«EL ORGASMO»

Hay besos como dardos que buscan
la diana,
palabras que no tienen coartada
quedan adentro y esperan
a que los dedos intrépidos y fugaces
recorran las intimas partes sombrías que habitan el cuerpo
mientras disimulan los labios.
El placer es caprichoso
y se documenta
otorgando prestigio a los gemidos.
El talle oculta innumerables tesoros,
un sinfín de enigmas que descubren las manos
y que proliferan con el tacto.
El orgasmo lo desarrolla el músculo motriz
con un constante bombeo
que entre sudores extrae los jadeos
en una batalla única en la que dos púgiles luchan por el éxtasis.
Un de tú a tú de sensaciones desbordantes
desencadenando un big bang sexual.
Y cuando llega, llega de forma solvente, infinita e inmensa,
y deja frágiles a los oponentes, vulnerables e indefensos
con su poderoso momento,
que breve, es comparable a la misma intensidad del universo

Marisa SamPe.

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