JUEGO PERVERSO

Alguna vez me pregunte que tan profunda puede ser el alma humana

es tanto aquello que desconocemos de nuestra naturaleza

nunca alcanzamos a descubrirnos realmente y…. la vida es muy corta.

El tiempo solo nos permite rasgar ese pesado telón forjado por la sociedad

descubriendo poco a poco la forma de todos esos deseos oscuros

que emergen en la superficie de la piel.

Nuestros gustos se tienden a tornar más atrevidos y «excéntricos»

y el éxtasis del deseo se alimenta de perversión.

Benditos o malditos gustos, no sabría cómo explicarlos

solo se que tienen una dulce melodía que atormenta el pensamiento

que incita a experimentarlos.

La perversión se abre lugar en tu interior e intenta arrebatarte el control

tus sentidos se afloran en su más sublime expresión

y te conviertes en una presa fácil de tu carne

de tus instintos, de tus deseos.

Su tormento es la pasión fundida en un cuerpo

trastornado por el mismo mal

y una vez abierta la puerta… no hay forma de cerrarla

te vuelves adicto, pierdes tu voluntad y caes a sus pies sin remedio

caes en un dulce juego perverso que ha amarrado a tu alma.

Es un profundo abismo con aliento a rosa

que te incita a seguir descendiendo

por una densa oscuridad

que te envuelve en una sábana de fuego y piel.

Todo al principio se hace confuso pero atrevidamente excitante

tus fuerzas se desmoronan por la voluntad del juego en el que has caído

te conviertes en un esclavo sin remedio

queriendo satisfacer una necesidad que había estado dormida

por casi toda una vida.

De aquí en adelante la vida se endulza de miel

y la pasión se forra de cadenas y esposas

los sentidos arrastran al cuerpo al compás de la sensualidad

y la razón sucumbe cuando en tu cama se abre paso el juego perverso.

Cómo evitarlo si cuando se presenta a tu vida

te enseña a observar tu alma desnuda

te muestra un sinnúmero de sensaciones desconocidas

que elevan tu alma al extasis del cosmos.

Me es imposible escapar de la trampa de la perversión

de hecho quiero ser víctima y dejarme atrapar por completo

por que cuando no se presenta a mi cama

siento mi alma incompleta.