Querido diario,

Ayer conocí a Alberto, un chico guapo, encantador, atlético… Uhm, una monada. Está en el mismo curso de mi hermano, en noveno, pero en la otra clase. Uhm, mi hermanito, cuánto le quiero. Es un cielo. Muchas de las chicas de mi curso en séptimo están locas por él; pero él, o no se entera, o no le interesa. Porque ni caso. Creo que Alberto y mi hermano ni se conocen. Al menos nunca los he visto juntos, ni cruzando una palabra en el recreo; además, el grupo es muy grande.

Alberto, no hagas como mi hermano, fíjate en mí. Yo soñaré contigo todos los días, te lo prometo. Uhm Alberto, hasta sería capaz de escribirte una poesía. En fin, querido diario, encenderé una vela todos los días a la Virgen del amor, que seguro que hay una, y esperaré que Alberto venga a mis brazos, a mi boca, a mi…

Querido diario,

Por fin mis velas funcionaron. Dejé caer los libros en la puerta del colegio, justo cuando Alberto salía. Él se detuvo para ayudarme a recogerlos. Me miró y yo mordí un poco mis labios cuidadosamente cargados de carmín rosa y me incliné un poco, sólo un poco, para que pudiera notar mis pechos duros, que podría tocar y besar si fuera mío, y mi falda corta dejó entrever también algo de mi intimidad. Alberto se estremeció. Se puso nervioso. Apenas fueron unos segundos, pero creo que fueron suficientes. ¡Estoy tan feliz! Hoy pondré dos velas. Sólo de pensarlo mi corazón se vuelve loco. Si mi hermano lo supiera estaría perdida. Sólo soy una pequeña conejita nerviosa en las garras del lobo Alberto; sin voluntad, rendida a la suya. Como le deseo…

Querido diario,

Hoy Alberto me arrinconó en el patio. Parece que tuvo un accidente porque tenía moratones en la cara y los brazos. Su dureza me excitó. Por un momento pensé que me desmayaría. Ya no quedaba nadie. Solo yo, mirándolo, devorándolo con los ojos. Alberto se me acercó. Me apretó contra la pared, donde nadie pudiera vernos. Y me besó. Un beso muy largo y salivoso. Y tocó mis pechos por encima del uniforme. Y luego bajó hasta la zona prohibida y metió la mano. Pensé que me moría. Tenía mi sexo muy húmedo. Si en lugar del patio del colegio estuviéramos en algún lugar solos creo que hubiera tenido un orgasmo. Me cogió la mano y la empujó hacia su pantalón y toqué aquella cosa dura pero me aparte corriendo y le dejé con las ganas. Estoy muy nerviosa. Nunca antes había sentido nada parecido. Oh, Alberto, cuanto te deseo. Pero si quieres el fruto prohibido de mi virginidad tendrás que pasar por muchas otras pruebas. Aunque percibo que eres un animal sediento y salvaje. Estoy confusa. Hoy pondré sólo una vela. Pídeme que nos veamos lejos del colegio. Por favor, pídemelo y verás de qué cosas soy capaz…

Querido diario,

Hoy Alberto ha venido en una silla de ruedas. Le han partido las piernas. Estaba con otros dos en el patio, a la hora del recreo, pero cuando me acerqué al grupo y me vio salió disparado, como si hubiese sido yo misma la que le hubiera roto las piernas. Ay Alberto, eres todo un misterio. Le hablé de ti a mi amiga Sofía y me contó que habías violado a una chica en octavo. Eso no se hace Alberto. Eres malo, muy malo. Sólo me dirigía hacia ti para escupirte en la cara, delante de tus amigos. No te quiero cerca de mi a menos de diez metros Alberto. No quiero volver a saber nada de ti. No existes.

Querido diario,

Espero que mi querido hermanito jamás lea estas letras. No he vuelto a ver a Alberto. Pregunté por él y me dijeron que intentaron atropellarlo con un coche rojo; un coche igual que el de mi hermanito. Estuvo en el hospital muy grave pero no dijo nada al respecto. Cuando le dieron el alta se cambió de colegio. ¡Qué cosas tiene la vida Alberto!

Hoy me han presentado a un chico y no puedo dejar de pensar en él. Es alto, precioso, delicado, atlético… Uhm… No voy a escribir su nombre por si acaso mi hermanito, por casualidad, leyese estos pensamientos y sentimientos. Pero es de su clase. Es de su clase y su nombre empieza con A. Mañana encenderé una vela para que se fije en mí…

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS