Calla, calla, Calavera.
Noches llenaste con tu cabellera
larga, frondosa y ondulada
que rodeaba tus gestos y mirada
hechicera de amor, mi solitario lugar
pero te fuiste en realidad sin nunca estar.
Calla Calavera ingrata,
que por donde va pasiones desata
y yo, sin saber si frenar o darme prisa,
me perdía en tu encanto loco de sonrisas
y de besos y mordiscos y de ganas…
y ahora en el vacío que a la perfección llenabas.
Calla Calavera, silencio.
Quedé siempre esperando otro anuncio,
otra cita o frase, canción o verso
pero, ni aún con el poder del universo
y la energía de todos los cuerpos celestes,
trendré poder o facultad para que te manifiestes.
Quédate así Calavera, no hagas nada.
De la impresión mi alma recaería encantada,
tu voz me embrujaría de nuevo y sin poder
sinceramente ante este influjo nada sabio hacer,
pensaré, pero caeré por tus ondas alcanzado
y diré: volviste sin volver pero al menos ha pasado.
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