S.I. (5) (relato)

Ese día, el mundo en el que vivían estos dos seres tuvo que esforzarse de más para que se encontraran. Las calles y caminos estaban tomados para que él y ella se juntasen y así fue ese día. El humano más importante de la otra mitad del planeta pasaba justo a metros de ellos. Había mucho alboroto.

La energía desatada pasó de escala planetaria a local y del continente a la villa y llegaría hasta sus mismas habitaciones.

Luego de fundirse en cuerpo y alma haciendo el amor por segunda vez se dijeron:

-Hermoso.

-Hermosa.

-Vamos demasiado rápido.

-Sí, es verdad, vamos demasiado rápido. Pero no importa.

-Hay muchas cosas de nosotros que no sabemos.

-¿Como qué? Por ejemplo, ahora me vas a salir con que un novio. Dijo sin ni siquiera pensar verdaderamente en las consecuencias.

-Es mejor no preguntar demasiado. Le respondió ella, haciendo este leve y raro gesto temido por muchos.

-Dime.

Silencio incómodo (1)

-Amor, decidí que no te lo iba a decir pero… Sí, hay alguien. Está de viaje desde hace tiempo ya y está por regresar pronto.

-¡WTF! En serio…

Ella lo miró sin decir nada. Él se sentó en la cama sin saber tampoco qué decir, sin asimilar aún el asunto.

Silencio incómodo (2)

Frío.

-En serio… repitió.

-Sí. Coño, esto es como lo del gato de Prévert… No debí decírtelo nunca. Me gustas demasiado. Siento que podemos llegar lejos. Me casaría con un hombre como tú.

-OK. Termínalo entonces. Ya dile. ¿Cuándo llega? ¿Cuánto tiempo llevan?

-No, para. No quiero que preguntes nada. No tengo que responder tampoco.

Silencio incómodo (3)

Él, haciendo un gran esfuerzo contuvo la lágrima que ya iba a salir. Haciendo otro logró hablar normalmente. Ya iba entendiendo, ella lo notó todo.

-Solamente esto: Si hipotéticamente este tipo llegase mañana, así, de repente… ¿Qué pasa?.

Silencio incómodo (4)

Largo. Él casi lo quiebra en dos ocasiones. Finalmente ella contestó:

-Tendremos que dejar de vernos un tiempo, semanas… tal vez meses. No quisiera perderte pero lamentablemente no te puedo dar lo que tú mereces y yo anhelaba.

-¡Qué putada! Verdad que esto es como el fucking pájaro de Prévert. Y se levantó de la cama.

Fue al lavabo y luego tomó agua, o quizás fue al revés. No fumó. Al regresar ella ya dormía y luego él hizo igual con la ayuda de la música bajita y del incienso quemapantalón.

Él partió en la mañana pronto. No pudieron ni tomar café juntos pero quedaron en verse luego. El día se complicó y finalmente no se vieron. Todos hablaban aún de la visita del más alto jerarca antípoda y de cómo se paralizó la ciudad en esta ocasión.

Al otro día las últimas palabras que se dijeron después del tercer y cuarto silencio se volvieron realidad. Pasó justo lo que habían hablado. También lo del gato y el pájaro.

Y es que en este caso también es muy cierto: «Il ne faut jamais faire les choses à moitié».

No se han vuelto a ver.

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