A veces pienso que estoy loca o soy una intensa empedernida por todo esto que siento. Se me hace extraño la verdad, ya que este sentimiento nunca lo había experimentado. No sé cómo canalizarlo o tratar de fluctuarlo de la mejor manera. No sé si esto suele ser lo normal, pero ¡vaya que es enérgico, vehemente e impetuoso!

Quizá, se me haría más fácil, si hubiese alguna manera no tan dolorosa de drenarlo o por el mismo hecho de ser doloroso, tengo que conservarlo conmigo hasta que se desvanezca sin que deje algún rastro.

El inicio de esta sensación suele ser cautivante y a medida que pasa el tiempo, absorbente, el problema está cuando de la manera más intempestiva, se termina… y ahí, es cuando tienes que poner en práctica esa «inteligencia emocional» que supuestamente tienes, ese auto-control que debe imperar en ti.

Pero amor mío, contigo todo lo racional se esfuma, se evapora, desaparece así no más. Solo quedas tú, tu mirada llena de paz y mis ganas de amarte tan intensa y profundamente, que no te den ganas de irte nunca.

Perdóname. Perdón por tanta debilidad, por volver siempre a ti, aun cuando me he despedido en tantas oportunidades, perdón por hacer ver que esto es un círculo vicioso que no tiene fin, por querer intentarlo una y otra vez, pensando que el intentarlo de una manera cada vez más apasionada, hará que te enamores de mí, perdóname por suponer que todos esos intentos es porque creo enteramente que lo vales.

Supliré tu cara con la luna, para que cada vez que quiera verte, corra a verla a ella. Cada recuerdo que tengo de ti, de nosotros, de esto, lo sustituiré en cada estrella, para sentirme plena al ver el cielo por las noches y tener la constelación para mí sola.

Te prometo dejarte ir. Te prometo culminar este ciclo. Te prometo todo, menos ir disminuyendo este amor, tan grande que las palabras faltan para describirlo. Te amo y lo haré siempre.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS