Los días han corrido a vuestro encuentro
y se han quedado entretenidos
bajo el azul del cielo
y el verde de tus sueños.
Quiera Dios que el tiempo
no floresta bajo el silencio de tus dedos,
ni que el perdido auxilio
toque tu puerta primero.
Estoy muriendo bajo el parpadeo sabanero
de tus ojos hechiceros,
se me acabaron los suspiros
y en mis bolsillos solo quedan las migajas
de lo que algún día fueron sueños.
Me retiro los zapatos desgastados
y miro aun con ternura
las piedras que en el camino hacia ti me consumieron.
Ahora la fatiga es la vigilia de mi ensueño
y el sendero se disipa hasta perderse
bajo el espesor de lo imperfecto.
Cada mañana es el fin
porque el comienzo esta muy lejos
y pese a todo
mis ojos son los únicos que te siguen
porque todo lo demas esta muerto,
se niegan a entender
que en tu estrecho ya no quepo
y que tus píes danzantes y pequeños
ahora duermen bajo el techo de otro lecho.
Y no queda mas que hacer,
ni tampoco quiero
solo espero no sucumbir
en el mar de mis recuerdos
recuerdos que algún día fueron nuestros.
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