Ya canto, llegué

…Y soñaree, soñareee, voy a hacer una fortuna con lo mucho que te quiero, lo que más vale en el mundo no se compra con dinero … tararara tararaaaa, cantaba enérgicamente sobre la maravillosa voz de Rosana.

Estoy cantando, estoy cantando!!! -no podía dejar de gritar en el auto-

Tantos años, más de veinte, desde que saqué el registro y los que llevo manejando, pero sólo por calles y avenidas. Hace un mes me mudé a 64 km de la ciudad, por lo que no me quedó otra que tomar coraje y práctica y subir a la autopista. Dios, vos y algunos más saben de mi pánico y parálisis a manejar en rutas y autopistas, en realidad lo saben todos los que me conocen, he ido por la vida buscando socios del club, tanteando qué tan exclusivo era este mal, y lo es bastante.

Muchos se identifican y me dan la razón, cuando logras cantar al manejar, ya está! sentís que llegaste a todos esos lugares maravillosos que están más allá de la General Paz. Después ya podrás entablar una conversación o más aún dar un consejo a tu acompañante, eso ya requiere una concentración especial, y que mejor que hacerlo con la espalda apoyada relajadamente en el asiento, elegir buena música para la ocasión, más o menos en ese orden irán apareciendo los que llamo signos de superación de traba. Ahora sí, ya estoy lista para soltar un subí que te llevo en lugar de un inseguro subí que te acerco.

Llego en cinco, echen los fideos.