Amor en la Red

Las relaciones de pareja se van transformando al ritmo de cada época. El nuevo siglo la simplificó en un “touch and go” evitando compromisos a largo plazo. No se sabe aún qué está sucediendo con los sentimientos, esos que siguen siendo el motor multicolor de la vida.

Las redes sociales se multiplicaron a una velocidad inusitada cambiando caras y nombres de la persona objeto de deseo. Ya no resulta difícil un amor de aquí o de más allá. Basta tener un perfil y una foto para conocer otro perfil con otra foto… en un juego de me gusta o no me gusta, de gente descartable a un solo click o deseable a un solo enter.

En la primera década del siglo XXI Paloma se había registrado en el sitio de citas más popular de la web. y a pesar haber compartido varios cafés y de haber conocido algunos hombres agradables como para continuar una relación, se sentía algo decepcionada ante el recurrente “ verso argentino”, tan común como inexplicable en este siglo, y también un poco confundida ante la denodada ambición y pretendida superioridad que se percibía en cada chat con la inocente pregunta de por dónde vivís? del interlocutor, quien finalmente no soportaba como respuesta un domicilio más allá de sus propias fronteras sociales pudiendo llegar a convertirse en límite infranqueable del GPS, y de cualquier conversación. Tampoco le atraían a Paloma las presentaciones consumistas de su posibles compañeros de ruta, que hacían ostentación de posesiones materiales o de sus viajes enlatados arriba de un crucero.

Situaciones desopilantes fueron ocurriendo a través del sitio web. La primera fue cuando recibió un mensaje con nick, sin nombre y apellido, de un perfil sin foto que terminó siendo nada más y nada menos que una declaración de amor de su antiguo jefe de redacción felizmente casado, o la vez que descubrió en el chat al electricista del edificio, dispuesto a entablar una conversación amorosa …. Terribles momentos!!

Salvando esos detalles, lo que realmente inquietaba a Paloma era la compulsiva adicción al fútbol del 80% de los señores online, tema que se interponía a cualquier agenda de futura relación y que se sumaba cual “combo” a la declarada admiración por el televisor encendido en el living, la cocina y hasta en el dormitorio como acompañante luminoso, movedizo y ruidoso de la vida diurna, nocturna y amorosa.

Después de llegar a estas desgarradoras conclusiones Paloma huyó despavorida de sus conciudadanos y decidió explorar el mundo a través de la web, en busca del hombre ideal de otras latitudes … y con otras inquietudes.

Revisó caras y perfiles hasta dar con un portugués quien le escribió inmediatamente. En el poético mensaje, el señor de Lisboa contaba un poco de su historia personal a modo de presentación, hasta que avanzando en la lectura describía el deseo de conocer una mujer joven – sin excepción-, alta y rubia, confirmando de este modo que no había tenido tiempo suficiente para ver la foto de la destinataria de su email o sea de Paloma, la morocha argentina.

Sin sentirse amedrentada por su primera experiencia internacional, Paloma continuó su viaje cibernético y descubrió algunos perfiles de españoles que con románticas frases y claras pretensiones declaraban ser localistas, poco interesados en cualquier tipo de relación que les alterara la rutina, y no demostraban demasiada curiosidad por desplazarse fuera de cincuenta kilómetros a la redonda.

Los italianos, por su parte, así apasionados como son, se dirigían a Paloma llamándola Tesoro, persiguiendo un único objetivo, y desde las primeras líneas del chat hasta la última se lanzaban a un sex tour, sin mediar presentación ni conversación alguna.

Hasta aquí se habían agotado las opciones cercanas a la idiosincrasia argentina. Pero bueno, no estaba todo dicho!

Qué tal un francés? Sólo pensar en que un francés pudiera decirle mon amour al oído era razón suficiente para desplegar su ilusión romántica en el sitio web! Descubrió algunas caras amigables, perfiles de viajeros empedernidos y amantes de la cultura que aparecían con su foto y descripción traducida al castellano.

Paloma dudó durante un tiempo y no se animaba a chatear ni a incursionar por tierras de las que sólo conocía unas pocas palabras que había aprendido en el colegio secundario! Tres años de francés para saber decir únicamente “ bonjour” “ le soleil ne brille pas” y “la marguerite est blanche” … una vergüenza! Qué desilusión hubiera sido para la profesora Madmoiselle Fournier que tanto amaba dar clases en el aula, y hasta regalaba golosinas como premio del día del estudiante!!… Pensándolo bien, mejor sería volver a la Argentina, y amigarse con el mate, el verso y el fútbol, reflexionó Paloma.

Entre tanto, las obligaciones cotidianas eran el cable a tierra que necesitaba Paloma para seguir adelante.Trabajar free lance para la editorial durante el día, y contar con tiempo libre para practicar deportes y reunirse con amigos, compartir las tardes con sus hijos, cenar juntos los tres, o los cuatro o los cinco, según fuera la cantidad de invitados que se sumara a la mesa, hacían que la semana pasara volando.

Un sábado de mayo, Paloma volvió a abrir el chat, y encontró un mensaje de Dan, escrito en perfecto español donde contaba que había estado en Buenos Aires hacía un año atrás. Era oriundo de Toulouse, ciudad donde se fabrican piezas para aviones y donde su familia se había dedicado a la tapicería de aeronaves. Él se había graduado en la universidad y desde hacía ocho años vivía en Ille de France por cuestiones de trabajo.

A Paloma le llevó unos días comprender que Ille de France era París, y algunos más para sentir que Dan y ella tenían inquietudes en común. Aquella noche se contactaron online, y la charla se prolongó hasta la madrugada. Dan hablaba un poco en español y otro poco en inglés. Era un hombre soltero, interesante y atractivo. Le encantaba viajar, y a Paloma le gustaba escuchar sus anécdotas … y su voz.

Las charlas se prolongaron durante días, y fue tal la atracción mutua que en menos de un mes Dan tenía su pasaje aéreo para Buenos Aires. Paloma estaba perpleja y contenta a la vez. Hizo malabares para preservar a su familia de esta aventura. Consiguió un departamento para alojarse durante su estadía en Buenos Aires, y contrató un tour para viajar juntos y disfrutar del paisaje del Noroeste argentino que Dan no conocía. Todo fue de maravillas!

Dan volvía a Buenos Aires cada tres meses y consolidó una amorosa relación con Paloma, con los hijos de Paloma y hasta con el temible rottweiler! Los reencuentros eran una fiesta, suponían estadía en Buenos Aires además de alguna escapada consensuada por el país y hasta Chile y Perú. Paloma compartía de buena gana este amor aventurero, libre y respetuoso, tanto fue así, que cuando la relación avanzaba … dejaron de verse. Dan le habló madura y francamente de su modo independiente de encarar la vida. Ella lo entendió claramente, se sintió reconfortada por esa relación sincera y amorosa, aunque le llevó algún tiempo recuperar la alegría … y su perfil en la web.

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