Botella de Guindado

Botella de Guindado

Susana Austin

17/07/2018

Botella de guindado

La naturaleza hacia alarde de su arte .La primavera un hada genial del pincel coloreabalos campos con gamas de verdes bajos y altos.

Los calafates mutaban milagrosos, las florcillas amarillas por pequeños frutos morados. La alfalfa fresca, deleitaba el paladar de los animales. Los pájaros afinaban sus cuerdas vocales, improvisaban serenataspara sus amadas y ellas, soñaban distraídas con los nidos, volando de rama en rama.

Las manzanillas, campanitas y otras flores silvestres, habrían sus pétalos sensuales a la vida. Mama enjuagaba ropa con el agua cristalina agua, que despedía por su boca, la bomba roja, bajo el límpido firmamento.

Mi madrina, recostada lánguida monumental humanidad sobre el sillón verde, en el comedor .en una esquinita muy cerca de su pecho generoso, senté mis huesudos siete años, mientras papá hablaba, sonreía con dientes de lobo hambriento. En un momento sus ojos azules se detuvieron en su estrecha cintura, bajaron por la línea curva de la negra minifalda, recorrieron con lentitud las piernas de mi madrina. Me volví, tratando de ver eso tan extraordinario, que leí en su mirada. Solo era una pollera mas, el observaba una exótica flor de oscura corolacon solo dos pétalos nacarados, torneados y carnosos rostro se transformo en la cara de una abeja ansiosa por probar el néctar de una rosa silvestre, cerré fuerte los parpados, cuando los volví abrir ,era el mismo de siempre .

El ambiente quería expulsarme .me levante para ir a jugar con patrona, la cordera, que me llamabacon insistentes balidos asomando la cabeza por el umbral de la puerta .por el rabillo del vi a papa con la botella de guindado, a mi me encantaba…

Eche a empujones a Petrona, que parecía estar clavada en el suelo…

Volví a sentarme en el sillón cerca de mi madrina, que no había cambiado de posición esperamos con ansiedad el licor que vertía en minúsculas copas…

Tomo un sorbo, me dio un traguito, mientras el, con el cuchillo afilaba la de un sauce. Acerco una silla frente a nosotras, hundió el palito en la botella de cuello largo, extrajo guindas que reposaban en el fondo, la depositaba en la rosada boca repleta de perlas y en la mis desdentada. .Mama enjuagaba ropaen la bomba.

No se que alquimia misteriosa hacia que papa, pasara las guindas cerca de mi boca para terminar siempre en la de ella. Mi madrina hacia gruñiditos de placer, como una de esas sirenas que encantaron a Ulises.

Sentí subir por el estomago al enojo, como las llamas de un dragón hasta los ojos se me incendiaban las pestañas por las chispas furiosas. Si hubiera tenido poderes de telequinesia, los hubiera derivado con un rayo…no me tenían en cuenta.

Quede paralizada por el terror, ante la idea que me había convertido en invisible, como los personajes de los cuentos.

Me saque las zapatillas, observe con detenimiento los dedos de los pies…no era invisible. Me levante con rabiagolpee con cuidado a mi padre a ella le de un pisotón en las uñas esmaltadas que sobresalían de las sandalias de cuero. Desde el umbral, los mira con rencor por última vez.

Con lagrimas en los ojos, le conté a mi mamá, que fregaba con las manos moradas por el agua helada, que papa le daba guindas a la madrina y a mi no…

El rostro de mama se puso de color rojo como la bomba, me hizo llenar un balde de agua de diez litros sus ojos negros brillaban como los de cual, un perro que murió envenenado. Sin decirme una palabra de consuelo, cargo el balde en su brazo derecho como si llevara una pluma…A pasos raudos se dirigió a la casa, seguida por mí brincando y con mi enojo ya olvidado, desde la abertura de la puerta, vio la escena que unos minutos antes yo había dejado.

Mi madrina recostada en el sillón, recibiendo las guindas, que papa ponía en la boca con infinito cuidado.

Mama, sin articular palabra. Con un movimiento mágicovolcó el agua sobre papa .mi madrina quedo petrificada en el sillón. Papa de un salto quedo en el centro de la sala, boqueando como un pescado, tiritando de frío destilando agua observado por mama con el balde en sus manos.

Me sentí liviana…estire los brazos flacos, me dejar llevar por la brisa sureña, con un esplendor de estrellasen los ojos. Volé, volé por el prado ante la mirada asombrada de los caballos, vacas, gallinas y gansos. Volé. Volé. Vi el pescuezo de Petrona desde arriba, el lomo de los caballos, las tejas de la casa la copa de los árboles y a mi madrina alejándose por el maizal…

De pronto el secreto de volar, me fue revelado la felicidad

Mama no era cariñosa conmigo pero me amaba me lo había demostrado ese día…

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