Amores que se alejan como viento frió al llegar el verano, llenos de años y momentos preciosos bañados de miel y también de hiel, abandonando los sueños mas intensos, aquellos con los que pudieras hacer un gran concierto, que ayuden a olvidar desengaños pero que no borran los daños, amores que ya no están, amores que se extinguieron salpicados de la traición, así como el de Dalila y Sansón, amores intensos que de la nada se esparcieron en fragmentos, repartiendo melodía que se convierte en armonía que reviven alegrías en un cuerpo descontento, para que vibre al compás de las mejores sinfonías, impregnadas de caprichos que susurran música en forma de gemidos que entran por tus oídos y llegan al corazón haciéndote bailar al son de los amores clandestinos que reparte un sin fin de sabores exquisitos, como las uvas rancias que se cuelan al momento de preparar el vino, añejadas de momentos con locuras de sabor divino, llenas de verso y frenesí incoherente, de ese quienes muchos no comprenden, al menos que estés preso de un amor perverso, creyendo que estas de travieso en el jardín del edén, extasiado del recuerdo desinhibido de los amores vestidos de Adán y Eva, o lleno de envidea con una rabieta sufriendo una condena por la delicia con la que amo Romeo a Julieta.

Marihel Machado.

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