Te Quiero

Después de esa tarde fría y lluviosa Hanna se propuso no volverlo a ver, aunque haya tenido como último día el mejor de toda su vida.
Caminaba mientras escuchaba su Setlist de Morrissey, solo buscaba despejar su mente y sersiorarse de que la desición que había tomado, era la correcta.
Estaba siendo un tanto cruel y injusta, pero ya era tiempo no? Siempre me había preocupado por los demás y ya era hora de hacer algo por mí. Horas antes habíamos quedado en vernos con Andrés, lo volvía a ver después de dos semanas para ser más exactos.
Caminamos mientras conversábamos de cómo nos había ido en el día, de los problemas que nos surgieron hasta de nuestro atuendo. Particularmente ese día vestía de chaqueta negra, pantalones negro, camisa vintage blanca y zapatillas blanca con unas mayas como medias que se dejaban ver muy bien, él salía del la oficina, tenía un terno gris, era un plomo claro, le entallada muy bien, corbata y camisa blanca, nunca lo había visto así, no pude quedarme solo ah observarlo así que tome de su mano y le hice dar una vuelta, el sonriente hizo caso, al terminar lo abrazo y le dije, me gusta! Ambos nos reimos. Decidimos seguir caminando y me dijo:
– Son las mayas enteras? – con una sonrisa pícara.
– Te refieres a los que me quedan a la cintura? – mientras recorrí mis dedos de la mitad de mi pierna a mi cintura, era muy divertido hacerlo fantasiar.
– Sí – volvió a dibujarse la misma sonrisa en su rostro.
– Pues….. – dije mientras me acercaba a su lado – No, son medias.
– Ay, que pena. Me gustaban tus otras mayas.
Nos miramos y hechos a reír.
– Quieres dejar de observarme ? Concentremonos en el camino que todavía no me haz dicho en que dirección vamos – este tipo de conversaciones siempre me ponían un poco nerviosa y no era común pero aveces me sonrojaba.
Llegamos a la avenida, todos los carros pasaban invitándonos a subir. Subimos a uno de ellos, eran carros informales, el ser informal ya era algo interesante para ponerlo en debate y así fue.
Nos pasamos media hora debatiendo el tema, ambos discrepabamos pero había un punto bien difícil e interesante, ni a él ni a mí nos gustaba perder y eso era un gran problema, él es un tipo bastante inteligente, demasiado diría, y yo bueno hago el esfuerzo pero me defiendo, me defiendo en base a la razón y las consecuencias del problema.
El debate iba tener para rato, y para ser sincera ya no tenía ganas de discutirlo así que tenía que ser yo quien bajé las manos, literalmente.
Entre esas discusiones ya nos habiamos alejado bastante de donde subimos. Mire por la ventana y reconocía muy bien el camino. Lo miré y sonreí, no hacía falta hablar, me abrazó y me acurruque a su lado, era bastante cómodo.
– Quieres caminar un poco?
– Claro, me gusta caminar a estas horas.
– Bien, bajemos aquí entonces.
– Bien.
Bajamos y caminamos en dirección que nuestros instintos ya sabían, estábamos en conexión. Mientras caminabamos hablando me rodeó con sus brazos y me dió un cálido beso, correspondí segundos después de quedar en shock. Siempre le gustó tomarme por sorpresa y a mí me gustaba eso me hacía comprobar lo que sentía por el, al minuto podía tener esa obvia respuesta.
Para darme cuenta ya eran las cuatro y media de la mañana, no quise irme pero debía.
Me pidió un UBER el cual llegó en cuestión de minutos para entonces ya todo estaba consumandose, apreciaba por última vez su figura, su cara, sus labios, su mirada, me detuve a mirarlo y me quedé un par de minutos en ese estado mientras miles de ideas se me pasaban por la mente. El carro llegó y se estacionó, me acerque a abrazarlo, era mi último abrazo así que lo apreté con fuerza y rose sus labios, el me siguió sosteniendo y nos quedamos unos segundos más hasta que no pude más, se me iba hacer difícil mientras más cosas pasaban y más afecto recibía así que me apure por entrar al coche, me miró hasta cerrar la puerta y me fuí, mi cuerpo se sentía inmóvil, como si hubiera salido de una batalla, me quedé sin aliento, iba en el asiento trasero del copiloto asomada por la ventana con la mirada perdida. Llegue a casa y minutos después me llegó su llamada para sersiorarse que había llegado bien, contesté entre susurro, «todo bien, llegue bien no te preocupes» y corté, me dije porque fue tan oportuno su llamada? Estaba justo en mi cuarto, ya dentro de casa cuando llegó su llamada, entonces recordé que me estaba haciendo el seguimiento desde su móvil por la aplicación del Uber.
Bien, me envolví en mi colcha y me puse a recrear toda la escena desde que nos vimos mientras sentía mis ojos arder a punto de soltar unas lágrimas, era el inicio del final, agarre mi teléfono y le envié un mensaje al watssap para mi suerte no estaba conectado, escribí dos líneas y procedí a blokear, está vez estaba decidida, aunque estaba destrozada por dentro, aunque me moría de pena y dolor, está vez podía hacerlo, aunque me quedaban pocas fuerzas para ello. Por fin lo hice, una vez blokeado, dormí con la sensación de estar en medio de un desierto mientras escuchaba a Morrissey, una vez más.
Ah la mañana siguiente me empezaron a llegar mensajes de texto preguntando si me había pasado algo, no respondí ninguno, y así pase el día entre sus mensajes y llamadas, entre al Facebook para distraerme pero también encontré ahí su mensaje, decidí cerrar esa cuenta y continuar mi dia, amaba quedarme en casa y así fue , sábado y domingo me pase en casa sin salir. Hoy es el tercer día, sigo fuerte y para variar me llegó su llamada justo cuando escribía este texto, tampoco contesté.
Me encuentro en el carro camino a hacer mis deberes y comprar algunas cosas para la casa y no puedo apartar sus recuerdos que me vienen una y otra vez a la cabeza y siento como se me hace un nudo en la garganta y tengo unas ganas inmensas de llorar, es un gran esfuerzo el que estoy haciendo pero que más da, siempre supe que el amor no mata.
Viernes 7 de junio del 2018.

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