Los Hermanos del Equilibrio

A los pies de la puerta al más allá se encuentran dos ángeles gemelos que se dedican a preservar el equilibrio y la armonía sobre las almas que mantienen en pie los pilares de la creación.

Uno se llama Caos, de alas y cabellos color azabache y ojos del color del firmamento, además de llevar consigo una espada llamada » Discordia». Tiende a pensar que hacer algo mal hecho se puede justificar si se hace por el bien de otra persona, y su deber es juzgar las malas acciones de cada difunto según sus motivos para hacerlo y sus actos para conseguirlo.

El otro se llama Orden, de alas y cabellos color plata y ojos del color del ocaso, además de llevar consigo una espada llamada «Armonía». Tiende a pensar que hacer algo bien hecho se puede penalizar si se hace por el malestar de otra persona, y su deber es juzgar las buenas acciones de cada difunto según sus motivos para hacerlo y sus actos para conseguirlo.

Una vez un alma se postra ante los hermanos, ambos leen un monumental libro con todos los nombres de todos los seres vivientes de la creación y con sus acciones buenas y malas anotadas y con sus motivos al lado, para ver si la susodicha alma había mantenido el equilibrio de su propia creación.

En caso de haberlo mantenido, esta sería llevada a una segunda vida donde se reencontraría con sus ancestros y viviría con total normalidad como si siguiese viva, solo que esa segunda vida sería eterna. En el caso contrario, esta sería llevada al mundo terrenal con una segunda oportunidad para reconstruir el equilibrio roto hasta su próxima muerte, donde sería evaluado de nuevo.

Pero no todo sería perfecto, pues cuenta una antigua profecía que los hermanos, en un punto donde el equilibrio fuese imposible, discutirían con tal poder que causarían el fin de la misma creación. Pero no todo sería destruido, pues de un alma perdida nacerían dos nuevos hermanos que reconstruirían la creación desde el comienzo.


«El equilibrio debe mantenerse pues, de no ser por él, la creación no es posible. Así que de no ser por la vida no es posible sin la muerte y viceversa.»


FIN

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