Pon en el epitafio de mi tumba

que he vuelto a ser aire.

Que existí en forma de agua

y el fuego incendió mi pasión.

Dime en voz baja que me amaste,

y esta tierra yerta que abandono

se engalanará de flores.

Y un primaveral cinamomo

embriagará con su perfume de jazmines

mi partida.

Quiero ser de nuevo el viento

para volar a tu lado,

y al alborotarte el pelo

quedara mi olor fijada, eternamente,

en tu pensamiento.

Marga Escuder Gea

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