Me duermo, no, me despierto.

… y siempre hablando de lo mismo estoy, miro hacia el cielo y veo un yo escribiendo sobre mí, mirando el cielo. ¿Cuantos yo hay mas allá?, cuantos más que escriben? Bajo, cierro los ojos y duermo, sueño algo bello. Me levanto, lo recuerdo y lo escribo. Escribo que soñaba un papel con muchas palabras de donde salían muchos papeles. Papeles que al tocarlos cambiaban su color y cambiaban su escritura según quien lo leyera. Podían decir las cosas más tenebrosas de la tierra o las más bellas del universo. Entonces comprendimos que lo más bello es más grande, y ellos lo comprendieron y ellas lo comprendieron. Y de repente me encontré leyendo uno de esos papeles que hablaba de mi sueño, ese que ahora estoy escribiendo. La confusión en mi cabeza apareció.

El viento comienza a elevarme, grandes montañas ríen de mi existir, grandes arboles quieren abrazarme, la lluvia comienza a atacarme sin razón y las piedras intentan comunicarme algo desconocido… no logro entender toda esa conexión, tan de repente sobre mí.