Adonde van los sueños?

Adonde van los sueños?

karina laguzzi

03/10/2018

Todos los tenemos… propios, compartidos, deseados, ansiados, esperados…

Desde chicos soñamos con mil cosas, y a medida que el tiempo pasa, nos va mostrando que, tal vez, no son tan fáciles de cumplir.

Con los años viene cierta desesperanza, impotencia y desilusión, en definitiva nos vamos perdiendo.

Cuando son propios es como si existiera un camino trazado por nosotros mismos. Cuando es acompañado, ese trazo se vuelve a dibujar y ahí la confianza se deberia duplicar, potenciar.

Últimamente veo perpleja, como a medida que se van armando parejas con estallidos de asombro por quizás el haberse encontrado, con edades que exigen pasar los cambios mas rápido, ya que el tiempo, como una amenaza, nos dice que el hilo se va a cortando junto con la energía, se lanzan a creer que sí, que esta vez es real, que tardó pero llegó, ya que el otro parece reunir todo lo que les hace bien y se mandan…

A creer, a soñar, a vivir.

Las emociones estallan junto con los proyectos, sienten que esta vez el puto miedo se corrió y que ya es hora.

Los sueños se multiplican con color a posibilidades concretas,
se deja el cerebro de lado y es obligatorio “solo sentir” y CREER.

Sin embargo, con la misma rapidez que dejamos desbordarnos por las emociones, por razones realmente difíciles de entender desde la mente, con la misma rapidez digo: todo desaparece, es magia, de la mala…

De golpe, las opiniones cambian, las reacciones y la distancia marcan territorio y como un poder destructivo e imparable, destruye todo lo hasta ahí construido.

Con el tiempo, también, me doy cuenta que las razones cada vez son mas incoherentes y frágiles, como al parecer en el fondo, muy en el fondo, están sus almas.

Y el sentir, el soñar, el creer, desaparece víctima de un tsunami llamado miedo que arrasa con todo…

Ojo… con nosotros también.

Un miedo cada vez más cancerígeno, el miedo a sentir lo real.

Nunca se fue, estuvo disfrazado de alegría.

Y así se sigue, sin entender, y cada vez más solos.

Y los sueños?

No sé… quiero creer que están acumulados en una caja fuerte universal, esperando al que se anime a irrumpir con esa llave maestra que tenemos todos, decirle con una sonrisa cómplice y desafiante:

CHE, FLACO… SE TE ACABO, ME LOS LLEVO TODOS, PARA MI, PARA NOSOTROS, PARA TODOS.

Seguro, ese Robin Hood de las emociones, está cerca.

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