Diario de un amor vintage

Diario de un amor vintage

Lourdes Acosta

14/10/2016

En la actualidad cuando el amor se ha vuelto comercial, cuando la superficialidad demanda más que el sentimiento es difícil creer en el amor verdadero, de moda solo ésta el sexo, como decía Gabriel García Márquez: «el sexo es el consuelo para los que ya no tienen amor»

Yo lo conocí por Internet era un hombre muy guapo, serio, profesor de idiomas, un hombre de esos que cuando te escribe sabes que lo hará solo un par de veces hasta que se consiga a otra que se le insinúe y tengan sexo.

Tu sabes como mujer que ese tipo de hombre soltero, guapo, aventurero no está solo en este mundo por casualidad, o es muy mujeriego, o es gay o por algún lado cojea como decía mi abuela.

Pero estaba allí insistente, mandando los buenos días, las buenas tardes, las buenas noches, interesándose por las cosas que una chica sencilla hacía.

Normalmente le escribía como lo hacía con cualquier otro, varios hombres siempre me escriben al saber que soy una mujer soltera sin hijos, sabiendo que las mujeres así somos más peligrosas porque ya estamos en la edad en que no creíamos en nada, y en que ya sabíamos lo que buscábamos, aunque yo la verdad no buscaba nada, estaba soltera, feliz por la vida viajando y haciendo lo que quisiera, aunque no era de extrañarse mi sueño nunca fue casarme, tener hijos, un perro, una casa, un hogar. Mi sueño era viajar, llegar a lugares donde nunca había estado y maravillarme viendo cosas que nunca había visto y si para eso tenia que quedarme sola estaba dispuesta con mucho gusto a pagar el precio.

Pero llego él con sus ojos Claros llenos de luz y con una boca que tenia un letrero que decía: «besame hasta que se te borren los labios de tanta pasión», no podía dejar de ver sus fotos y seguir con lo que ya había iniciado un par de meses atrás.

Y así fueron pasando los días, cada vez con más deseo de verlo y de saber que si existía, aunque no sabia que era lo que quería con él pues mi libertad no era canjeable por nada en este mundo.

Llego el día tan anhelado donde me propuso vernos y conocernos pero la propuesta fue bastante inusual, me pedía que tomará un avión con fecha 7 de diciembre hacia Roma- Italia.

Yo estaba temblando pero algo me decía: Elizabeth el 7 es tu número favorito, ¿que puede salir mal? Que no llegue y te deje embarcada, pues ya es hora de conocer Italia el país al cual pediste la oportunidad de conocer en el 2013 cuando te invitaron, ¿que más podía salir mal? ¿Que no le gustes en persona? Tienes muchos más admiradores los cuales hasta matrimonio te han pedido, ¿que más puede salir mal? ¿que solo quiera sexo? Pues que equivocado esta un hombre que cree que la mujer no quiere sexo también, que somos sumisas, que no vemos pornografía, que no nos masturbamos, que no sabemos lo que quieren cuando nos invitan a cenar o cuando nos invitan unas cervezas, mucho cuidado los que piensan eso porque somos muchas veces nosotras las que los llevamos a ellos y las que más lo disfrutamos.

Llego así el gran día, llegue al aeropuerto Leonardo Da vinci, una maleta pequeña y algo de dinero por si me toca el viaje sola, preparada para pasar un par de días ya había hablado con amiga mari para el plan B que era irme a Madrid y hacer el tan anhelado camino de santiago de compostela, un sueño que tengo desde niña.

Le llame varias veces hasta que me contesto, acababa de arribar su avión, pensé que los nervios me iba a matar pero al contrario y tal vez por las muchas decepciones que había tenido en mi vida estaba sobria, relajada y tranquila, un poco seria porque odio esperar.

Esta vez el nervioso era él, tenia las manos heladas y no paraba de hablar del vuelo, la gente, la larga fila al salir de inmigración en puerto Rico, solo hablo de mi cuando dijo que me veía más guapa y más alta en persona.

Yo no conocía roma y caminamos más de 20 cuadras, ya yo estaba agotada pero él parecía un niño de 11 años en el parque, mientras que a mi la vida me había enseñado a hablar menos y a observar más.

Yo estaba maravillada, Roma era hermosa, llegamos a una gran fuente donde se lanzaban 3 monedas y se pedían deseos, solo pedí uno, salud. Me sentí culpable cuando me confesó que había pedido por nosotros, en ese instante me provocó besarlo tanto hasta que despertaramos los dos de este sueño, pero me volví cobarde pues él despertaba en mi a una adolescente de 17 años.

Llegamos a un hotel donde nos íbamos a quedar, nos dimos una ducha y salimos, no se si por los nervios pero ni un solo beso nos dimos.

Fuimos a cenar y allí por fin hable y hable, le conté de mi vida, de mis gustos, mis viajes, mis sueños y lo mucho que me gustaba el arte y la pintura. Él solo me observaba y yo me sentía besada por su mirada.

Caminamos hasta una plaza, hermosa con poca luz nos quedamos mirando y esta vez nos dejamos llevar por nuestros instintos, me tomaste por el pelo y y apreté tu camisa por la espalda y nos besamos como nunca Nos besamos como nunca, en el taxi que tomamos hasta el hotel, en las escaleras hasta la habitación, nos costó conseguir la llave mientras nos besabamos hasta llegar al pie de la chimenea en donde te me fuiste metiendo entre el vestido mientras yo desabotonaba tu camisa, nos tocamos y no dejábamos de besarnos y conocer nuestros cuerpos que se volvieron uno solo, fue imposible dormir esa noche o me despertabas tu tocando mis senos o te despertaba yo haciéndote sexo oral, lo cierto fue que esa noche y fui tuya y tu fuiste mio, quedamos extasiados de placer no podíamos soltarnos entre los besos rudos, salvajes, apasionados y románticos, fuimos animales salvajes, adolescentes enamorados, bestias, fuimos uno solo. No quería dormir, pues todo el que duerme despierta, no quería soltarte nunca, no quería que te fueras.

Hasta que amaneció me miraste a los ojos y me dijiste eres preciosa, no supe que decir, ya no quería mirarte a los ojos porque me perdía en ti. Me abrazaste, nuestros cuerpos desnudo debajo de las sabanas hablaban solos, me erizabas la piel y no podíamos dejar de gemir de placer y así se nos hizo la 1 del día entre beso y beso, entre juegos, entre risa, pasión y deseo.

Fue el viaje más apasionado de mi vida, la locura más grande, no me quede con ese desalentador «que hubiera pasado» que más de uno carga a cuestas.

No se que somos, no tenemos nada planeado, no hablamos de eso, solo se que si decide irse mañana yo no lo detendría pues dejo en mi una marca que jamás ningún hombre había dejado, con él me siento libre, amada, segura y sin él tengo el recuerdo de que los hombres fantásticos existen y que si hay hombres que te hacen sentir completas estén o no estén presentes.

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