VIDA A PEDAZOS

VIDA A PEDAZOS

Anysofía

16/05/2018

Durante las últimas semanas, María Elena no había faltado a clase; esa mañana se le veía preocupada y hasta sus ojos se notaba una sombra; la miré desde mi mesa, no estaba trabajando en los ejercicios del módulo dado,al iniciar la práctica, hice unas preguntas orientadas, para saber si el grupo se encontraba listo, para ir a los computadores, pero ella, no participó.

No me extrañaba, conocía su historia de vida y superación, que la había traído a las aulas.

A los doce años, sus tíos maternos la llevaron a una finca, ubicada en un apartado lugar del estado, allí donde a falta de carreteras, se transitaba a lomo de mula, por caminos empinados y rodeados de una espesa vegetación. Sus padres habían fallecido, por lo cual, ellos se hicieron cargo de la niña.

Aprendió las labores de la agricultura y cría de animales y como toda mujer de campo, se hizo fuerte, disciplinada, emprendedora, llevando con ella siempre, una maleta llena de sueños.

Todo parecía ir bien para María, hasta que sus sueños, son interrumpidos una mañana de noviembre, debido a la violencia que padecía la región en aquella época. La joven sintió el rigor de la barbarie, cuando sus tíos, que la habían criado, fueron sacados violentamente de sus casas y asesinados, junto a otros campesinos, por grupos armados como lección, por no apoyar su causa revolucionaria.Ella, niños, jóvenes y adultos fueron obligados a presenciar el magnicidio.

Con el pavor y el terror nublando su mente, decidió abandonar la vereda, con tan solo quince años de experiencia y con una bolsa de llanto y amarguras, se dirigió al municipio más lejano del lugar.

Con el pavor y el terror nublando su mente, decidió abandonar la vereda, con tan solo quince años de experiencia y con una bolsa de llanto y amarguras, se dirigió al municipio más lejano del lugar.

Al llegar al pueblo, se sentó en una de las sillas de hierro, del pequeño parque, agotada, con hambre y con sus ropas sucias.

Las personas que pasaban junto a ella, la miraban con desprecio, otras con lástima y pesar al notar su juventud. No imaginaban el peso de las cadenas del desplazamiento y la soledad que arrastraba aquella jovencita.

Contaba con unos cuantos pesos, eso debía alcanzar para un hospedaje y comida. Pensó que debía alejarse pronto del lugar y buscar trabajo.Con la inocencia de su edad y sin familia, buscó refugio en una de las tantas ciudades capitales del país.

Cuando llegó a la ciudad de Maquilla, en el terminal vio a una señora lustrando los pisos del lugar, le preguntó que debía hacer para trabajar.La mujer detiene sus labores,al ver la jovencita interesada en un trabajo, le pregunta por qué una jovencita como ella desea trabajar. Maria elena se presenta y le cuenta que no tiene familia, que ha llegado a la ciudad en busca de una oportunidad y necesita trabajar para pagar sus gastos.

Evelia, la mira admirada y le dice que su jefa está buscando una persona que cuide a la mamá, que si desea, la lleva a la oficina una vez termine la labor.La joven sonrie y acepta la propuesta.

Durante un buen rato espera sentada, en las bancas de la terminal de buses.Cuando Evelia termina carga los traperos y se dirigen a la oficina de la jefa.

Al llegar a la oficina Evelia ingresa, saluda a su jefa y le cuenta que consiguio una persona que le puede ayudar a cuidar a su mamá, una jovencita. Ester la mira y le dice que una persona tan joven no puede trabajar, Evelia le cuenta la situación de Maria Elena. Ester le dice que la llame, enseguida Maria Elena entra y se presenta.

Le pregunta la edad y oye la historia de la joven.

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