La luna ya se ha ocultado
Y no volverá a asomarse.
El beso ya se ha secado
Lejos, tan lejos que a pérdido todo su sabor,
Todo su dulce encanto,
Ése recuerdo ya se ha escapado
Y el saber que se sentía
El juntar, unir unos acaramelados labios.
El sol ya se ha marchado
Y no regresará esa tierna alegría
Que embellecían los minutos,
Las horas, los días.
El abrazo ya es un tempano muy frío;
Como lluvia de Julio,
Como atardecer de Agosto
Con sus calles desoladas y vacías;
Y sentado en el umbral yo,
Aguardó lo que no retornará.
Las siestas tan sólo serán un pasaje más
En un ir y venir de minutos
Que no avanzan al igual que yo
Y estático yacen esperando
Que todo vuelva a la vida.
Lo que ayer hubo ya no estará,
Se ha ido sin despedirse ni saludar.
El mirar que la dicha encendía
Como llama carente de oxígeno
Fue desfalleciendo el tiempo
Que mis ojos cerrándose fueron
De goteo en goteo
Ya hace mucho, en aquel momento
Donde observaron la crueldad
Del engaño y la fatídica mentira.
Ya no hay días, ya no existen noches.
Las siestas tibias ya son un mal recuerdo,
Eterna agonía, desbastadora melancolía.
Ya que por amar a quien no debía
Acabe yo mismo con mi alegría,
Mis ganas, mi valiosa y profunda felicidad.
Todo lo que en mi desbordaba
En otras circunstancias, en otras épocas.
Lo que ayer hubo ya no existirá,
En aquellos días.
Jamás regresará al ver
Lo que no debía
Mis ojos cerrándose fueron
Y por más que, ya hace mucho
De aquel tremendo descubrimiento
Mi corazón, mi alma y mi espíritu
Para siempre acabaron,
Como reloj antiguo,
De una pared pendiendo
En una casa solitaria, olvidada y pérdida
En un mar de desdichas,
Rodeado de temores
Y de desconfianzas infinitas.
OPINIONES Y COMENTARIOS