nadie le importa si cabes o no, de todos modos, ¿llegará la mitad? ¿Lograremos sobrevivir? A nadie le importa, somos tantos…..

Tampoco del otro lado nos quieren, mano de obra sin calificar, escoria, rechazados, encima de color, con otras costumbres, otra idea religiosa. Así nos ven, nos tienen miedo, no nos conocen, no saben cómo seremos, no se arriesgan. Viven tranquilos ¿para qué?

“Tanta injusticia me desespera
Ponte tú en su lugar
El miedo que sus ojos refleja

La mar se echó a llorar

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