Por muchos años,
el hombre estaba en busca de aquello
que trascendiera en tiempo y espacio.
Para el médico, el alquimista,
se trataba de encontrar el medicamento
que curara cualquier enfermedad.
Para el político, el nacionalismo
o cualquier -ismo
que acabaría con los males de la Nación.
Para los filósofos, los pensadores,
la inmortalidad
era el elixir de la vida.
Para mí,
una bella melodía,
o una corta travesía
es todo lo que necesito para curar mis heridas.
No es la medicina,
la política o la filosofía.
A veces,
un verso o una poesía
es la panacea para los estragos de la vida.
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