Los caminos a veces se separan, las más veces se alejan y
se ajenan.
Un día hasta se ignoran, y pudiera ser que ese día, en una
encrucijada,
Sin pactos y sin que puedas decir no, el Diablo te endose
el estigma
De la niña morena, morena de plata.
De su olor a tomillo colgado en el pelo, sabor a té de roca
y a beso tierno
De viento cómplice que trae su voz desde sus labios hasta
mi oído en celo
De sol que bruñe su piel, de donde, cuando el sol no mire,
beberé, celoso, cada rayo
De cascabel remecido
, en el balanceo de su paso,
, coqueta porque sabe que la miro,
, pícara a la sombra de paja ancha
que adornó con la cinta
que yo le he regalado
De noche de verano, de noes y abandonarse en mis manos
porque sabe que soy suyo
Para malbaratar, si una pizca quedara todavía, el orgullo
En el olor a Ella, de frescor de agua,
en los besos en prenda, de plata de luna,
en el cascabel de risa, entre dos te quiero,
Y de punta a punta, entre dos estrellas, caminar
despacito nuestra Vía Láctea.
Ahora sé (a mi costa lo he aprendido):
Los caminos a veces se separan, las más veces se alejan y
se ajenan.
Un día hasta se ignoran, y pudiera ser que ese día, en una
encrucijada,
Sin pactos y sin que puedas decir no, el Diablo te endose
el estigma
Sí, a mí el muy ladino me dejó la marca
De la niña morena…morena de plata.
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