Aquella mujer que siente y no deja,

perfecta es ella ante los ojos,

el tacto siente su pureza y no la deja,

mujer de él y a la vez mía.

Siento vergüenza al no amarla,

pero amo a tantas, como la luna

a sus estrellas.

Ante ella, yo la amo,

aún cuando las busco perdido,

acogen el placer y la felicidad.

La noche sirve para amar,

el brillo de su cama pasa a la mía

su sudor compartido humedece la ventana,

lo raja y el viento de la noche nos incita

a continuar el placer prohibido.

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