Lo que éramos / Lo que somos

Lo que éramos / Lo que somos

Serafín Cruz

13/10/2018


Lo que éramos

Éramos unos chiquillos despiertos,

ambos atractivos a las miradas ajenas;

tú con tu sedosa piel y tu hermosa figura,

yo con mi sincera sonrisa de adolescente.

Y nos enamoramos,

locamente,

sin necesidad de que nos explicara nadie el significado del amor,

sin temor a aventurarnos en lo desconocido.

Sabíamos que estábamos hechos el uno para el otro,

que habíamos creado un atrayente imán que nos hacía inseparables,

y que una invisible cadena nos mantendría unidos de por vida.

Fue mágica esa sensación que aún perdura,

fue un premio a no sabíamos qué,

tal vez a nuestra cándida inocencia,

a la entrega voluntaria y sin exigencias o, ¿por qué no?,

a la transparencia de nuestras palabras.

El carro de la vida nos trasladó hasta el presente

y hemos envecejido,

pero no nos importa.

Aún mantengo mi sincera sonrisa,

aún mis ojos ven en ti esa hermosa figura,

y mi tacto percibe esa sedosa piel tuya,

nos seguimos diciendo «te quiero»,

cada noche, cada mañana y cada tarde,

en un susurro halagador impropio en la gente de nuestra edad,

y eso es bueno porque nos alienta,

reblandece nuestros corazones

y nos hace pensar que no erramos,

quizás porque no tuvimos que decidir,

quizás porque nuestros caminos no encontraron bifurcaciones,

que no eran necesarias,

allí estaban todos los ingredientes

para definir la palabra amor:

Tú y yo.

***************************

Lo que somos

Ignoraremos los aciagos días,

aquellos que nos ofendimos,

los que perdimos la calma

y acabamos con insultos,

son lunares sin sentido

que no han de ensombrecernos.

Olvidaremos las antipatías,

las pocas que tuvimos,

y se perderán en la nada,

caerán en saco roto,

no volverán a aparecer

ni una sola vez más,

porque apostamos por lo nuestro;

yo por ti, tú por mí, los dos por nosotros.

¿Qué nos importa saber que no fuimos perfectos?

Hemos ganado mucho,

tanto que ya no tenemos olor propio;

tenemos nuestro olor.

Y nos sobran los motivos para que la felicidad se nos estanque,

para seguir con la misma apuesta,

porque hemos salido vencedores,

a pesar de todo.

Somos lo que nos hemos hecho,

nos amamos porque nos hemos amado,

nos tenemos porque hemos deseado tenernos.

Atrás quedaron las piedras

que supimos esquivar,

atrás quedaron las nieblas

que intentaron desorientarnos,

atrás quedaron los días que no superamos el examen,

todo quedó atrás y aquí estamos,

con el concimiento de haber hecho lo correcto

y con el regocijo de sentirnos vencedores.

No es poco, vida mía, no es poco.

Serafín Cruz’18

Derechos de autor.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS