Mientras marco tu numero en el teléfono mi corazón tal parece saldrá corriendo y en mi mente las palabras desaparecen, que tal si iniciamos con un ¡hola! Deseo preguntarte como estas, lagrimas recorren mis mejillas, porque es tan triste recordarte, eras esa historia que entre sueños encontré.

recuerdo aquel frio agosto, ya entrada la noche atravesando la oscuridad, las luces sobre el techo, estaba acostumbrado a observar tus mejillas, bien lo recuerdo tuve miedo dude, no te abrace, sonríeme, deja de lado tus tristezas, construyamos juntos algo mejor, ojalá te hubiese abrazado bajo esa última noche estrellada, asi dejaría de sentir remordimiento.

ese día en el cual deje de ver tu sonrisa la cual se perdió en el bosque, la cual mato mi alegría, si lo sé entre nosotros siempre existió un muro que nos detuvo a querernos, no te entiendo, pero quiero entenderte, alguien dijo una vez que la vida es una historia, si te dijera “cámbiame la vida” ¿Qué harías? constrúyeme tal vez asi sienta el cambio, ahora me doy cuenta ambos teníamos miedo de perdernos.

ahogándome en este sentir, este hondo lamento que se oculta en tus cabellos, esos hermosos destellos, casi nulo el parpadeo, mientras observaba esa mirada penetrante que me dedicabas en silencio, todo aquello que pasa, termina volviéndose irremplazable, deja de ocultarme tus tristezas quiero que las compartas conmigo.

como me dolía vivir con el temor inminente, que ese frágil y delicado cuerpo tuyo se detuviese, nunca te abrace temía que al hacerlo jamás quisiese soltarte, solo era el chico que en silencio te quería.

fuiste muy cruel al actuar tan bien, mientras con una sonrisa sobresaliente desviabas mi mirada, sin miedo a morir, digno signo de indiferencia, tristes recuerdos esos que se ocultaban en tu sonrisa, encarcelando esos tristes sentimientos, me cambié a actor y sin darme cuenta me hundí en tu vacío.

al fondo una campanilla danzante mientras en el aire se disuelve un silbar lejano con rumbo desconocido, llegare volando a donde estés, cuando alcance el viento con mis alas, quisiera devolver el tiempo, tenerte aquí a mi lado, con tu usual sonrisa esa que no se hallaba en este mundo.

nunca te abriste a mí siempre ese mirar solitario, pero dime, acaso podía huir como un niño asustado, al cual cautivaba tu ternura, mientras me decías: “me tratas como a una princesa mi rozagante caballero innato, de negra cabellera y ojos cansados que no me permite marchar sola y al anochecer me ofrece su grata compañía” eso me hacía pensar –ah fuiste lo mejor que la vida pudo regalarme, todo aquello que me queda de ti, todo siempre fue tan valioso.

la bombilla titilante me recordó el daño que el tiempo no ha cicatrizado, mientras recuerdo el inicio de aquella discusión, el lugar que mantenía cautivas tus emociones, atrapadas por el frio miedo, sonríe, no importa que, algún día esas sonrisas serán verdaderas, éramos expertos escapistas, aquellos que ocultaban lo que sentían,como era esa lagrima tuya que me reflejaba, me pregunto cuál fue el motivo o cuanta tristeza reunió al salir, porque la ocultaste de mí, recuerdo tus mil palabras, jamás yo las olvidaría, oírlas era mi tesoro y guárdalas mi alegría.

quisiera que hablásemos, hablaríamos mucho quisiera escuchar todo aquello de lo que nunca me hablaste, sonríeme dime cuanto me has extrañado, con una gentil sonrisa, mientras intento recordar todo aquello que me has dado, tus cosas, la huella que has dejado tan marcada en mí, lo que me queda de ti, volvamos a sonreír, sonriamos con esa sonrisa fugaz que nos caracterizaba.

no lo soporte el verte pálida, yerta, con el corazón helado, empecé a buscar a tientas tus brazos cálidos, milena, mientras escondido entre paredes una muralla construía, con sarcasmo solucionaba lo triste, esta, mi agonía, piensa, siente, mira me inclino ante el suelo de tu arena, dime que lo que hago es una estupidez.

abrí mis sentidos, quisiera llorar sinceramente, sin reservarme nada, me bastaría con verte sonreír, cuanto me duele sentirte tan lejos, cuanto me duele sentirte olvidada, siento un palpitar tremendo justo en mi garganta, en mi libro una oración dirigida, Dios por favor no le hagas llorar, sin dejar de hacer preguntas, sin recibir respuestas, mirando mi libro, escribiendo una nota.

el sol no me gusta hace ver la oscuridad de todo, cruel chismoso que se cuela atravez de las rendijas y marchita mis más grandes ganas de vivir, Este corazón aquí sigue en constante lamento por tu partida.

era verdadero talento, no éramos lo que parecíamos, por eso nuestra obra salió interesante, recuérdame como sonreír sinceramente, en el campo gris verdoso donde descansa tu pasado, paramos de sentir, pero seguimos existiendo, más bien paramos de demostrar de llorar por todo, de sonreír como bobos, pensamos y luego existíamos.

ahora lo entiendo bien, me mirare al espejo, me sonreiré para luego dejar de sentir, nuevamente me arreglo y sonriente al trabajo mientras intento seguir, intento descongelar este sentir pausado, dejar atrás las lágrimas derramadas, mientras el tiempo siga corriendo, ¡cruel psicópata porque no te detienes!

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS