Fue mi escudo,
mi armadura,
mi refugio
y mi mejor abrigo.
Me protegió de las heladas,
de las avalanchas,
las oleadas
hasta de granizadas.
Combatía todo
cuanto en su camino había
o al menos, eso creía…
No era tan invencible como parecía.
Mi coraza hermosa,
!ay, mi coraza¡
!está muerta, mi coraza¡
porque tus palabras la hicieron trizas.
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