Un día tras otro de calor abrasador

Me regocijo en el astío de mi vacío

En el pupitre de donde soñaba ser un triunfador

Y vencía los problemas entre amor encumbrecido.

Quizás fuera un enamorado del romanticismo

Un nostalgico empedernido

Que visitaba la soledad cada madrugada

Me besaba y abrazado a ella quedaba dormido.

Siempre hubo piedras en mi camino

No es que me diese miedo volar

Es que entre realidad y sueños

Siempre se imponía un profundo abismo.

Quizás sea yo, soy imperfecto

No eludo responsabilidades

Pero a la hora de la verdad

Siempre vi tu espalda huyendo » amigo».

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