Mientras el tiempo pasaba, algunos recuerdos se mantenían,

otros eran olvidados en el desierto, algo que se hace llamar memoria.

Ella es así, triste y olvidada o como un bosque frondoso, depende de cómo la cuides.

El tiempo puede provocar en ella fisuras o cicatrices que te marcan o te rasguñan,

todo depende, también pueden acariciarte sin darte cuenta manteniéndote atado a ellos.

Estás anclado, eres esclavo, alguno de ellos abandonados y desintegrados,

recuerdos olvidados por aquello que llamamos tiempo.

Por eso sigo aquí, anclada a ti porque no sé cómo dejarte ir, querido tiempo.

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