Potrero

Nosotros éramos tierra, charco de barro, vaselina con dedo enterrado en el suelo, pelota al piso, salto en largo esquivando patadas, pique cortito, cordón desatado, pelotas que saltaban y algunos andaban descalzos los vagos. Éramos la pelota al ángulo del lugar indicado, le sabíamos las mañas hasta el viento que resoplaba, y si la pelota era liviana por ahí la acompañaba hasta el destino que la impulsara, éramos palos y piedras, árboles y veredas, era todo lo que era mejor. Afuera olor a asado y la pelota siempre en el pie, era el pibe del barrio y así me crie. Con la banda a todos lados, buscando siempre la redonda, para pasar las horas, haciendo nuevas historias para recordar en los fogones de la tarde para ahuyentar mosquitos, y recordábamos a carcajadas y a gritos, la caída de Pablito, o el trompazo de Miguel, pero que felices éramos tan rebeldes, amando solo eso que nos unía simplemente, que era un pedazo de cuero de procedencia indiferente, rodando por los terrenos más profundos de la mente, soñando por las noches con el partido siguiente. Tierra seca en las piernas hasta arriba de las medias, moretones en las tibias y sin canilleras, asesinos seriales, y grandes compañeros, daban paso en el terreno a probar su valentía, nosotros éramos fantasía, amor propio y humildad, nosotros éramos poesía en una podrida sociedad, nosotros éramos pasión, alegría y fortuna, nos hicimos humanos por este sentir, nos hicimos adictos a la razón de vivir, que es ver rodar un balón, y poderlo palpitar , tenerlo que sentir. Imaginarnos ahí, en cada pelota, como que cada lucha fuera un nuevo partido, nosotros estamos ahí, casi todos vivos, mirando la cancha de reojo los domingos, con ganas de volver y mostrarle a los chicos, que asi se hacían las cosas cuando éramos pibitos, pero nos quedamos mirando, tratando de entender que de a poquito, las cosas se van acabando , y que de la cancha nos llevamos años, nos llevamos la experiencia del compañerismo, de hacer escalera para bajarla de un árbol, de correrla aunque sea hasta delante de un auto, y que todo era sano, que todo era diversión, y hoy estamos mirando por la televisión, y vemos que distinto que jugaríamos, si tuviéramos la chance de pisar esos estadios, pero si me dieran a elegir, un lugar en el mundo donde volver a jugar, seria en la tierra de mi barrio, mi escenario, donde todo era especial y mágico, donde todo era ir detrás de un sueño básico, y en verdad el sueño era estar viviendo eso que nunca más podremos disfrutarlo.

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