Mujer de Otoño y un poco de ti…

Mujer de Otoño y un poco de ti…

Mujer de Otoño

Me veo como mujer de otoño,

de pensamientos profundos e infinitos;

de hojas caídas y marchitas, dispuesta a volver a florecer.

Me veo, como mujer perenne, dada a los sueños perfectos,

de incautos momentos que apacigua el agua al amanecer.

No hay referencia que pueda poner,

me veo, tan distinta como una gota de agua,

como un copo de nieve que cae de apoco

y que mira el mundo por primera vez.

Pero en el otoño muero y soy,

la mujer que nadie desean ser por sólo ser,

la mujer que nadie desea tener, sólo por tener;

así me veo, tan llena de todo y sin miedo a nada.

Mujer que muere de noche y renace en cada amanecer,

mujer que mira atrás sólo para revalidar lo que ya sabe;

que aún, con el corazón desgarrado se levanta,

se mira así, se mira Mujer.

A la orilla del mar

Caminos del mar nos llevan tan lejos de la primera vez.

¿Quién nos permite sentir lo divino,

lo tan anhelado y deseado?,

sólo por decir: ¡Tu piel!

A no ser que me esquives,

me hagas perder la brújula con la que llegaba a ti;

y así, yo sin destino, tú tan divino,

me retornes hasta la orilla del mar, dejándome allí,

a donde comenzamos a sentirnos más que amigos,

donde las pléyades nos encontraron buscando caracolas,

y viajamos descalzos hasta la última estrella,

mientras mis piernas te abrazaban y mis labios te probaban

que no sólo los besos o las palabras,

podían hacernos sentir bien.

Decirme tuya o decirte mío,

no fue precisamente lo que hicimos bien,

fue justo lo que nos salió al revés,

donde perdimos el rumbo y la orilla del mar; ahora se,

¡no podía volver a ser lo que al principio fue!

Las estrellas nos miran, y ven,

que lo que un día fuimos y quisiéramos volver a ser,

mientras todos los caminos nos alejen de la orilla del mar,

donde fuimos más que amigos, una, y otra vez;

no habrá nada que podamos reconocer,

sólo la orilla del mar, las caracolas

y las estaciones una a una,

que no podrán volvernos a sorprender.

Estulticia

Baila a mi lado estulticia,

dime que ha sido mi mejor amiga,

la que cuenta mi historia y pone freno,

cada vez que intento poner distancia

entre la suerte y el tropiezo.

Dame la oportunidad de demostrarte

cuan comprometida estoy contigo;

pues al parecer no suelo aprender,

ni de mis propios caminos.

¡Ríete de mí!, no importa.

Sé que eso te hace sentir bien,

te devuelve a la vida,

mientras que yo no consigo ponerme de pie.

Tan frágil es la línea que divide mi ser,

la que se sabe cuerda y entendida;

mientras que mi yo implacable e iracundo,

es por mucho más de lo que podrías tener.

¡Baila conmigo estulticia!

¡Bailemos hasta el amanecer!;

que la vida que elegí,

no se acerca siquiera al sueño que nos hizo amigas,

y que, sin embargo, nos mantiene unidas,

porque somos dos, en una sola piel.

Tan llena de ti

Pusiste mi piel a temblar,

confundiste las horas y el lugar;

el juego dolió como duelen los sueños al despertar,

dadivas de amor de las que ya no dan.

Penetraste a lo más profundo del mar,

la sal de mi agotado despertar;

al saberme tan llena de ti, vi,

las mejores notas y los brotes de las hojas

donde ya no solían salir.

Me hiciste recordar,

que una mujer nunca deja de ser de piel,

de sentir, de querer vivir.

No deseo despertar,

me niego a no sentirte más,

dependo de tu aliento para respirar; de tu fuego,

que me hace temblar cuando me llenas de ti,

cuando de tu pecho tu latido me hace sentir

que vivo de un sueño, que vivo de ti.

Amante de las letras

No te puedo engañar ni con la piel ni con la voz,

las palabras son los amantes que me arrancan el corazón;

son mi pasado, mi presente y el sepulcro de mi voz,

las que dictan mi sentencia y se burlan de la decencia,

pues parece que les gusta revolcarme en la locura

y vestirme de ramera porque simplemente soy, lo que son.

Palabras que en boca de todos están,

palabras que en cualquier hoja se pueden recostar,

como las que suelen verse por las esquinas de cualquier lugar.

Soy la amante de las letras;

las que tienen de sobra,

pero faltan cuándo se necesita aclarar,

que no son besos ni deseos por otra piel.

Son las hojas y la tinta que me hacen recaer,

en esta adicción; en las palabras,

en los poemas que me hacen perder la razón.

Soy tan débil ante ellas que en poco tiempo

mi escueta presencia se difumina,

al grado de no saber ni quien soy.

De noche o de día no importa el lugar,

vienen a mí y con arrebato,

con ironía, me desnudan el alma,

penetran mi corazón,

violan mi pensamiento hasta el agotamiento,

hasta que broten de mí palabras; que,

aunque mal sonantes o perfectas en composición,

son la pura esencia de los amantes de mi vida,

con los que tengo mil aventuras,

delante de ti, o detrás del sol.

Adyacentes

Un reflejo sombrío en el escaparate de un optimista,

me traiciono mi otro yo.

Hojas de otoño al viento,

fosas de llanto,

frases que el cielo va dejando, va haciendo de la fuente

un pedazo de estiércol de mi corazón.

Uno a uno, siempre fuimos dos,

nos dimos la vida y agotamos las caricias;

adyacentes historias con épicas victorias,

y caminos cubiertos de diminutos recuerdos,

que el primer soplo de viento, alejo.

Quisiera retomar mi historia,

romper con las tradiciones para evitar la culpa

y no cargar nunca mi cruz;

así vivir, el resto de mi vida,

para no culpar a nadie ni arrastrar conmigo

a los hijos o al amor.

Unidos hasta la medula de la inconciencia,

no se miraba donde comenzabas o donde terminaba yo;

adyacentes del todo perdidos del mundo exterior;

y, se nos olvidó el respeto por el otro,

pareciera que nunca existió,

pisamos los sueños y destruimos los anhelos,

y las ganas de hacernos el amor.

Porque fuimos presos del miedo de estar lejos;

hasta que lejos fue, nuestra única opción.

Adyacentes,

vértice que por el uso se rompió;

quedamos sin un común denominador,

pareciera que por pena, pero fue la indiferencia,

la que en estiércol convirtió mi corazón.

Flores de Otoño

A llegado el alba del primer día de otoño,

donde girasoles bailan en la brisa,

y sus pechos se agitan después de amamantar virtudes,

de dar vida a otras generaciones.

Las más hermosas flores han dejado de ser brotes de pálido color.

Su experiencia las hace diestras en las enseñanzas del corazón

y no las detiene el tiempo,

ni las espanta cualquier gorrión que pretenda ser halcón.

Sofisticadas y delicadas, flores de otoño son;

resisten las inclemencias,

encienden llamas, y no podrás cortar sus alas

ni ponerles freno o truncar sus sueños;

porque para entregarse necesitaras,

más que la razón.

Las marcas de mi piel

Mi cuerpo lleva las marcas de cada batalla librada,

y cada batalla perdida,

son esas marcas las que me hacen vivir cada día,

en ellas se genta mi carácter,

mis sueños, mis alegrías y hasta la melancolía.

Son imborrables y visibles,

porque necesitan de la luz para alimentar mis egos;

no valdría la pena esconderlas,

sería como tratar de tapar el sol con un dedo.

Y aunque me quemen por fuera o por dentro,

las prefiero visibles, no las selecciono,

esas marcas son mi esencia,

la voz de mi corazón, lo más importante de mí,

que me hacen ser quimera para algunos y, para otros,

el reflejo de su ser o la voz de su conciencia.

Sin promesas

Las promesas son como el alcohol,

se evapora al entregarse por la noche,

y al amanecer se olvidan.

¿De qué sirven las palabras?

Si cuando te haya dado lo que de mi deseas,

y ya no sacie tus ansias ni mi cuerpo te sea útil;

te alejaras con ellas.

Las promesas son como las olas,

llegan con tanta fuerza y son fáciles de creer;

arrastran con ellas el coraje, la ropa y la decencia.

¿Para qué hacer promesas?

Si al final del día,

cuando las hojas estén marchitas

o el cielo nocturno sea lo que mejor me vista.

Serán las mismas palabras las viejas promesas,

las que mi corazón añore y por más que me convenga,

nada ni nadie entenderá mi proceder,

no entenderán porque lloro,

porque anhelo del pasado lo que una vez me hiso sonreír.

En las promesas que hagas estará dictada mi condena,

daré por hecho que me debes las mejores horas de mi vida;

mis labios, estarán sellados

pues yo no acostumbro a hacer ningún tipo de promesa,

me basta con hacer, que cada día sea mejor que ayer.

Para llenarte la piel y el corazón de placeres,

no hacen falta promesas que nunca podría cumplir

ni de las que podría llevar la cuenta.

Para darme con libertad no tengo que hacer ninguna promesa,

que te basten mis alas, mis opiniones y la razón del corazón,

con la que te puedo hacer sentir que todo vale la pena.

La cuerda frágil

Es difícil mantener la cuerda sin tensar,

mientras tiras reclamos y te metes en mi espacio vital;

mientras llenas los momentos con mis faltas

que sólo tú logras recordar.

Ya no te soy suficiente,

ya no soy la joven llena de vitalidad que muchas veces

te hizo despertar la pasión, y que hoy dices simplemente:

¡Ya no te siento más!

Y siento entre mis manos, el lazo que nuestros años

han logrado formar y es tan débil, tan frágil,

que cualquiera de los dos si tiramos de él un poco más;

terminará por romperse

y nuestra historia será olvidada para siempre

y sencillamente, no quedara nada que podamos rescatar.

Ser pensamiento

En lo más profundo del Ser, yace un bosque de pensamientos,

inquietos por mostrarse al mundo,

por hacerse presentes y lograr ser lo que sólo en sueños pueden ser.

Pensamientos que nadie entiende,

porque nadie logra comprender que lo que está en lo más profundo del Ser,

es, su verdadera esencia, nunca jamás escuchada

ni pintada, ni siquiera descrita.

Y el Ser es la sustancia infinita,

la que nunca acaba, pero está

integrada en la justa medida de cada quien.

Se puede ser parte de él,

pero en la profundidad de sus pensamientos,

en el bosque más espeso donde sólo te podrías perder;

está, la verdadera razón de su existencia,

el punto, donde emerge la luz de la obscuridad,

de donde se ha creado el universo sin un big bang, sin un vaivén,

de pensamientos consagrados al infinito;

que, sólo el Ser logrará por siempre comprender.

1er. Motivo

He llegado pensar, que el mundo lo haces tú,

está tan lleno de vida y tan exacto

que no me cabe la más mínima duda,

lo haces ser mil veces mejor que ayer,

pues ayer, estaba si ti,

y hoy, tú eres la causa de mis alegrías.

Si el viento sopla, si cae la lluvia o hasta si el sol se oculta de mí,

nada de eso me afecta si lo comparto contigo; sólo se,

que mi vida es mucho mejor porque tu estas allí.

Eres el sentido de mis causas perdidas,

la mejor parte del día,

la historia que no tiene fin.

2do. Motivo

No es cuestión de hado que hoy me deba a ti,

pues todo mi mundo gira alrededor de ti,

cada mañana te dedico el día entero

y cada noche espero verte en mis sueños.

Esta presente en cada cosa que planeo,

en lo que hago y en mis deseos,

tú, me tienes incondicional,

no detienes mis pasos; es más,

me haces volar aún más.

No me siento atada a ti, y, sin embargo,

todo lo que hago es para ti,

mi libertad la haces y aunque me aleje;

sé, que estarás allí cuando regrese.

3er. Motivo

Entre la luz y la noche,

entre el sonido y el silencio,

entre el azul y el deseo

mi referencia eres tú.

Puedo caminar por el tiempo,

contarle al viento mis más obscuros secretos,

lapidar cada uno de mis recuerdos;

y si quiero, escapar a lo más profundo del silencio.

Puedo alcanzar las estrellas

y robarles la luz que las despierta,

contar cada ola del mar

si tú, así lo quisieras.

El motivo de mi existencia eres tú,

y sí aun no lo entiendes,

si aun así, tú,

aunno crees en el amor que te profeso,

¡quítame la vida con tus manos!,

arranca de este mundo mi existencia,

quédate con mi corazón, con mi alma,

y aún espera,

que te amé más, que cualquiera.

No apagaré mi voz

Si he de guardar silencio,

sólo será para tomar aliento, pues,

no he de apagar mi voz.

Daré al viento mi canto,

el sepulcro no escuchará mi llanto

ni siquiera el quejido de mi voz.

Voy a levantar al cielo,

la voz de los que ya están muertos,

y, las voces de aquellos que por tristeza o por miedo,

no se atreven a levantar.

Mi voz será por aquellos que no han querido escuchar;

pues, en su voz manifiestan el dolor, la agonía y la pena,

que les causa la imperfecta sociedad.

Puedo pedir perdón,

puedo ser la voz de la razón,

o simplemente, el sonido del corazón.

Mi voz es consecuencia de las almas que manifiestan

su más profundo dolor; y es así,

que donde quiera que fuera la inocencia o la conciencia

serán mi punto de partida, para levantar la voz.

Muñeca

Muñeca de mil talentos, perfecta mujer de cuento,

femenina figura que ni el tiempo hace mella en su caminar.

Flor de cera colorida, de tonos llenos de vida,

fuente de gran belleza que a los ojos alimenta

las más variadas pasiones.

Musa de muchas letras, de esculturas y pinturas,

de inimaginables cantos y arrebatos de arte abstracto,

que nadie logra entender.

Estas tan llena de encantos,

que ha sido arranque de envidias

y hasta la muerte maldita,

te ha deseado al por mayor.

Yo que soy pasajera de esta vida,

como mujer sin estrella,

que ni curvas ni encantos contigo puedo comparar.

Hoy, que me siento la más fea,

que mi gracia es esta letra,

por más que quiera ser bella ni pintura o cirugía

me hacer parecer a ti.

Sé, que hay gran diferencia,

que mi talento lo es todo,

que mientras a ti te desean y a mí, ni de reojo me miran,

aún con esta vida, seré más feliz que tú;

pues eres muñeca de plástico,

que no habla ni camina,

muñeca de mil y un talentos,

ni siquiera podrías compararte conmigo,

yo si tengo corazón.

¿Qué dirían?

Me pregunto, ¿qué diría?

Una dama en estos días,

de esas mujeres que sólo en novelas o cuentos aparece,

que con su gracia y encantos a todo el mundo atraía,

y no necesitaba de elogios pues su virtud más notable

era educación, y decoro.

Me pregunto, ¿qué diría?

Un caballero elegante,

un hombre interesante, propio hasta para hablar.

De porte y mirada seria pero lleno de sinceridad.

Me pregunto, ¿qué dirían?

Si tan solo una verdadera dama o un caballero completo,

vieran el comportamiento de los que hoy se sienten dignos

de llamarse de ese modo.

Pena o vergüenza, horror o tristeza,

pues al parecer simplemente llegaron a la extinción.

Un nuevo comienzo

Un sol ha dado a luz un pensamiento,

se han ahogado las estrellas en el mar del cielo,

se levantó la aurora con el canto del silencio,

nada bueno ni comprensible sucedió.

Se oscureció la luna

y las tinieblas fueron punto de comparación,

así se perdió la alegría y la fe,

que ya no fue negociable, simplemente desapareció.

Los caminos se partieron,

las historias se confundieron,

y al escuchar tantos rumores,

el mundo se estremeció.

A donde quiera que mire el cuervo,

sea para arriba o en lo profundo del infierno,

donde haya vida o se manifieste el viento

habrá de nacer dolor.

Todo pasa en estos tiempos,

donde el amor y el respeto han perdido la batalla

contra el hombre que los extinguió;

y el pensamiento,

permanece a pocos pasos del tiempo

donde espera ser de vuelto, al punto donde todo comenzó.

Reencuentro

Estoy parada frete a ti,

en muchos ayeres no nos habíamos visto;

no sé cuántos, y no sé cómo,

pero ahora que estamos frente a frente,

nada nos estorba para decirnos qué paso,

para saber si en nuestra ausencia

pudimos ser más honestos.

No hay reclamos que hacernos,

las pocas horas que nos dimos al parecer nos sirvieron

y agradables ellas fueron,

hubo ausencia de besos y caricias, aunque la risa no falto;

ahora, con eso me conformo yo.

No te puedo decir que la amistad fue sincera;

bueno, por lo menos la mía sí lo era,

y me robaste el corazón, cuando nos dijimos adiós,

me costó lágrimas y tristezas,

que volviera a mí, sin guardarte rencor.

Yo, mientras roge por un beso, tierno y lleno de amor;

tú, calculabas su peso, su tiempo y medidas,

como sus pulsaciones para saber cómo son.

Y mientras di vida y sembré alegrías,

tú, escondías tus sentimientos para no ser descubierto

que te emocionabas como yo, por un varón.

Nuestro castigo llevamos por amores deshonestos,

por mirarnos como somos, por querer ser otra voz;

pero, ha pasado mucho tiempo

y mirarte nuevamente, me hace quererte cómo eres

y te digo con el corazón; -que mientras vivamos el presente,

y no perdamos el tiempo sin razón;

te ofrezco mi amistad sincera,

mi cariño permanente y las horas que me queden

por vernos tal y cual sois.

Rutina

¡Me estas matando, rutina!

Te has apoderado de mi cuerpo

y estas penetrando hasta mi alma.

¿Qué más quieres de mí?

Mi aliento se está apagando,

y los sueños estoy perdiendo;

me juzgas y me castigas por nada.

¡Me estas matando de apoco!

Y la verdad no se ni como,

has logrado apartarme de todo;

del mundo que tanto amaba,

al que le entregaba mi vida,

por seguir averiguando

qué más me podía enseñar.

¡Así pasaba mis días!

Sin hacer planes, sólo seguía

lo que el corazón me dictaba cada mañana,

y mis pasos seguían al sol o la luna,

o entre la arena y el mar,

hacia como que me enamoraba de la soledad.

¡Rutina necia, rutina ingrata!

Me quieres matar las ganas,

de correr por las estrellas,

o perderme en las praderas de sueños que ya no están;

porque te los llevaste de mi vista, me cegaste,

y hoy, me tienes presa y a punto de morir.

¡Vete! Tan lejos que no pueda verte,

que no recuerde tu nombre ni porque te deje ir.

Quiero vivir una vida, de aventuras y sonrisas,

de anhelos y fantasías donde tú, rutina,

no pueda verte jamás.

Amiga coincidencia

Ha sido curioso saber de ti

después de tantos años de ausencia,

de vernos en caminos opuestos, simplemente,

porque así nos llevaron los vientos.

Tú, en tu jungla de cemento

y yo, en mi ciudad de arena y mar,

y a pesar de nuestra ausencia amiga coincidencia,

todo parece que nos fue a pasar.

Los mismos hijos, las mismas pérdidas

y uno que otro temporal.

De ese modo comprendo que nunca estuviste tan lejos

y a pesar de nuestra ausencia, mi quería, amiga coincidencia

como si el tiempo no hubiera pasado,

eres parte de mi pasado, del presente

y de un futuro, que podemos conquistar.

La paloma y la cinta.

Fue, la paloma y la cinta,

la quebrantada espina dorsal,

que por caminos inicuos posaron para el rosal.

La paloma comelona

y la colmena de oro y trigo,

que con congoja y espino el alma le fue a quitar.

Ni el fuego le dio la vida ni el viento la pudo hallar,

la cinta cuanta su historia, mientras que la paloma

simplemente, no se le da el soñar.

Ni un recuerdo de ti

Si de puro orgullo te digo que tu recuerdo me enfada,

es porque en tu andar y brío me hace falta una encarada.

Así, se ha soltado al hombre, a la hormiga y al cenzontle,

al amor y al desafío, les ha dado por trovar.

Me siento como al principio cuando el verano era mío,

cuando la brisa y las risas no parecían terminar;

así, se ha venido mi alma, he apostado por juntar,

si lo que la vida inventa o lo que yo haga el final,

de ti, como primicia te puedo adelantar,

que en mi vida y en mis recuerdos

nunca te podrás quedar.

La hoja

La hoja que más ha volado,

es la que más palabras lleva;

la que, aunque con las cadenas,

con grilletes o con piedras han tratado de ocultar.

La hoja ha desafiado las miradas de curiosos,

ha encontrado la manera de poderse desplazar;

a los territorios más hostiles

donde la sangre y el plomo no parecen estar en paz,

donde sobran los gentiles los que presumen al hablar,

que si es vino o es oporto, pero contienen un corazón roto,

y hasta las olas del mar, que entre si se van o se quedan

van olvidando palabras que la hoja recoge en su andar.

La hoja sabe, la hoja piensa,

la hoja contempla y sabe más que los demás,

y no presume, y no blasfemia, porque sólo se le da;

pues las palabras la buscan, la desean

y la hoja entiende su propósito de estar.

Sin ti mi tierra

Mi tierra extraña, te extraño,

mi tierra verde, de frente, de nada,

la duda sigue estando presente y yo,

no sé si de verdad me extrañas.

Mis veranos fueron tuyos,

tuya fue mi idiosincrasia,

las buenas batallas de ideas,

cuando defendía la fe y la esperanza.

Te extraño por tus mares,

tus brisas por la mañana y hasta,

cada día que no me llenaste de nada;

pues, en esos espacios vacíos,

me dabas hasta las ganas.

No sé si extraño tu ausencia o tus playas,

el saberme que para ti no fui nada me maltrata,

no pienses que por capricho alejarme de ti ha sido;

fueron las circunstancias, las hojas muertas

y las decisiones mal tomadas.

¿De qué hablan?

¿De qué hablan los borrachos?

De la profundidad del universo.

¿De qué hablan los locos?

De la luna y sus movimientos.

¿De qué hablan los necios?

De olvidar el paso del tiempo.

¿De qué hablan los sueños?

De las virtudes de aquellos

que se atreven a entrar en ellos.

¿De qué hablamos nosotros?

Nosotros, no hablamos;

dejamos eso a los borrachos,

a los locos, a los necios y a los sueños.

Nosotros, permanecemos en silencio,

para tocarnos,

para cubrirnos de besos.

En teoría

Todo existe por todo y por nada

somos entes obscuros de la materia,

de lo racional e insulso del mañana

y de la posibilidad del morir en el presente.

Somos tan amaneceres y predecibles,

que la única verdad es que la soledad

nos mantiene presas en este planeta;

tan inalcanzable el universo

que cuando miro las estrellas, me pregunto:

¿Si no somos nada, en el basto universo de las estrellas?

¿Por qué nos seguimos debatiendo por tan pequeñas diferencias?

¿Por qué la maldad y la soberbia, siguen siendo los parámetros

a que estamos expuestos y quienes miden nuestro amor y nuestros miedos?

Pues tal parece que existimos para burla del universo,

para ser una muestra exacta de lo que otras especies no deben ser,

y a pesar de sus dimensiones, no hay diferencias en el resto del universo.

Sólo en este pequeño mundo, tenemos la simple idea

de que lo que piensa cada quien nos hace bien,

y todos vivimos nuestra verdad absoluta.

Y tantas veces nos preguntamos; ¿Por qué?

Si otros seres nos visitan, si el pasado y el presente pueden converger,

si las voces de los profetas advirtieron que somos una especie a punto de desaparecer.

¿Por qué el silencio parece crecer, la indiferencia nos mata una y otra vez,

la tristeza invade la esperanza y el amor parece desaparecer?

El espacio vacío

El espacio vacío que hay entre mi sombra y tú, es muy grande,

evoca la rápida ilusión de un amor adyacente e imaginario,

que sólo existe en los cuentos más antiguos

cuando aún había placeres y cariño compartido.

He visto amaneceres más tibios sin ti,

he visto que tus brazos ya no encajan con los míos,

que los silencios son mejores cuando ente mis manos hay un libro,

son mejores los encantos de una copa,

platicar con mi gato o con las olas;

me siento más atraída y deseada por el mar

que, entre sus caricias,

pues, mi cuerpo ya no sucumbe con facilidad.

He visto la sombra crecer entre tú y yo,

y nada, puede volver a pasar;

es más fácil, que un cometa cruce mil veces el cielo

que, el que tú me vulvas a desear,

en tu mirada observo que sólo me quieres, como una amiga más.

Ya todo paso, no necesitas ocultarlo más,

dejemos las mentiras, la rutina y la necedad,

de aferrarnos a algo que simplemente ya no está.

Hagamos un pacto para volvernos a reencontrar,

en un futuro lejano, quizás cuando el tiempo haya gastado nuestra ansiedad,

nuestros deseos por un cuerpo y una copa de champagne,

un nosotros, tú, yo y esta sombra que crece cada día más.

Insomnio

Me cobijo entre palabras hundidas en la madrugada,

mientras me acompaña un café,

mientras me hago el amor a placer

con el coito inscrito en el papel.

Mi lujuria de temprana suerte,

se abastece de poesía y melodía

que evoca el pasado de la joven ilusa,

que vuelve, para mirar a la mujer madura,

que hoy le da asilo este cuerpo del que soy presa

y cómplice de mis delitos.

Si soy india o mestiza, o presa de mis propios sueños,

¿a quién le importa?

¿A caso no es la sangre y el corazón del mismo color y peso?

La injustica hace que hiervan mis ganas de matar al terco,

y esas mismas ganas me hacen desear un cuerpo,

un poema y un sueño.

Desafío

La mañana me regala tiempo,

me da unas horas de silencio,

la posibilidad de nuevos desafíos,

me da el mundo a pedazos para reconstruirlo

y un universo de estrellas y sueños no vividos.

Me sobra decir, que me hacen humildes

en el sentido de verme desnuda y ante el espejo,

de lo que otros me dicen y los entiendo,

y me disculpo, porque no son ellos, soy yo

que me empatizo y me siento nueva, diferente

y porque no decirlo,

hasta con suerte por este entendimiento.

¡Gracias Señor!

¡Gracias, por el día, por la mañana!

Sólo te pido un favor, una razón para cumplir con mis deberes,

que el desafío sea, para gloria de ti, para llenarte de honra

y que pueda llegar con bien hasta lo último de mis horas.

La vida en vida

La vida nos da oportunidades siempre, ella no es la culpable,

no es la vida, no es por ella que perdemos o ganamos,

que nacemos o morimos, no es por ella.

La culpamos, la negamos y la vivimos mal encarados,

la usamos a nuestro antojo y, sí nos equivocamos

decimos que fue la vida, la vida que no esperamos.

Por ella no tomamos los pechos desmejorados,

cansados de amamantarnos y darnos hasta lo más sagrado,

lo perpetuo, lo sublime y hasta lo más delicado.

La vida nos gana de día y noche,

nos da cada segundo regalado, no nos cobra lo vivido,

no se ensaña ni se jacta de nosotros.

La vida en vida, no es muerte, no es llanto;

la vida, la que queramos, no nos quita,

no nos daña, sólo es vida,

la vida.

Inspiración

He visto la inspiración morirse,

pasar caminando de noche inadvertida,

cobijándose en las sombras, en los sueños

sin retos o desafíos, mendigando por las alcantarillas;

herida hasta los huesos, difamada, perdida.

Inspiración declarada loca, tonta;

torpe idea de placebos convertidos en talentos inciertos,

pensamientos sin frenos o esquivos caminos de falsos halagos,

nada claro ni presente, nunca hecho dado.

Inspiración quebrada, ahogada en llanto

vena dolorosa del espíritu que vaga sola,

de lo que nadie recuerda o todo el mundo ignora,

foso de deseos y cielos lejos de un ídolo olvidado,

pesa a la vista, por eso nadie te mira,

has sido amante del mundo y aun así

parece que tu existencia se convierte en obsoleta.

Si mueres, si me dejas,

seré tú, tomaré tu forma,

para volver al mundo un poco más tú, un poco más poesía.

¡No!

¡No olvides nada! No olvido.

¡No temas! No temo.

¡No digas nada! No digo.

¡No sientas! No lo consigo.

Mis sentidos

Hay paciones típicas de los sentidos,

cada uno tiene su preferido;

sus ganas de sentir y deleitarse en su propio gusto,

con lo que ha elegido.

Mis labios se deleitan con los besos apasionados,

se dan con ternura, con palabras blancas,

degustan un buen vino, prueban la sonrisa,

se pintan del color de la melodía;

saben a qué sabe la tristeza pero jamás la alimentan,

más importante es llenar el amor y la alegría.

Mis ojos miran sueños e idealizan formas,

figuras pintadas de barro que cobran vida;

mi mirada se da, no es esquiva,

se deleita mirando paisajes, amaneceres y cielos estrellados,

mira con fuego, se paga con mar salado,

se llena con ternura y se sacia con una flor o un poema de Sabines.

Mi nariz capta su perfume, aun si no haya pasado,

absorbe la fragancia de los miedos y los exhala en valentía,

purifica el aire viciado de los muertos

y los transforma en vividas historias o cuentos de hadas y mariposas,

en amores espontáneos que van dejando aroma de pasión a su paso.

Mis oídos son como flores de ornato,

se ven tranquilas, pareciera que nunca prestan atención,

pero están en todo lo que a su lado pasa y saben escuchar,

los sonidos más pequeños captan a la perfección

aún si están disfrazados de mentiras o ideas mezquinas;

saben oír el murmullo del viento,

y se complacen, en la melodía de la mañana.

Siento todo, siento más que todos,

los dolores se posesionan de mi cuerpo y los arranco

con el corazón entregado por completo al amor;

no a pasiones enfermas o a amores prestados,

ni a consejos dados por un enfermo como yo.

Siento con cada poro de la piel, con cada extremo de él,

siento las sonrisas, siento el llanto, siento un aroma insano,

siento el sonido de una melodía que me hace vibrar,

siento como dije, con todos mis sentidos.

Siento como hablo, mi corazón latiendo,

siento los deseos de este cuerpo, que me llevan al pecado

o al más sublime estado de virtud.

Deseo

¿Quién gana más en mí, el deseo o el temor de seguir?

A mi edad, ya no es posible decir,

que caí por falta de juicio, o por inexperta;

todo lo cuestiono y muchas veces, aun así,

entrego todo de mí.

Me doy más que muchas mujeres,

que al primer coqueteo se dan por dar y ya,

¡no soy ramera!

No ha cualquiera, no me doy con ligereza

ni me enciendo al primer acto de amor.

Estoy serena, sensata,

nunca santa o hipócrita ni mojigata,

y me duelo, si abuso del corazón;

por eso poco me fío de los sentimientos,

por eso doy lo que soy;

mujer de otoño que alimenta las mañanas,

con carisias y besos,

con pecados pequeños,

y actos de contrición.

Batallas

He ganado tantas batallas como pérdidas,

he vivido a mi manera sin debatir las formas

ni esquivar las consecuencias, pues de ellas he aprendido

que no se puede elegir ni la hora ni el lugar;

sólo es la causa que por su propio peso cae.

Batallas que peleo contra de mí,

porque he sido necia de mi propio entendimiento

y aunque mi conciencia dicta o una orden da;

pareciera que soy sorda a mi propia voz

y termino haciendo exactamente lo que no debo.

¿De cuantas maneras tengo que caer?

Para poder levantarme con la frente en alto,

para poder sonreír, para poder elegir un nuevo trato.

Me marchito, me estoy secando en vida,

y en este ultimo día, en el que estoy presente;

va ganando la melancolía.

¡Quiero dar batalla!

Pelear contra la injusticia y la malicia,

pelear contra la ignorancia de mi vida,

no seguir sintiendo que pierdo las batallas de la vida.

Y, si me vez un momento pensativa,

no estoy derrotada, no estoy cansada,

sólo estoy planeando mi estrategia, me estoy haciendo de armas,

estoy planeando mi jugada;

para cuando salga el sol, sea la mujer que el mundo nunca vio,

que no me reconozcan, que no sepan quién soy;

pues, para cada amanecer otra mujer, seré yo.

Poetastro

Cualquiera puede escribir poesía,

poner palabras en un papel con rima y con verso;

cualquiera puede contar historias

que tengan sonido y den placer a oídos de poco saber,

cualquiera es capaz de contar un cuento

y dar elogios y hacer sonetos que entienda cualquier ser.

Pero tocar el alma, hacer vibrar las fibras del corazón,

contener en los sentidos una sensible declaración

que sea capaz de arrancar suspiros o una lagrima,

sin dar por hecho toda una emoción que en ella encierra

y al más quisquilloso o susceptible poner alerta.

No cualquiera; pues, un verdadero poeta

no escatima sus palabras, no se entrega por cualquiera,

no deshonra la belleza del arte de escribir

con verdadero placer, primero para él.

Cualquiera puede convertirse en poetastro,

tirar palabras al viento e insinuar mentiras o exagerar hechos

que nada tienen que ver con lo que la poesía es;

que, es dar placer a los sentidos y sentido al placer.

Iconólatra

Se ha amado más a la imagen que a la esencia,

se da la vida por ella, pero ella no responde,

no da gracia ni da vida;

hay más imágenes, que sueños

y en los sueños tenemos la presencia de la luna y la locura,

unidas en un solo punto, la ironía.

Una imagen de talla minúscula, son todas

las que hemos creado en papel o de hierro forjado;

no importa el tamaño ni la forma,

todas son iguales, no son nada comparadas con la esencia,

la presencia del que nos ha creado

que nadie sabe cómo es, que nunca nadie ha mirado.

Y se atreven a pintar, y se atreven a decir que está en la piedra

o que está en la forma del sol o de la luna.

Nos condenamos, nos seguimos partiendo en pedazos,

nos estamos quemando en un fuego que arde tan lento,

que no se siente tan fuerte, pero en ceniza va a dejarnos.

Y nuestro espíritu vuelve a quien nos ha creado,

pero nuestra alma se pierde, nuestro ser, nuestra conciencia,

será borrada con el tiempo, con la muerte eterna.

Y nuestra imagen plasmada, será para pocos algo,

dejará de ser musa, dejará de ser forma;

el iconólatra se borrará junto con sus historias.

Soy poesía

El aíre se ha enviciado de mi erótico encanto,

me he quedado sin más aliento que el que despido por la piel,

he dejado de escuchar el viento,

mientras me convierto en sonido, en el eco de mí ser.

Soy más que sustancia o esencia,

más que azul del cielo o verde pasto, más que sueños o encantos,

ni siquiera me veo tan mujer; pues, a pesar del tiempo vivido

y que para muchos sólo ven las arrugas de mí piel,

por dentro hay retoños nuevos de pensamientos vírgenes,

que nadie logra conocer, pues no miran más adentro de mí ser.

Nadie conoce el corazón de esta mujer,

la que soy, que no sólo de vista ves;

la que habla, pero también escucha,

la que canta, la que baila, la que juega y ríe

y se transforma en anzuelo de regodeos mundanos

ante el hombre que sepa llevarme por la plaza del placer.

Me voy transformando en vapor de sicalíptico encanto,

solo por decencia, por ausencia y por espera

de alguien que realmente quiera abrir cada pétalo de mi alma,

que esté dispuesto, que sea paciente,

un caballero sin armadura;

un hombre que llene mi copa de armonía y melodías,

que me deje saber más de él antes que se ponga el día,

que me pida versos junto con el placer,

porque antes que mujer, soy poesía.

La posibilidad de lo infinito

Más allá de las virtudes que el hombre ha señalado

como funciones que determinan la esencia del ser,

más allá de las moralidades que fungen como leyes

que señalan los pecados de cada persona

y la someten en el juicio del más docto, pero más incomprensible juez.

Más allá de las sombras de la duda y la ineficacia de valores

que nada tienen que ver con que si se es pobre o rico;

más allá de todo, el hombre es único;

es lo que es porque vive del olvido y de la ausencia de memoria

que va perdiendo día a día y sólo inventa fantasías

para rescribir historias que sólo improvisa y degenera,

para servirse a sí mismo niega la posibilidad de lo infinito,

porque para él sólo existe lo que ve y siente con las manos.

Más allá de él, existe un todo ni obvio ni loco,

sólo lleno de verdades y memoria perfecta de todo lo que es,

ha sido y será; y, mientras el hombre se pierda en sus infinitas dudas,

más allá de la luz o la obscuridad, están la gracia y la belleza

de la posibilidad de lo infinito.

Yo soy

Soy mujer de amaneceres,

de despertares que anuncian belleza y encanto,

de provocaciones y miradas que te llevan fuera de ti;

soy, mujer de espacios ilimitados

que no han sido explorados pero tienen más que ofrecer,

que cualquier espacio de la tierra por muy lejano que este.

Soy mujer que abate fuego con fuego,

llena de defectos y por miedos no se atreve a perder,

o a verse débil o sentirse triste

porque siento que no hay consuelo que me llene

o perdón que mereciere por todo lo que hice o deje de hacer,

simplemente,

porque me falto el valor y la destreza de jugarme el todo por todo.

Soy mujer que se arrepiente,

porque nace de la humildad de reconocer que sin un Dios,

no soy nada; soy, lo que soy por quien me hizo

y me amo antes que fuese yo.

Impenetrable

¿Qué locura nace del pensamiento insensato,

de los sueños extraviados o de la inmensa fantasía del preso?

Necesito tomar los sentimientos y hacerlos polvo,

para que no me hagan daño, o no me arrastren a la calle;

para hacer caso omiso y pasar en silencio,

ocultando emociones y sintiendo,

que soy impenetrable, impermeable y hasta un poco errática.

A nadie hago daño si me mantengo alejada,

si en la prudencia del pensamiento aún existe la fantasía,

o la inocencia de una niña que no se ha permitido crecer;

impenetrable, inaccesible e inalcanzable,

loca, de pensamientos insensatos,

de sueños extraviados por el paso de los años

y presa de la inmensa fantasía de volver a creer.

Si pudiera

Si pudiera decir tantas verdades como mentiras se han dicho

quizá podría igualar la balanza, pero no se puede así;

si pudiera responder con la razón, con un solo acto de purificación

que, al puro impulso de corrupción, aniquilarlo sería lo justo.

Si pudiera volver a escribir la historia,

una que nos dé a todos la satisfacción de ser lo que somos

sin los antagonismos ni los hipócritas o los falsos testimonios,

que nunca pudieran reescribir sus intrincadas reseñas,

sólo para poder ejercer su dominio

sobre las mazas ingenuas e inocentes conciencias

que sólo desean sobrevivir un día a la vez.

Si pudiera mirar como miran los ciegos,

más no aquellos que por nacimiento o por defecto padecen de no ver,

me refiero a aquellos que sin mirar lo vivido en sus corazones

no acumulan dolor o castigo, rencor o venganza;

pues, al mirar con el alma dan más de lo que cualquiera en su vida dé.

Si pudiera ser luz, si pudiera ser sombra,

si pudiera contar los días desde que se inició la vida,

si pudiera elegir mi historia, mi existencia,

sería quien soy, pero sería mejor;

más mujer, más AMOR.

Acocoxóchitl

Tú, me conoces como Dalia.

Yo, soy Acocoxóchitl,

flor de múltiples colores y sentimientos dados a la pasión;

flor de verano, pero más de otoño pues es cuando me siento mejor,

cuando estoy completa, cuando de mí se da

toda la efusión de pensamientos madurados,

del conocimiento selecto por la experiencia

y la sabiduría perfecta,

que aprendo pronto y desecho lo que no tiene valor.

No pierdo el tiempo con ligerezas,

con mezquinas ideas que hace al hombre arrogante

o desprecia lo más humilde por puritita soberbia;

así, no soy yo.

Puedo parecer gitana,

pero no conocerás a nadie más mexicana que yo; soy,

autentica y diseñada para dar belleza,

nacida con la clase más selecta que no necesita de costosas joyas

para mostrarme cual tal soy, y dejar a todos con la sensación

de ser suya, pero nadie es dueño de mi corazón.

Acocoxóchitl, flor de tierra y agua,

de dulce néctar y necesaria para toda ocasión,

nunca vulgar, nunca fatal ni para mediocre horticultor;

nunca voy más allá si no me place,

voy a donde me nace y hago lo que quiero,

no me distraen las leyes del hombre ni me imponen su razón,

bajo el sol camino, a la luna le doy mi canción,

y a Dios, le sirvo como soy.

Loca

Siempre lista para toda ocasión,

para algunos bueno y para otros, quizás no,

pero nunca me ha importado, también les sirvo de algo,

también me necesitan de vez en cuando.

¿Será qué? Para cada día,

tengo la justa medida,

la porción especifica de lo que cada quien necesita.

¿Será quién o será cómo?

Loca estoy, loca soy;

y, mí juicio es mil veces mejor que de aquel que nos hizo.

¡Créanme! No querrán su veredicto,

la aprobación es mejor si de mi viene, pues,

siempre satisfará aquel que me invoque o me prefiere.

La locura no es un mal es más bien una gracia,

pues no hace mal a nadie, un loco jamás hace daño,

en un loco no hay maldad, no amenaza la existencia de nadie,

pues vive para mí, ¡perdón!

Para sí mismo, que al cabo de todo,

ni de eso se percata, no ve la diferencia,

no sabe nada de nada.

Loca, ¿loca?… ¡Loca!

Estos tres gatos han llegado a mi vida en distintas fechas y por diferentes circunstancias…

Mis gatos

No es por casualidad, más bien, por causalidad;

porque, sus causas son distintas y atienden diferente mal,

ellos me curan, me hacen sentir mejor y sacan lo mejor de mí,

me conocen mejor que yo, ¿quién lo diría?

Son la mejor versión de mí, dada mi naturaleza,

pero me llenan de asombro cada mañana,

aprenden pronto a capturar mi atención

y hacerme reír con sus gatuñadas proezas.

“Bigotes”, la más pequeña, llego por voluntad propia,

buscaba atención y solución a su pobreza,

con una barriga llena de nuevas vidas, ¡me ganó!

Le acomode una caja con telas y algunas prendas mías en la azotea,

bajo el lavadero en una jaula abierta para poder contemplar las estrellas,

esa misma noche dio a luz, cuatro angelicales bellezas,

que con ternura conquistaron mi corazón;

y aún, después de darlos en adopción, mi “Bigotes” no partió,

nunca más se aleja, entra y sale de casa, pero no se queda,

es una gata callejera, le gusta la emoción, la aventura como yo;

su alma es tan libre, tan etérea,

que lo mismo le da dormir en casa, que andar toda la noche de callejera,

y aun así, no se aleja, pues sabe quién la ama,

y que nunca, le negare mi protección.

“Buggy”, es un gato arrabalero, dos años mayor que la menor,

su suerte estaba echada, cuando su madre lo abandono,

siendo el menor de la camada; enclenque de tres semanas

y presa fácil para una turba de niños que con piedras,

sus vidas querían terminar dentro de una coladera,

¡pobre gato, fui su destino!

Le di alimento y cobijo y pronto dueño se sintió de mi corazón,

con cara de gato loco, de grandes ojos amarillos,

y un apetito feroz; la caza, fue su juego preferido.

Hoy, es un gato consentido, dado a hacerme perder la paciencia,

exige toda la atención; todo para él,

siempre está conmigo, a donde voy tiene que estar

en la cocina, el cuarto y hasta en el baño conmigo va;

sabe lo que quiere y cuando lo quiere, sabe que sin él, no soy yo.

“Nena” mi gata vieja, mi gata mayor;

es por mucho la más querida y sabe que tiene toda mi atención,

ha sido mi paño de lágrimas, mi amiga y confidente,

y por mucho mi inspiración y motivación.

Llego de la calle un día,

después de varios intentos por ganar mi atención,

corría al verme de prisa a jugar como niña, de sólo meses parecía,

y nadie más la quería; ahora se, que ella me eligió.

Tantos años ya conmigo, que no me imagino mi vida sin su atención,

sin sus juegos, sin su cariño y hasta sin su aroma;

con ella, he aprendido a crear cierta rutina,

a amar mi espacio, a hacerme tiempo para cada cosa de mi vida,

a saber, quién soy.

“Ellos” son mis gatos, los gatos de mi vida,

los que ganan día con día mi corazón y por hábito me llenan de energía;

no sé, si ellos me regalan de sus vidas, o viven de mí,

pero sé, que de ellos recibo, lo mismo que yo les doy.

La vejez

La vejez es sólo un síntoma

de las experiencias de la vida que pasan desapercibidas,

es un mito para asustar a las personas que dicen,

que ha cierta edad ya no se persiguen sueños

y que se vive de recuerdos.

Es la idiosincrasia del artista

que va perdiendo notas y melodías,

para quedar sumergido en la botella de la melancolía,

porque ha perdido la inspiración para una nueva canción

o una pintura que sólo refleja su pasado que añora;

sin ver, que adelante hay más amaneceres

que merecen ser mirados y amados,

como un ser que renace con cada nuevo día dado.

La vejez no es más que un mal señalado

por aquellos que los tiempos le son amargos,

de los que están llenos de ira y no de risas,

de aquellos que no miran más allá de un siglo,

pues creen que un cuerpo maltrecho

y un rostro arrugado van ligados con la muerte;

deja de ser algo, para convertirse

en parte de la estadística del pasado.

La vejez es una carga para los que vivir les es pesado,

conozco a jóvenes que parecen cansados, infelices

y con todo el mundo enojados; y,

conozco ancianos que las experiencias de la vida

los hacen más sabios, y danzan, y ríen como niños,

amantes de los dulces y libres de ideologías

que sólo atan al hombre a la tensión y a los fracasos.

La vejez no es parte del tiempo; si no,

de los sueños fracturados, de los miedos acumulados,

de los vicios que hacen esclavos,

de aquellos que cargan con todo su pasado,

y el presente simplemente, lo pasan de largo.

Por eso, a mí, la vida es cada día presente,

esto que escribo hoy, será por otros leído y por muchos olvidado,

pero el tiempo amerita, contarles la dicha que da

cada segundo, cada minuto, hora o día

y no los vivo contando,

que al final de cuentas, la vejez, no llega con los años:

-Llegara cuando deje de soñar,

cuando le permita al pasado tomarme de la mano

para que camine conmigo a mi lado; y,

Dios quiera ¡qué no pase jamás!

porque para mí no es más que una ilusión,

mi alma siempre será joven, por ella, no pasan jamás los años.

Hoy soy

Hoy soy, sin tiempo, sin tristezas del pasado,

con sueños de un futuro lejano

que va más allá de mi muerte,

de este mundo que tanto amo

pero no me atan sus condiciones; pues, apenas lo vivido

no es ni la fracción simple de lo que viviré; soy eternidad,

la mortalidad de este cuerpo no es mi prioridad

ni me interesa como luce; si, a alguien le parece viejo

es su problema.

Quisiera que miraran con mis ojos,

con el asombro que me da cada mañana,

y casa sueño, y cada risa,

que el día convierte en primavera,

aunque parezca que mi cuerpo

ya casi llega al invierno y queda estéril;

pero, después del invierno, siempre,

vuelve a ser primavera.

Las crónicas de la princesa triste

Las ideas perversas

del sapo disfrazado de príncipe, se dan a diario,

y, aun así, la princesa lo busca sin pensarlo,

pide de él un poco de atención, que él le da

como a quien se le da algo por lastima,

sin cariño, sin compasión.

Ella, no mira más allá de su puerta,

todo le da temor, al mundo no se enfrenta,

sólo tiene que caminar,

sólo tiene que atreverse a ser más ella;

y dejar al príncipe, que de su sangre se alimenta.

En un mundo sin fantasía, es el objetivo

que a diario pone al príncipe en su puerta

y aunque ella no sabe por qué,

todo le cree y siempre se le entrega.

Su madre fue princesa alguna vez

y le hicieron creer que era reina,

que seguía su sueños de libertad,

que era de las mujeres que ya no hay,

controlando cada cosa, cada paso de ella;

hasta que se convirtió en polvo de estrellas,

y su hija la princesa, ocupo su lugar sin conocerla.

Y aunque su historia no termina aquí,

prefiero no contarles, no sea, que me confundan con ella.

No basta

Así es, no basta la existencia,

la vida no es injerencia de las llamadas palabras banas,

no basta sentir, no basta pensar y aun, si actúa,

no basta la realidad de lo que parece verdad.

El amor, no basta,

ya ni ese se sabe si es verdad o una ilusión inventada

para dar falsas esperanzas a los más débiles.

¡No basta!

La lenta agonía que sobrepasa las ideas,

son el resultado de las llamadas quimeras de ocasión,

que se basan en historias repletas de traición;

de muerte, de tormentos,

de lamentos que no llegan a escucharse.

No basta la duda ni la inocencia,

se escuchan rumores, pero solo en eso quedan,

la luna y el sol nos tapan la vista

de lo que realmente hay más allá de las estrellas,

y están para eso, para dejarnos a ciegas,

nada de lo que hagamos podrá cambiar eso,

por qué, aunque nos baste la oración

siempre seremos los peones de este juego.

A Huatulco

Extraño el aroma del mar,

de caminos de tierra que van al pueblo,

de la arena húmeda con la que, hacia castillos,

y de los paseos por las tardes

antes de la puesta de sol.

Extraño tanto esa tierra que dejo,

tantos agujeros en mi alma,

amigos, amantes y hasta un hijo que me arrebato;

no se, si esperando a que vuelva;

pues, dejarla fue mi error y no el de ella.

Extraño la selva que acompaño,

mil aventuras y cientos de enseñanzas,

que condujo a mi interior

a reconocerme tal cual soy,

a encontrarme con mi esencia,

y a comprender de que estoy hecha,

cuál es mi principio y mi sustancia.

Extraño tanto mi lugar,

que volveré allí,

con la oportunidad primera que tenga.

Tú, mi último beso

Si murieras hoy me volvería

sobre el punto meridiano donde cambia la hora,

en contra de lo que todos dicen,

volvería en el tiempo una mil veces,

para darte el último beso en la boca.

Si murieras hoy no te enterraría,

porque se entierra el dolor y yo,

no tendría tiempo; pues, partiría una y otra vez,

al punto meridiano donde cambia la fecha,

para volver a besarte en los labios.

Si murieras hoy, te entregaría

la sombra que acompaña la alegría,

ésa, que con tanta suerte

va dejando la estela de risa;

y, mientras me dejas por la muerte

yo me volvería una y mil veces en el tiempo,

para darte el último beso de tu vida.

Había una vez

Palacetes de piedra y cardos,

con caminos de cielo raso,

hasta donde se extiende la vista

de un mundo desgastado e inanimado.

Allí donde caen las hojas

y nadie cuanta las gotas que caen de sangre,

entre las olas y las mazmorras,

los ósculos de amor, carecen de jurisdicción,

parece que no podrá haber más coronas.

Había una vez me decían,

tratando de justificar sus mezquindades,

recusando los valores y virtudes,

para parecer sofisticados

y para no ser acusados de herejía.

El mundo que todo lo cambia a nombre del progreso,

donde se camina sentado al lado del incesto,

había una vez me decían;

y hoy, hoy sólo conozco príncipes inhonestos.

Pudor

Desvirtuado y perdido está el pudor,

su existencia es casi un mito hoy;

nadie sabe, pero huyo,

a otro mundo, donde ha pasado a ser,

un solitario vagabundo.

De mañana pasea por los riscos y las hondonadas

de su ya lúgubre existencia;

añorando las disputas,

en las en algún lugar formaba parte,

y entre tanto pensamiento infame,

recuerda a un hombre que parecía agradarle.

Lo mató la ironía y la amargura le arrebato las ganas,

¿en qué se basaba el pudor para dar valor a su existencia?

Se daba con la vergüenza, se paseaba con la fantasía,

y la añoranza de ser deseo bien habido,

de no quitarle al amor su protagonismo

del que era absoluto consejero y amigo.

Pero, en un mundo donde se ha liquidado a la inocencia,

el pudor ya no tiene peso ni presencia; y,

¿quién lo condeno al exilio?

Lo condeno la modernidad, la astucia de la indecencia,

la soberbia y cruda realidad

de un tiempo muerto sin consciencia.

Horas, olas y hojas

¡Qué poco me conoces!

¡Qué poco sabes de mí!

¿Cuánto tiempo juntos?

Y aún ignoras lo más elemental en mí.

Si a una mirada le agregas una sonrisa,

así comienza a caminar el día para mí,

tal vez satisfaría tu instinto,

pero soy más salvaje que tú;

y tú, no llenas el mío.

Mientras camino por las empedradas calles del abismo,

me voy encontrando; y ti, perdiendo en el hastío;

y, asta que caen las horas junto a la luna,

el sol se niega a dejarnos entregarnos por instinto.

No permitas que la euforia del momento,

torne nuestra suerte a un mal encuentro,

si la llegada de las olas apremia a romper con el silencio

y a convertirlo en parte nuestra historia,

dejemos que caminen los recuerdos,

que un minuto se convierta en una hora;

si persiste la rutina y los encuentros,

diremos que no hay suerte,

es la culpa de la caída de las hojas.

Hedonista

El andar del vate taciturno,

labriego de palabras sin sentido,

cumple su función como ramera,

esperando su turno hasta las tres.

Es su sueño despertar despierto,

cuando suenan las campanas y el gallo canta;

a un lado café, libreta y pluma,

y al otro lado la mujer desnuda

que despierte con él, su bajo instinto.

Vende su lírica como cualquiera,

lo mismo le da rosa que clavel,

finge amar todas las cosas,

hedonista iluso de falso placer.

Ha caído

No soy marino ni veleta,

veo en el mar, como caen la luna y las estrellas

y siento que estoy del lado equivocado;

ha caído el manto de quimera,

ha dado pie a las equivocadas luchas

que sólo buscan una tregua que no existe.

Ha caído la luz de la verdad,

y se extiende como plaga la sombra de la soledad;

y para la mañana que viene,

sólo rostros de espanto y angustia me vienen a visitar.

Ha caído de la gracia del creador,

ha perdido su lugar del paraíso la única criatura

que realmente lo necesitaba,

le era necesaria esa esperanza para poder sobrevivir;

y ahora, no le queda nada, pues ha caído

y no hay manera que vuelva a estar en paz,

en amor, en libertad;

porque, ha sido él mismo quien ha infringido

la ley de vida, que le daba cierta autonomía

y la oportunidad de ser amado por la eternidad.

Pero cayó del pedestal,

y se ha perdido en su propia soberbia

y así morirá, y moriré con él

aunque busque con palabras desesperadas

el perdón de quien me dio el placer de nacer

en este mundo perdido del universo.

Semipreciosa

De día, belleza rustica y sobrecargada,

de infinitas líneas esmeriladas,

colores fuertes y desiguales,

lo mismo negro que azul pastel.

Costosa joya de quilates que sobrepasan los cien,

los mil, los diez mil y nadie mira dentro de mí;

puedo parecer semipreciosa, algo tosca,

algo falsa y caprichosa, difícil de comprender.

Contrastante como Ónix y Feldespato,

pero cálida y divergente

como Citrina o Alejandrita,

que, al parecer, sólo sirve para adornar

pero carecen de sentimiento y valor moral.

Semipreciosa solamente, y nada más,

alguien que sólo estimula los sentidos,

pero pierde valor y garantía al hablar;

pues, al parecer a nadie le importan

las palabras de un guijarro de poca estirpe.

Nada común, pero fácil de hallar,

dirán los que prorrumpen de mi pasado,

los hombres dados a hablar de más;

de los que faltos de caballerosidad

conjeturan de ser los buenos,

los que se dicen amantes y que aman de verdad.

Semipreciosa piedra que nada puede hablar,

porque ni ideas ni concejos sabe dar,

sólo visto para la ocasión, para el acto de contrición,

que viene después de entregar el alma.

Me visto de ganas

Me visto de posibilidad, de sueño de libertad,

de un canto conocido

y una voz en la inmensidad del espacio vacío;

me visto de atardecer, para cuando llega el deseo prohibido,

de gusto y de consumismo que aniquila un acto de amor,

porque en él no hay espacio para lo ilícito.

Me visto de obscuridad, que en la monstruosidad del pecado

y la locura de lo mundano, hay más relación de cuerpos,

que en el acto más sublime que da el cielo.

Más para ser sincera, la noche no es mejor que la mañana,

cualquier hora es perfecta, para dar calor y sepultar el pudor,

cuando me visto de placer y consiento las ganas;

para, después desaparecer en medio de la nada.

Y aún

Estoy al borde del olvido,

del camino que hoy revela tu altivez,

de las duras horas que vienen después

que cada uno ha decidido no volvernos a ver;

revelando en ti, lo que por cobarde

no fuiste capaz de decir de una vez,

que el amor ya se había ido y no había de volver.

Y aun con mi amor expuesto,

con el corazón desbordado de anhelos y deseos,

aún con la fe puesta en lo que se manifiesta

como parte de lo que aún significas para mí,

aun con amor y frío a la vez;

te dejo ir, sin importar lo que me pase a mí,

que, al fin y al cabo, de tu ausencia

no he de morir.

Veinticuatro rosas

Una rosa cada hora del día,

parece una culpa que quisieras borrar,

un dolor que juraste nunca ocasionar

y del que ahora quisiera escapar.

Veinticuatro rosas no me harán olvidar,

que faltaste a tu palabra y ahora vienes

pidiendo paz, cuando devoraste mi tranquilidad

con tu falta de seriedad y compromiso.

Ni un año de rosas cada hora podrán dimitir,

a lo que ahora me encuentro resuelta,

por ti, habría dado mi vida,

habría sido tu amiga, tu amante, tu mujer; pero,

es por demás que ahora ni veinticuatro rosas,

te serán suficientes para no verme partir.

El futuro de los niños

Los juegos de los niños de hoy,

son tan sólo la consecuencia de la ausencia del amor,

de lo que pocas horas de atención se dan

y de lo que la apariencia de ser, puede desarrollar,

cuando se ocultan las ganas de orientar,

para después poder culpar al sistema,

si las cosas salen mal y,

que, por falta del equilibrio emocional,

vamos creando seres sin razonamiento,

sin pensamiento lógico o sensibles a su entorno.

Ni siquiera les puedo llamar autómatas,

desafían todo entendimiento y el conocimiento,

la parte donde se gana o se pierde el respeto,

en ellos es ausencia del amor.

Sus juegos son batallas continuas de subsistencia emocional,

son el embate de defender una ideología

que no podemos comprender, simplemente,

porque no asumimos la responsabilidad que deberíamos tener;

y sin ver, sin sentir,

se transforman en futuro,

y nosotros ni en recuerdo de su historia,

porque no estamos allí.

Vida vs Muerte

Llegamos al mundo en un cuerpo desnudo,

como parte de un juego que se llama vida;

y esperamos, pacientes la partida,

compartimos sueños,

que se vuelven lejanos y después extraños;

y no tenemos más suerte que nadie,

sólo distintos placeres para nuestro ego alimentar,

y cuando nos vamos, partimos desnudos,

sin cuerpo y un futuro casi irracional;

que por esperanza o por castigo,

creemos que seguiremos vivo en el más allá.

El camino nos hace decir que somos fuertes,

que inculpables ideas nos mantienen fieles;

así, no parce suficiente,

¿quién va, a la orilla de la libertad a probar suerte?

Me siento frágil, intentando revertir lo esperado,

lo dictado en el edil de lo cotidiano,

donde se burlan tantas veces de mí,

lo que ya todos sabemos que sucede sin distinción,

de fe o de ilusión.

Tal vez, para poseer de nosotros lo más preciado,

la tierra reclama nuestro cuerpo,

que con esencias lo curamos, para luego así entregarlo,

nuestro espíritu vuelve a quien nos lo ha dado,

y, nuestra alma, esa que según es lo único

que nos pertenece, lo que somos;

esa no sabemos a dónde va,

que si al cielo o el paraíso o un nuevo infierno,

después de haber vivido lo que quisiéramos olvidar.

Ho, como a alguien alguna vez escuche,

volvemos a ser polvo de estrella,

pero lo seguro de todo, lo que no cambia;

que en la vida andamos, desnudos llegamos

y a la muerte vamos, ella, no hace ninguna distinción.

Puedes amor

Puede que no seas tú, quizás tampoco yo,

ni el cielo ni el infierno que creamos los dos.

Puede que me caiga y me levante sin siquiera saberlo,

que en el sendero me encuentre con mil extraños

y muera un poco con todos ellos;

más, siempre serás tú el primero.

Puede que se me olviden tus besos,

y hasta las veces que entregamos

nuestros cuerpos al deseo.

He caminado tanto,

dejando a mi paso tantos recuerdos;

que uno más o uno menos,

no me causa ningún efecto.

Aun así no te olvido por completo,

sigues apareciendo en mi memoria, en mis sueños;

puede que lo grite o me quede en silencio,

puede que te encuentre y no te diga lo que siento,

puede que te amé, pero nunca más, sentiré tu cuerpo;

puede que no seas tú ni tampoco yo,

pero, aunque pasen mil días sin pensarte,

dentro de mi sabré, que fuiste y serás,

lo que más ame en silencio.

Bajo la misma piel

Despierto cada mañana en el mismo cuerpo,

las mismas sustancias, las mismas cosas a mi rededor,

contemplo y comienzo una rutina esperada,

respiro y mantengo en equilibrio el corazón;

estoy sintiendo las células unirse, las que me hablan,

las que me ignoran, pero al mismo tiempo son las más sensibles;

este cuerpo, el que todo el mundo ve y cree que soy,

pero yo soy más que este cuerpo visible,

soy la esencia, nunca ausencia ni rústica u hostil,

nunca vulgar, con aspecto simple, pero gozando del más alto intelecto.

Un cuerpo simple, que nació contemplando las estrellas,

que mira inquietamente el cielo cada día que despierta,

pues añora el momento que no despierte nuevamente

siendo este cuerpo que se desgasta cada día,

y pierda la energía requerida para dar batalla,

para gozar de las odas, que simplemente alimentan mí razón.

Este cuerpo que represento, en el vivo cuando despierto,

no es el mismo que se eleva cada noche,

cuando vuelve a ser esencia, pura, tierna

y llena de una inquebrantable naturaleza,

pues no pertenece a este mundo

que hoy me mantiene por así decirlo, asida,

pero no muda ni indefensa o desquiciada.

Librando cada día una batalla sin fin,

queriendo ser más yo y menos ellos,

los que dictan las leyes de la vida,

para vivir según sus plegarias,

lo que deciden que sea cada uno sin preguntarle

si está de acuerdo, o no.

Ya llegará el día de victoria,

no de muerte ni llanto ni falsas coronas,

simplemente de vida eterna y volar entre las estrellas;

ya sin piel, sin sustancia mortal,

y sin el deseo de ser más que los demás.

Mujer poesía

La que sueña, la que ríe,

la que piensa que todo se traduce

en momentos que jamás se repiten.

Por eso vivo con intensidad,

camino sin mirar atrás,

extiendo las alas y vuelo

para alcanzar un sueño más.

Mi sombra es cada vez más fuerte,

voy dejando huellas por donde nadie viene;

nostalgia, sólo es la distancia,

la ruta y la decidía de la gente.

Me dejo mirar a través de las letras,

de las líneas que van trazando los rumores

y los deseos pintados

en las hojas de múltiples colores que nadie entiende.

Más allá de las hojas,

de las ideas y sueños sin frontera,

nacen mis pensamientos;

y es, donde comprendo mi ser,

que soy, mujer poesía.

Hermanos

Hemos sido cómplices aventureros,

del mundo tomamos los que queremos,

cargamos con nuestros pecados y con ellos,

borramos las fronteras que nos han puesto.

Erramos muchas veces y, otras tantas

peleamos por estupideces; pero,

mientas más crecemos,

más fuertes son los lazos que tenemos.

Recorremos caminos diferentes,

cada uno toma distinto consejo,

y hasta distinta fe; y, aun así,

cuando nos reunimos,

nada de eso hace vernos menos,

somos iguales al caer y al levantarnos también.

Momentos van y viene,

que sabemos que no siempre serán igual;

y a la vez, por mucho que nos alejemos,

volvemos a ser los mismos niños de ayer.

Ahora que ya estamos viejos,

para los que nos preceden,

no son capaces de comprender,

que, aunque cada uno es un misterio,

somos parte de la misma mujer.

Nacimos del mismo vientre, los mismos brazos,

los mismos senos nos dieron de beber;

por eso, aunque a lo lejos estemos,

sólo con el pensamiento somos como uno,

somos un amor y un solo corazón.

Orgullosa me siento de cada uno de ellos,

son más que una alegría o una compañía,

como mis hijos, son parte de mi piel

y de lo que soy, también.

Somos cinco distintas personas,

cada uno con una vida y una rutina

que difícil nos es conjugar o reunir a la vez;

y, aun así, no sabemos de distancias,

ésas, nunca, nos lograran vencer.

Pirómana

Tengo la pasión a flor de piel,

voy dejando una estela de calor por donde paso,

las piedras se encienden a un rojo vivo

que no tan fácil se sofocan.

Nace el calor de mi pensamiento,

en la mirada chispeante del amante incorrecto,

en las horas donde converjo con la prudencia

y el pudor fingido del beso.

¡Tan disoluto, casi perfecto!

Ideas diminutas,

que van prendiendo fuegos devoradores de placeres;

tan sosegados a simple vista,

pero completamente excitados debajo de la tela

que sólo abriga, lo que nadie debe ver.

Pirómana, de causa y efecto racional,

impulsora e inspiradora verbal,

pero llena de un fuego vaginal, casi virginal

consorte de fuego y sal incandescente,

rama encendida, volcán de lava,

pirómana que funde el oro y plata,

que lo mismo abrasa las hojas con los versos,

que un cuerpo deseoso de placeres extremos.

Así me dueles

¡Me dueles tanto!, con tus ojos de mil lágrimas,

sólo puedes dar lastima, ya ni compasión te tengo,

tus ruegos constantes para que vuelva a mirarte

son el constante desasosiego de mi alma.

Te das y te pierdes, y suenas tan falsa,

que no hay nada que logre hacerme ver tu corazón sincero,

y es la forma que me vez, y es la manera que te quiero,

que lo mismo te da a ti, que estoy seguro que, si más te doy,

más te pierdo.

¡Me dueles tanto!, con tu falsa sonrisa,

la misma que le entregas a todos los que te acarician;

y yo, me quedo esperando por ti, y tú,

te burlas tan tiernamente que sólo elevo los hombros

y acepto lo que venga de ti, aunque no sea mucho,

de suerte sólo será tu mirada que de la nada

logra ponerme nuevamente de pie cada mañana.

Y así vivo de ti, todo el tiempo;

si bien, con el dolor constante de tu falsa muerte,

o amenazas de suicidio que nunca logras llevar a cabo.

Ya es un vicio el dolor que por ti ciento,

eres la muestra perfecta de pasión y sufrimiento,

de lo que me gusta de ti, pese a todo mal que me haces.

¿De qué me sirve mirarte y entregarte,

un amor que para ti no tiene valor, que no comprendes?

Si con la misma moneda me pagas,

si con la misma soberbia me niegas,

y tres veces cada mañana, antes que el gallo te despierte.

De empeño corazón perjuro,

es lo que te queda humanidad ingrata,

que ni en crucifijo ni en templo,

logras retenerme, o tenerme por un momento.

Fragata

Soy fragata de puertos secretos,

donde nadie anda ni conocen su paradero,

en las mañanas navego por los mares del silencio,

advirtiendo las formas de pensar, de los que se dicen veleros.

Puedo perderme entre las olas y el crepúsculo,

entre el azul y verde de los océanos y aun así,

verme, como el ultimo tono dorado

cuando el sol se adentra para dejar a la luna

vestirse de gala o quitarse la sombra para ser,

simplemente, luna llena de ser, ante mí

y ante el cielo que pasa sus días,

repitiendo las mismas estaciones que pasan sobre mí;

montando los mismos espectáculos

de primavera al invierno; sólo, para verme morir

y luego, salir nuevamente, un poco más sabia,

deseando estar siempre lejos de cualquier lugar

que ponga en riesgo mi integridad y mi voluntad;

pues, no deseo ser jamás velero que lleve alguien más.

Soy fragata, que entre tormentas no me suelo incomodar,

lo mismo estoy en ellas como en un tranquilo mar,

de cielos azules claros, nocturnos estrellados

o grises de tormenta me sientan a voluntad;

no me veo perdida jamás, aunque parezca asustada,

sólo es para aclarar, que ni día ni noche,

ni al mar al que me expugne,

verán mi cabeza agachar.

Emanuel y Sara

Dios con nosotros, así tu nombre dice,

mi primer verdadero apego emocional,

has sido tú, y tú, ahora no estás conmigo.

Dios te trajo para mí,

para enseñarme a amar sin condición,

para no poder negarme a tu corazón,

que me muestra cada vez lo que soy,

cuando estoy contigo.

Una princesa más tarde me entrego,

tú deseaste antes que supiera yo

quien sería y como condición;

hermana o nada fue tu decisión,

y así, Dios nos lo concedió.

Ahora estoy completa con ustedes dos,

las horas son perfectas cuando comparto

la emoción, de lo cada día aprenden,

de su independencia o su apariencia,

pues me llena de alegría ver cómo crecen;

y aunque no estemos juntos,

el sólo saber que están en mi corazón,

me siento vivir del lado correcto del amor.

De pluma y plomo

Si he podido ver más allá de las estrellas,

¿por qué será, que no puedo ver cuando me mienten?

Es tan fácil que me digan que me aman,

y yo creer cada una de las sínicas palabras;

que me afectan, que me siegan y me hacen parecer

tan indefensa, tan liviana que con un soplo,

me vuelvo de pluma y plomo,

que cae al fango de los lobos oportunistas y traidores.

Me es tan fácil volar como caer,

lo hago tan fácil verse que, al parecer,

es lo mismo para los hombres que gozan de mentir,

de repartir flores para después huir, tras otra como yo,

que sea de pluma y plomo.

De pluma para soñar y de ingenua pasarme,

y de plomo para caer hasta lo más profundo del foso;

para que, sin ningún respeto o amor propio,

entregue la piel y las horas que pudiera tener

para el verdadero placer de ser sólo yo,

una mujer de cielo y oro.

Si de amor se trata

¡Hazlo parecer profundo!

¡Hazlo parecer incierto!

Que mientras más lo domine,

más intente alejarse de lo cierto,

de lo que es tan seguro

que no tenga sustento alguno.

¡Hazlo parecer villano!

Que no pierda el suelo ni parezca extraño,

donde las hojas al caer suenen como gotas

y siembre dudas en el espacio.

¡Hazlo parecer que existe!

Aunque sólo en la memoria sea visible;

si bien, para algunos es imposible,

para nosotros el amor,

no tiene forma, no gana halagos,

y pudiera parecer algo malo,

que si podemos demostrar,

pero no debemos tocar para no dañarlo.

¿Qué me falta?

¿Qué les falta a mis labios? Tus besos.

¿Qué les falta a mis ojos? Tus sueños.

¿Qué les falta a mis manos? Tu cuerpo.

¿Qué le falta a mi vida?

Tu risa, tu voz y el deseo de ser siempre

la mujer de tus noches y días.

De quererte tan mío que no sepas quien eres,

de escuchar tus latidos como canción de dormir,

de sentir amaneceres con el calor encendido,

que parezca que un juego nos hizo vivir;

sabiendo que con cada deseo que tenemos,

no existen las normas cuando estamos juntos;

las leyes, no se aplican aquí.

Pensamientos

Florecen los pensamientos con el sol,

como caen los deseos con la luna,

y no es la gracia elemental,

o la costura insulsa en tendencia de elocuentes situaciones.

Favorece la reflexión extendida,

que los muchos pensamientos proscritos,

y en una cuesta abajo,

no garantiza ni la perdida ni la ganancia merecida.

¡Fatalidad! ¡Funesto!

Son los pensamientos más antiguos,

que nos amarran al olvido,

a no ser más que otra plaga que el mundo necesita exterminar,

para quedar a mano con todo lo que hemos hecho.

Fabricamos una ciencia obsoleta,

inventamos una historia con opiniones tan falsas

que sólo nosotros creemos y sin embargo,

no somos capaces de comprender.

Un año más, un año pasa sin suerte,

un camino congelado y un huracán que mueve

desde los cimientos todo pensamiento que se pierde,

y el fuego terminara, con el juego de la vida y de la muerte.

Así nacen los poemas

Cavilaciones surgen en los momentos más precisos,

que se van convirtiendo en poemas,

en letras que las horas muertas, dan forma

para parecer escritos, de los pensadores más exigentes

y alimentar al crítico.

Reflexiones que sólo aspiran, a ser pensamiento de pocos,

y es, donde surge la ironía, pues, como plaga

dan origen a las más extravagantes ideologías.

El punto del pensamiento malicioso,

que va haciendo eco en la memoria de sus víctimas,

todo aquel que se llame intelectual

pasa a ser el más incauto a la hora de escuchar

o de pronunciar cualquier palabra

que ningún mortal logre descifrar; y así,

pasar como el más docto a la hora que a todos llegará.

Así nacen los poemas,

en las horas que nadie puede tocar,

en las horas que el poeta muere o deja de soñar.

La dulce Dama

La dulce Dama soy a pesar de los rumores,

soy tan parte del consejo, como de la acción que recabe.

Puedo parecer más frágil que una flor, pero por dentro soy,

tan dura como un diamante; pero, nunca orgullosa ni soberbia.

Tócame como a una flor,

háblame, como se le habla a un infante,

pero no subestimes jamás,

la fuerza de mi capacidad para amarme.

La dulce Dama creció,

no para ser la sombra de un gigante,

no para estar detrás del ego

de un hombre que no puede ni mirarme.

Para hoy o para mañana,

a mí no me regales flores,

porque mueren tan deprisa,

como las falsas promesas de la vida.

No por dulce empalago,

no por Dama me recato,

cuando entrego el corazón,

el cuerpo, también es parte del trato.


Índice


Mujer de Otoño

A la orilla del mar

Estulticia

Tan llena de ti

Amante de las letras

Adyacentes

Flores de Otoño

Las marcas de mi piel

Sin promesas

La cuerda frágil

Ser pensamiento

1er. Motivo

2do. Motivo

3er. Motivo

No apagare mi voz

Muñeca

¿Qué dirían?

Un nuevo comienzo

Reencuentro

Rutina

Amiga coincidencia

La paloma y la cinta

Ni un recuerdo de ti

La hoja

Sin ti mi tierra

¿De qué hablan?

En teoría

El espacio vacío

Insomnio

Desafío

La vida en vida

Inspiración

¡No!

Mis sentidos

Deseo

Batallas

Poetastro

Iconólatra

Soy poesía

La posibilidad de lo infinito

Yo soy

Impenetrable

Si pudiera

Acocoxóchitl

Loca

Mis gatos

La vejez

Hoy soy

Las crónicas de la princesa triste

No basta

A Huatulco

Tú, mi último beso

Había una vez

Pudor

Horas, olas y hojas.

Hedonista

Ha caído

Semipreciosa

Me visto de ganas

Y aún

Veinticuatro rosas

El futuro de los niños

Vida vs Muerte

Puedes amor

Bajo la misma piel

Mujer poesía

Hermanos

Pirómana

Así me dueles

Fragata

Emanuel y Sara

De pluma y plomo

Si de amor se trata

¿Qué me falta?

Pensamientos

Así nacen los poemas

La dulce Dama

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