Un lugar en particular

Un lugar en particular

Anka Armand

08/07/2018

No importaba esa felicidad qué sentía, no importaba cuánto brille el sol. Hay un lugar en particular, dónde la luz no podía llegar.

No importaba esa sonrisa, ni las personas qué la originaban. No importaba el calor qué sus seres queridos le proporcionaban. Hay un lugar en particular, dónde el calor muere quemado por el más crudo de los fríos.

No importaba el paisaje,lleno de verde y destellos de sol. No importaba el aire puro ni el canto de mil aves al despertar. Hay un lugar en particular, dónde el encierro representado a través de paredes negras e infinitas, acababan con la idea de libertad.

No importaba el estar con amigos, entre risas, bromas, historias. No importaba la música ni quién le estuviera hablando en el momento. Hay un lugar en particular, dónde el silencio es testigo de cómo sus huesos se vuelven polvo, bajo la imponente presión qué ejerce el dolor ante la posibilidad de «seguir intentando»

No importaba nada, ése lugar en particular, dónde nadie debería estar. Ella era puesta en ese lugar, quitada, despojada de su realidad y arrastrada hasta aquí (a estas alturas, creería que ni un poco voluntad la ayudaría). Ese lugar siniestro, creado por las lágrimas de los menos afortunados, por aquellos que fueron arrastrados al infierno para seguir pecando (bueno, yo sólo relato, pero si se preguntan cómo luce..) ése lugar, era ¡Ella! Era su cabeza. No importaba cuánta felicidad tuviera, ése lugar la sostenía cual garras de águila. Presionando, desgarrando.

Ojalá, esa niña de ojos cansados pero aún así iluminados, salga con vida. Ojalá resista..

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