QUE DURO ES SER RICO

John abandonó la oficina muy satisfecho, aunque sin entender el porquè, el Jefe de Recursos Humanos lo despedìa aparentemente incòmodo, tomando en cuenta que èl fue quien lo llamò, invitàndolo a presentarse a un puesto de trabajo, diseñado segùn le dijo, a su justa medida.

Practicó a conciencia durante todo el fin de semana, luego de encontrar tutoriales en Google sobre «Entrevistas de Trabajo»…esos en donde te aconsejan como presentarte, sentarte, donde colocar los brazos, si cruzar o no la pierna, y hasta que intensidad darle al apretón de mano al saludar y despedirse; sin olvidar por supuesto sonreir en todo el proceso.

Siguiendo las pautas de la influencer de moda en su blog: «Estilo e Imágen Profesional», seleccionó en su amplio vestidor, la indumentaria que usaría, y fue a su peluquero de toda la vida, para que puliera su corte de pelo, siempre impecable…pero por si acaso.

La entrevista estaba fijada para ese lunes al medio día. Aparcó su Ferrari F12 y sus 741 caballos de potencia sin ninguna dificultad. La empresa abarcaba todo un lujoso edificio, ubicado en la zona más céntrica y cara de la ciudad…»TRAVOR AIRLINES» se leía en enormes letras doradas.

Atravezó el alfombrado vestíbulo, regalando a su paso su aroma Clive Cristian N°1 de 430 libras el pote, y comprobando en su Rolex de oro, que llegaba puntual a la cita. Saliendo del ascensor en la planta 7, una atractiva secretaria parecía estarlo esperando, y luego de saludarlo de forma exageradamente amable, lo escoltó hasta la oficina de su jefe, el señor Davis, con una sonrisa amplia y seductora. Ya estaba acostumbrado a despertar ese tipo de reacción en las mujeres, y por supuesto, devolvió la sonrisa en la misma proporción, dejando a la chica temblando.

El señor Davis lo invitó a pasar y tomar asiento, carraspeó un poco y se acomodó el nudo de la corbata como si no supiera bien que hacer o decir. Raro…por su escrutinio, pasaban los destinos de todos los aspirantes a algún puesto en la empresa. Su fama de inflexible lo precedía, y jamás le tembló el pulgar a la hora de rechazar algún candidato si no cumplía los requisitos exigidos. Del señor Davis se podía decir cualquier cosa, menos que era débil o sobornable.

La entrevista? en este caso fue breve…muy breve…brevísima. El candidato en cuestión, John, cumplió a rajatabla todo el protocolo estudiado, y sacó un 10 en etiqueta oficinil. Su apariencia era impecable, sonrió de forma correcta, el apretón de manos denotó que era un hombre confiable y seguro de sí mismo, los brazos descasaron relajadamente en los reposabrazos de la silla y mantuvo los pies firmes sobre el suelo en todo momento. También inclinó un poco el cuerpo hacia adelante, sabía que esto lo haría parecer más interesado en lo que le iba a decir su interlocutor.

_Bueno John…ehh…(más carraspeos del pobre señor Davis)…hablemos de usted…tengo entendido que ha viajado por todo el mundo…que tiene una actitud positiva ante la vida y los retos…

_Así es señor Davis…(John se relamió entusiasmado), le agradezco la pregunta…efectivamente, me gustan los retos. He escalado el Everest…también he cruzado en kayak los rápidos del Colorado…he practicado paracaidismo…parapente… puentig…pilotaje de avión monomotor…bueno…5 horas acumuladas realmente…mmm… (se le acababan los dedos de las manos contando sus habilidades)…ahh…también soy experto en caza mayor…participo todos los años en la maratón de New York…en este punto sonrió pícaro para sí, rememorando la última vez, en donde conoció a ese par de rubias espectaculares…por dónde iba?…soy exper…

_No siga…no diga más por favor…no es necesario. Creo que sus…competencias…han quedado más que claras, le dijo Davis, masajeándose las sienes. El puesto en cuestión es….es…(Diantre!, no lo recordaba)…sacó una tarjeta de presentación del bolsillo de su chaqueta. Al reverso y escrito a mano, un pomposo y kilométrico título resaltaba en tinta roja: «Inspector Aeroespacial de Suministros Durante Vuelos Domésticos e Internacionales en Primera Clase«…es para…(otra vez el incómodo carraspeo)…es para que viaje y compruebe la calidad de nuestro servicio, en primera clase obviamente. Si la comida y bebida está a la altura de nuestra selecta clientela, así como el trato que brinda la tripulación…en fin…cosas que usted sabrá apreciar, en caso no sean satisfactorias…

John asintiò tomando las palabras del señor Davis con total seriedad y èste, sintiéndose un perfecto idiota por hacer la siguiente pregunta, continuò:

_Se siente preparado para un puesto de tanta responsabilidad John?…lo olvidaba…el sueldo…

Otra vez tuvo que mirar el reverso de la tarjeta, la cifra escrita ahì chirriaba y el pobre señor Davis, pensò amargado en su escuàlido sueldo en contraposiciòn, mientras John entusiasmado, hacìa nùmeros…

_Entonces John…acepta el puesto?…

El hombre mayor necesitó unos minutos para recuperarse una vez se quedó solo y todo hubo pasado. Respiró profundamente, miró la tarjeta que aùn tenía en la mano, y marcó el número de teléfono privado que ahí figuraba…

_Señor Travor?… soy Davis, de Recursos Humanos…sí…ya cumplí el encargo…su hijo se acaba de marchar y para su tranquilidad, aceptó el puesto…su «tigre» ya es nuestro…no se preocupe, ya se corriò la voz de que pasò por mis manos antes…gracias Señor Travor!…ha sido un placer servirle.

Luego de esa llamada, Davis marcó otro número, esta vez el de su casa y cuando su mujer contestó le dijo:

_Elisa, recuerdas que siempre has dicho que te gustaría dar la vuelta al mundo?…prepara las maletas que mañana nos vamos!!!.

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