ELEMENTAL, MI QUERIDO WATSON…

ELEMENTAL, MI QUERIDO WATSON…

Se entretenía leyendo los perfiles de una página de contactos a donde se había apuntado hacía pocos días, más que nada, porque le gustaba adivinar lo que escondían las entre líneas; aunque la falta de originalidad de la mayoría la aburría y poco había por rascar, parecían clonados. De pronto, y cuando iba a apagar el ordenador, llamó su atención aquel perfil. No era el típico formato de copiar y pegar: «Busco una mujer de buen corazón»… ni contenía la tan manida frase de: «Soy amigo de mis amigos»…

Este era conciso,original y comenzaba proponiendo un juego. Él no lo sabía claro, pero a ella le encantaban los retos. El mismo consistía en responder dos preguntas:

_¿A qué novela pertenecía el personaje, cuyo nombre usaba como nick?.

_¿En qué película aparecía dentro de una escena, un poster de la portada de dicha novela?

No tenía ni idea, no había leído el libro ni visto la película, pero no le costó mucho encontrar la primera respuesta, la segunda a su pesar, le fue imposible, y con la mitad del acertijo resuelto, se dispuso a enviarle un mensaje sólo para saludarlo y devolverle el guante. De alguna manera estaba haciendo trampa, era evidente que a él lo que más le interesaba, era encontrar una persona que compartiera sus gustos literarios y cinéfilos, y no a una que jugaba a ser Sherlock Holmes versión femenina.

Sus fotos le agradaron, físicamente estaba bastante bien y además transmitía confianza y bondad, pero había leído sus preferencias y expectativas y para colmo vivía en otra ciudad. Pensó que no encajaban, las benditas líneas y entre líneas… pero bueno, había hecho media tarea y la iba a entregar. Lo que no pensó, es que recibiría su amable respuesta proponiendo mantener el contacto, y más pronto que tarde, ya estaban charlando por teléfono, riendo, intercambiando sin dificultad episodios de sus vidas y buscando coincidencias, mientras hacían planes para un próximo encuentro.

No cabe duda que a veces y de la manera más inesperada, cuando creemos que manejamos los hilos de nuestra existencia, el Universo confabula con escritores, personajes de novela o directores de cine, mientras se rie benevolente de nuestra torpe ingenuidad.

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