La sueño casi todas las noches. La veo junto a mí, siempre estudiando. Sus ojos caramelo son imanes para los míos. Todos se han dado cuenta, pero lo niego. Justifico que amar es una pérdida de tiempo, que mi mamá me dice: “Eres muy niño”. Claro, tengo 12 años. Pero su voz es tan suave que, cuando pronuncia mi nombre, me siento amado también por ella. Su ágil cuerpo promete una esbelta mujer. Sí, definitivamente, bebo los vientos por ella.

Andrés es un traidor, no puede ni debe ser mi amigo. Le confié el secreto y ahora todo el mundo lo conoce. Mis compañeros saben que estoy locamente enamorado de Iris. No sé por qué se lo confesé. Lo veía tan enamorado de Luisa y sentí envidia. No podía creer que ella, una muchachita linda de tez clara y ojos azules, le correspondiera. Los veía siempre ir de la mano, y creía ver en sus ojos felices una sonrisa burlona que me gritaba: “¡Mira cómo estamos creciendo! Y tú nerd, ¿cuándo?”

Mal amigo, ¿por qué contaste a mis compañeros que yo estaba enamorado de Iris? Me dijiste que ibas a ser como una tumba. ¡Traidor! ¡Trompeta chismosa! Todos se burlan de mí. Me creen inmerecedor de que alguien también pueda amarme. Y ahora, qué dirá ella. Seguramente, se avergonzará de mí. No voy a fiestas, no me dejan salir de casa, solo estudio y más estudio. Verdaderamente soy un nerd, un simplón, un zanahoria.

A lo lejos la vi venir. Caminaba sonriendo como si me mirara. Sentí temor. Seguramente se va a burlar de mis sentimientos. Tal vez me insulte… Quise que la tierra me tragara. Deseé correr y las piernas me pesaban. Los nervios me sumían en la desesperación, pero al recordar las burlas de las que era objeto, saqué fuerza de mi cobardía y, cuando estaba cerca, grité: “¡Te amo, te amo!”. Y empecé mi huida. “¡Andrés!” y me convertí en estatua. “¡Andrés!”, repitió. Y sin darme tiempo a alejarme más aún, insistió: “¡Andrés, yo también te amo!” Me detuve… Me senté en el suelo y… un llanto agradecido tiñó la tarde de amor.

carhuare

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