Coleccionista de recuerdos

Coleccionista de recuerdos

Ana Bustamante

12/07/2018

Tal vez si me paso al tabaco de liar consiga estar más cerca de tus labios.

Si me transformo en libro, es posible que acaricies mis páginas suavemente, deslizando el papel entre tus dedos, recorriendo con tu índice los párrafos, tragándote todas las comas de golpe mientras das vueltas con tu lengua a los adverbios.

¡Quién sabe! Puede que si me convierto en portátil sienta tu pulgar presionando la barra espaciadora y me permitas ser la tecla que retrocede en tu teclado, esa que borra las letras porque has escrito el nombre equivocado.

Es probable que si logro ser un sillón no encuentres la excusa para sentarte sobre mí, acomodes tu espalda en mi respaldo, logres relajarte y disfrutar sobre mis muslos, dispuestos a ofrecerte lo que estás imaginando… descanso, mucho descanso.

Y si tengo la suerte de ser una cerveza, haré que bebas hasta la última gota para compartir contigo todo el amargo sabor que se acumula en mi boca, dejar de lado el miedo a que se congele mi lengua, o la tuya, o todas las lenguas, hasta las malas, esas que no saben de qué hablan.

Pero hoy he dejado de inventar y me he visto sentada en el andén, parada en la misma estación. Han pasado varios trenes y te he buscado sin éxito entre la multitud. Una vez más me voy sola en el vagón recorriendo los oscuros túneles de mi mente.

En la calle regresan de nuevo los sueños e imagino que soy aire y me esfumo entre la gente.

A pesar de todo sonrío, porque siempre lo hago… y descubro que soy una simple coleccionista de recuerdos y que ya no hay espacio en mi casa para conservarlos.

AB@

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