Como te envidiaba, siempre mirando al frente, de una manera que despertaba, en mi las ganas de seguirte, esos ojos tuyos, que miraban dentro de todo, esa sonrisa tuya que reconstruía mi todo, esas pequeñas orejas tuyas, que parecían oír el llanto, de mi corazón quebrado y mi alma hecha pedazos, esos cachetes tuyos tan suaves y a la vez delgados, esos que se hinchaban al sonreírme, a pesar de permanecer ahogados, como te quería, por estar siempre a mi lado, cuanto me destruía la ternura de tus ojos, porque siempre que sonreías, en ti un sentimiento extraño, sé que querías esconderlo, guardarlo, encerrarlo, de que era aquello de lo que permanecías cautiva, que era aquella niebla en tus ojos negros, ocultabas,tu tristeza, mientras te destruías a pocos, esa sonrisa forzada, esos ojos insensibles, como odiaba yo, esa extraña y fría tristeza, la cual no compartías, la cual solo escondías, como resumirlo todo y en tu todo yo perderme, como despertar sin ansias de verte, porque era lo tuyo tan simple, delicado, porque todo lo tuyo permanecía callado, porque lo tuyo me miraba, miraba hacia el pasado, porque sanaba heridas, porque no llenaba tus espacios, porque sufrías en silencio, se supone te hallabas en mis brazos.

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