Silencios que curan

Dicen que cuando una mujer hace silencio el grito es interno, pero yo no grité, me abracé tan fuerte que fui capaz de acomodar mis propios pedazos.

Había partes de mi por todos lados. En el piso de la cocina, de la habitación, en un cigarrillo que no pude terminar, en las camisas mal planchadas, en las excusas inventadas, y en cada lugar que pise descalza…

Deje en cada centímetro de tu casa mi esencia destruida por tus manos. crueles y abusivas.

Deje que cerraras mis ojos, y mis labios, Y entonces pasó.

Grité desde lo más profundo de mi alma, Y me fui, corrí lejos de vos, de tus ojos furiosos, de tu risa ante mis lágrimas de debilidad absoluta, Libere mi cuerpo de tus manos pesadas, me libere a mi misma de nosotros, me perdoné, por dejarme sola tanto tiempo, por dejar de escucharme como debía, por encerrar mi alma en un mundo de sensaciones agotadoras e injustas.

Ese día volví a vivir, me elegí y entendí, que si alguien me ama sin medida, soy yo misma.

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