la ciudad del poeta
solo sirenas incesantes
surcan los caninos internos
de un yo que no conozco,
un yo lleno de vidrios y callejuelas,
lleno de perros sarnosos
que buscan entre la basura
lo que nunca encontraran;
los siento a todos¡
vagan dentro de mi
y quieren salir,
cada vez se torna
mas difícil contenerlos,
seres amorfos y grotescos
arañando entre mis tripas,
acabando con lo poco
que resta de mi,
encendiendo fogatas de cartón
mientras beben vino agrio,
siluetas bagas deambulando
bajo la tenue luz
que de mi alma emerge.
caras rotas y sucias
risas muertas y muecas,
todos ellos esperando su turno;
con deseos de estallar
en un montón de letras
en un delirio literario,
desdichados, y desdichado
quien con ellos carga.
Mientras tanto, afuera
nada para ¡
todos caminan y nadie mira
las hiedras que creen por el suelo
cáncer y sangre tapizan las calles,
saliva y lagrimas
bañan lo poco que resta del día.
En lo mas profundo de mi
se concentra el mismo infierno
en un punto diminuto,
que crece con cada respiro
de un mundo contaminado y enfermo
que ya comienza a parecer.
es noche y todo se trasforma
ruego a Dios, el sabrá porque.
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