Las noches ya no son las mismas.
Cada minuto que transcurre
Se vuelve más lúgubre,
Una eterna pesadilla,
Mucho más frías, tristes, vacías.
Las noches a las que estaba acostumbrado
No eran nada parecidas
A estás últimas.
En ellas sobraban besos,
Palabras bonitas,
Repletas de roces, mil y una caricias.
El sol nos sorprende
Espaldas con espaldas,
Incluso, en camas distintas
Y de las habitaciones
Huimos a las corridas.
Fugitivos de las miradas;
Testigos de silencios desgarradores;
Una perpetua agonía.
Ambos somos conscientes
Que la distancia es abismal,
Nuestra propia enemiga.
Sabemos que eso que,
Una vez, estuvo ya no volverá.
Algo en sí todo guarda
Y las preguntas como las respuestas,
Siempre suelen estar mucho más que palpables,
A mil voces dichas…
Las noches,
Aquellas, las de entonces;
Ya no volverán a nuestras vidas.
Ya no hay besos,
Palabras bonitas,
No existen roces;
Menos, caricias;
Nuestras miradas
Ya no se cruzan.
Ambos sabemos…
Es el principio del fin.
Las preguntas como las respuestas
Siempre suelen ser esquivas,
A mil voces dichas;
Aún cuando no se deseen ser oídas._
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