El silencio ( The sillent)

El silencio ( The sillent)

James Miller

25/04/2018

Prologo Carta del infierno.

El joven balancea su cabeza lentamente de arriba hacia abajo, aun cuando este no tenía sueño, no podía mover sus manos, gotas de sangre energía de su frente sin que este pudiese hacer algo para solucionarlo.

El tiempo seguía transcurriendo, solo podía observar sin hacer nada más, solo observar.

-Me pregunto si este es el momento en el que Dios me permite sufrir, mientras con mi poca fuerza a un me aferro a la creencia de que esto mejorar.

El panorama delante de él no era nada alentador.

-Si Dios se atreve a jugar conmigo como lo hiso con el desgraciado de Job, no solo tendré una queja con él.

El lugar era oscuro, con una luz que colgaba plenamente arriba de él, la luz lo enseguida no le dejaba observar más allá de un par de metros de distancia sin embargo de algún modo estaba agradecido ya que, no quería observar lo que tenía delante de él.

– ¡Creí que eras un tipo que no tenía interés en Dios! – dijo una voz que venía de la misma oscuridad.

-Me había olvidado que estabas hay, perdón estoy en el límite entre quedarme dormido y estar loco. Creo que sin querer acabo de contestar a tu pregunta.

-Asta en esta situación no dejas tus bromas de lado ¿cierto? .

-Perdóname si no te hago caso, ya he desvariado lo suficiente.

La vos que provenía de las sombras, aun cuando intentaba sonar calmada la realidad era que estaba intentando no gritar. El lugar no era más que negruzco cuarto de algún tipo de almacén o eso crea el joven, como si se tratase de un secuestro de algún asesino a sueldo. Al joven le gustaba pensar que esto era tan solo un mal sueño esos que cuando despiernas, te cuesta hablar, reaccionar, pensar, ordenar tus ideas, sin embargo, al despertar estás en tu cuarto oscuro. TOTALMETE OSCURO Y TU PESADILLA AUN SIGUE.

La atmosfera del lugar y los sonidos que provenía de ella eran más preocupantes que cualquier cosa ¿a que le tememos más? A lo que vemos a lo que escuchamos y no vemos. El sonido se volvía relativamente más silencioso, el joven casi gritando dice.

– ¿¡OYE ESTAS HAY!?, ¿¡ME ESCUCHAS, DIME ALGO!?.

La vos no respondía nada de lo que el aterrado joven decía, su corazón latía más rápido que antes, el sudor frio emergía de su frente, una sonrisa se alzaba en su rostro intentando reír.

Perdiste, la respuesta es estar solo. Totalmente solo, hay momentos en la vida en los que quieres tiempo para ti ¿Qué pasaría si te damos ese tiempo que tanto quieres amigo mío?.

La voz dentro que estaba junto al joven se ha callado dejando al joven gritando, la luz empezaba a tintinear rápido, el joven sabía que pronto seguiría él.

Antes

El maldito ruido que proviene de una tubería en la azotea era equiparable a la maldición que viene delante de mí. A excepción de que para el primer problema puedo llamar a un plomero, sin embargo, para mi segundo problema creo que necesito un psiquiatra, creo que por fin he perdido lo poco que me quedaba de cordura, si mal no recuerdo he vivido con esto desde que era pequeño.

El lugar era de mis antepasados o eso me dijo el bastardo de mi padre, Y por bastardo no es que lo esté insultando, ya que el tipo fue concebido antes de que mi abuela y mi abuelo se casaran, así que no lo insulto o eso creo. Volviendo a la casa era amplia, o mejor dicho ridículamente amplia como para que a hora solo viviese una persona, la casa era una mescla de diseño renacentista y colonial, sin duda todo un prospecto de casa y más para que un pobre diablo lo limpiase solo.

12 de Julio por la mañana un triste y patético intento de persona se mecía tontamente de arriba hacia abajo intentando despertar, luego de una enorme borrachera de la noche anterior. El hombre a un sostenía una botella en su mano derecha y una copa de vino que estaba de cabeza en la izquierda.

Al por fin ceder su mano derecha, la botella caía, mientras el hombre por fin se queda profundamente dormido, no obstante, la botella con el licor dentro se empezaba a derramar por la habitación. Hasta que un poco del líquido llego a uno de los pies descalzos del hombre, haciendo que este vuelva a despertarse, el hombre al ver su pie ser mojado por la botella sonríe y dice para si mismo.

-Ni siquiera a hora el licor me da el descanso que quiero, pero esto si que es muy curioso.

sin más opciones se levanta de su silla, levanta la botella que ya había perdido la mitad de su contenido, el hombre empieza a caminar por el inmenso cuarto de en su trayectoria, sin querer deja caer la copa de vino que revotaba un par de veces contra el suelo que está cubierto por un montón de revistas y periódicos de hace años.

El hombre en su trayectoria se topa con un enorme cuadro, viejo y polvoriento, sin mirarlo levanta la botella enfrente de él y sigue caminando por un largo y amplio pasillo con una alfombra totalmente polvorienta. Era una escena curiosa, un hombre que a lo mucho tenía 26 años tambaleando de un lado a otro con una botella de alcohol en una mano, sin un zapato, con los ojos entre serrándose y una barba de una semana.

El hombre camina hasta llegar a una de las docenas de puertas que había en la mansión, al entrar camina torpemente tropezando con una botella de champú que esta bacía, el baño del lugar no lucia mejor que el resto de la mansión. El hombre entra a la ducha la cual está abierta la puerta, al entrar se sienta en el piso y abre la ducha a toda su capacidad, aun cuando el agua era fría, el hombre apenas parecía haber despertado. Toma la botella que no había soltado y sigue bebiendo dentro de la ducha.

El agua y el licor se mesclaban rápidamente, al darse cuenta de esto el hombre dejo de beber y seco la llave y con algo más de equilibrio se levantó, se abalanza fuera de la ducha hacia el lavabo, al mirar su rostro en el espejo polvoriento vio algo que lo hiso enfadar.

Entre el polvo del espejo, se miró a si mismo, miro en su reflejo su rostro, una cara de una enorme resaca, su cabello descuidado, sucio, su barba sin afeitar, su ropa mojada, al igual que el resto de su cuerpo.

-Por alguna forma no siento el frio de mi cuerpo, aun que como podría los muertos sentir algún tipo de calamidad- pensó el joven mientras se veía al espejo con una forzada sonrisa en su cara mojada.

Él no estaba al borde de la deprecación, de alguna manera había logrado volverse una persona totalmente apática de la vida; ya nada le importaba en lo absoluto, si vivía o moría le daba igual solo quería tener una buena botella a su lado. Era tal su condición que en cierta forma no le importaba el horrible olor a moho que provenía de la ducha en la que estaba hace un momento, sin mencionar el suelo que era de un color verde amarillento que en ese momento lo estaba pisando con su pie descalzo, nada de eso lo hacía cambiar su cara de alguien que parecía haber muerto hace mucho, solo que el no lo había notado todavía.

– ¿De verdad estoy así de jodido en la vida? – se preguntó el joven mientras se acercaba cada vez más al espejo.

Él no quería limpiar el espejo en el que se reflejaba, porque sabía que, si se veía terrible, si lo limpiaba se vería peor, no obstante, eso solo le molestaría un poco y luego lo olvidaría con otra botella de alcohol.

Con su mano izquierda abrió el grifo del lavabo y empezó a quitarse una cosa parecida a goma de mascar de la mejilla, esta era de color café, pero por su color secundario pudo ser antes de color rojo.

Mientras se quitaba esa cosa de su mejilla vio que de algún modo el polvo del espejo había aumentado en un paladeo, lo ignoro y siguió con sus asuntos sin darle mucha atención. Al terminar se dio cuenta de que era un pedazo de pizza que ya estaba más que rancio.

-Si mal no recuerdo comí pizza hace una semana, Dios cuanto tiempo estuvo hebreo más de una semana, aunque he estado ebrio antes más tiempo.

Frunció sus cejas sacudió sus cejas con desdén. Mientras un ruido proveniente de la parte alta lo hacía perder ligeramente su clama, rápidamente pensó de nuevo.

-Un día de estos debo llamar al plomero o esa maldita tubería se romperá y terminará hundiendo todo este lugar.

Salió del baño todavía mojado y con su botella en la mano siguió caminando por los pasillos, hasta que en una parte de la cas piso una revista de hace ya un mes que estaba completamente empapado de algo parecido a leche, sin embargo ya estaba transformándose a algo similar al queso con una complexidad entre viscosa y solida de color blanquecino y amarillento.

En un arranque de ira lanzo la botella a un cuadro que estaba colgado en una pared donde se retrataban a cuatro personas y dijo casi gritando.

– ¡Al diablo con esto de que me sirve un lugar tan grande si prácticamente me la tengo que pasar de un pasillo a otro todo el maldito día!.

Al calmarse y luego de gritar algunas groserías que hasta un sacerdote no podría perdonas se calmó, bajo los hombros, miro el cuadro que esta mancado de un líquido rojizo y los vidrios de la botella que están esparcidos por todo el lugar, frunció el ceño mirando al suelo en dirección a los restos de la botella dijo.

-Tendré que pagarle a cualquiera para que limpie este espantoso lugar, ya que cuando me valla al infierno seria como estar en casa, pensaría que solo es una de mis borracheras de casi todos los días.

– ¡O aún mejor vendo esta pocilga, mando todo al diablo, voy a la ciudad y compro un departamento! -risa- si pudiese hacer eso ya me hubiera largado de este lugar hace años- el joven se da la vuelta y dice mientras mueve su cuello-no es verdad Papa.

Era alguna clases de castigo cruel, hecha particularmente por alguno de sus antepasados, una mala vida del destino que ahora tenga que pagarlo yo también. Sin duda alguna esto se izó particular me tedioso .Ya que ¿ que más da quedarme en un lugar tan lujoso?¿no se supone que este trabajo es de dos personas?. En cualquier caso, lo único que hecho desde hace 5 años es quejarme y beber. Sin mencionar que frecuentemente tengo cierto ataques de ira.

El mal genio del hombre lo hacia una persona poco amigable o agraciada delante de los demás hasta llegar el punto de que nadie lo quería cerca por su tosco comportamiento, no falto mucho para ser tratado por los demás como alguien que solo traería problemas si se estaba mucho tiempo con él.

Al seguir caminando, pudo observar por una de las tantas ventanas de la casa un paisaje poco recurrente. Un enorme lago que era rodeado por una gran gama de árboles y de una densa niebla, aun cuando el lago era extenso no se podía observar el otro lado de la orilla, sin duda una vista excepcional, sin embargo al hombre la vista no le era más que un mero tormento de cada día, él no podía pensar algo más trivial que ese paisaje, mientras observa el paisaje, sintió como su vista se volvía cada vez más inestable, aun cuando el hombre tenía cierto nivel de conciencia de lo que hacía delirar con extrañas nubosidades a lo lejos de la casa.

Apretó sus manos y dientes con impotencia, el ruido de las tuberías se volvía cada vez más fuerte mientras él seguía contemplando el paisaje, era molesto como el ruido que hacia la casa era más molesto, sin importarle demasiado el hombre seguía su caminó por el largo pasillo cubierto por desenas de botellas, periódicos, revistas y cajas de pizza que ya llevan hay ya algún tiempo.

Si realmente es importante que alguien esté aquí, ¿no sería más sensato poner a más gente en este sitio?. No tiene ningún tipo de sentido que yo esté en este lugar tan amplio literalmente pudriéndome en vida.

Esos pensamiento pasaban recurrentemente por su cabeza. Llegados a este punto no se podía saber que sería lo siguiente que podría hacer. Por un instante, sintió un incontrolable sentimiento de ira, no obstante se perdió entre las desenas de razones por las cuales podría estar más enfadado.

Su larga caminata por el pasillo es interrumpida por un sonido muy poco recurrente para él.

-Ding, dong- resonaba el timbre con un potente eco por toda la mansión hasta llegar al hombre.

El hombre empatado y tambaleando. Se apoya en las paredes del lugar, casi tropezando las escaleras y casi arrastrándose logra llegar a la enorme puerta.

Abre la puerta y observa por el marco de la puerto lentamente.

-Buenos días señor Benedict-tos seca- he venido para entregarle su pago mensual ”por su trabajo”.

El hombre vestía un abrigo de color café, una sombrero de color marrón, guantes de color negro hechos de cuero, mocasines negros y lo más peculiar de todo era que llevaba una sombrilla aun cuando no llovía.

El señor Benedict lo mira con cierto tono de duda y de molestia.

-Tan puntual como siempre, Harry, si no fuese por tus visitas del 12 de cada mes, aduras penas sabría que día llevamos.

-Señor Benedict, disculpe mi atrevimiento, pero tengo que preguntar si se ha tomado el tiempo para leer las misivas que le hemos enviado estos últimos 3 meses, ya que nos preocupa mucho si habido algún tipo de cambio con respecto a “su trabajo”, ya que desde hace varios meses no hemos tenido ningún tipo de reporte de parte suya y estamos realmente preocupados.

Harry como lo llamaba el señor Benedict, intentaba cubrir su rostro con la sombrilla y bajando su cabeza para que el sombrero también le oculta el rostro. El señor Benedict se veía ligeramente consternado y confundido.

Abrió más la puerto y dijo.

-Si crees que puedes encontrarlas dentro de toda esta basura, siente libre de hacerlo.

Harry lentamente levanto su cabeza y pudo visualizar mejor, la pocilga que logro convertir la casa que por fuera era ostentosa y elegante, por dentro el lugar era totalmente un desastre. El señor Benedict que estaba empapado de arriba abajo, tenía cierta sonrisa en su rostro, como si de alguna forma se sintiese orgulloso de su logro.

-¡Ya estoy harto de tu comportamiento Robert!- Harry suelta el paraguas, toma de la camisa empepada al hombre putrefacto que estaba adelante de el -Estoy harto de tener que decirle a los superiores que estás haciendo un buen trabajo y me lo agradeces de este modo, tienes la menor idea de lo que esta casa significa¿¡dime tienes alguna idea!?.

Robert se acercó lentamente a Harry que lo sostenía y se inclinó susurrando.

-¿Me preguntas que si tengo idea de lo que esta casa?-risa de Robert -¡Qué si tengo idea de lo que esta maldita casa significa para mí!.

Lo suelta, Harry se aleja de él, volviendo a bajar la cabeza, sin embargo lo hecho, hecho estaba, había hecho enfadar a al señor Benedict que está enfadado, pero no abandonaba su sonrisa.

-Déjame decirte algo Harry, he vivido en esta p*** casa por más tiempo del que cualquiera podría aguantar, además que más da si ensucio un poco no es como si alguien me viniese a visitar.

-Si nadie te viene visitar, es por tu maldito mal carácter, todo aquel que se acerca a ti termina odiándote y deseándote la muerte.

Sale de la casa y se acerca lentamente a Harry con sus pies descalzos.

-Tú sabes al igual que los bastardos de tus jefes porque mi malditito mal carácter, así que te recomiendo que te largues de aquí antes de que yo sea el que me vaya.

Harry suspirando, levanta su sombrilla, le da un sobre grueso a Robert, se da medio vuelta y se va lentamente. Antes de terminar de desaparecer entre la amplia neblina se da la vuelta y dice.

-Voy a convencer a mis jefes de que te den más tiempo, también me encargare de que alguien venga a limpiar tu pequeño desorden, sin embargo, te ruego, que contrates a alguien para que por lo menos limpie tu desorden después de que yo lo limpie.

El señor Benedict con una sonrisa en su rostro de lo más forzada, levanta su mano derecha y hace resaltar su dedo medio.

-Por cierto, date una ducha debes en cuando, por lo menos para recibir al personal que voy a enviar.

-¡Acaso no se nota que acabo de tomar un baño hace un rato! Jajaja.

El hombre desaparece entre la neblina.

Al volver a entrar y será la puerta. Vio como los largos pasillos de la casa estaban repletos de basura, casi habiéndose pasa chocando con distintas cosas, miro entre una de las tantas botellas que había en la casa, una que aún tenía liquido por dentro, casi abalanzándose violentamente entre la basura la tomo y la bebió.

-Esto definitivamente no el alcohol- intentando resistir las arcadas de vomito tropezó con otra botella, con la que perdió el equilibrio y tropezó entre toda la basura.

La basura cumulada impidió que su cabeza chocase contra el piso, pero al mismo tiempo podía sentir como las cosas tiradas impactaban violentamente contra él, las botellas lo golpean fuertemente.

Mientras estaba acostado en el suelo, la tubería empezó a resonar aun cuando esta estaba en el 3 piso. El hombre aun en el suelo miraba atentamente el techo, poniendo atención en el ruido. Al incorporarse de nuevo lentamente apoyándose en la pared más cercana u quitándose restos de basura de su cuerpo, el ruido se detuvo.

-Esa no es la tubería de arriba, si lo fuese lo más probable es que ya se habría roto.

Camina lentamente por el pasillo, en su caminar puede escuchar como el ruido de la bobería cambia, aun ruido que para Robert ya era algo natural escucharlo.

-Ese es uno de los días, que preferiría estar recostado en alguna parte de la casa con una buena botella en mi mano.

Ala semana siguiente en un periódico aparece un anuncio ligeramente particular.

“Sé solita sirviente/a para distintos tipos de tareas domésticas, se ofrece 1.130 libras esterlinas al mes, no importa si tiene experiencia o no, se incluirá comida y hospedaje. Llamar al prefijo (****) *** **** para más información”

Capítulo 1. Luz.

Antes

El maldito ruido que proviene de una tubería en la azotea era equiparable a la maldición que viene delante de mí. A excepción de que para el primer problema puedo llamar a un plomero, sin embargo, para mi segundo problema creo que necesito un psiquiatra, creo que por fin he perdido lo poco que me quedaba de cordura, si mal no recuerdo he vivido con esto desde que era pequeño.

El lugar era de mis antepasados o eso me dijo el bastardo de mi padre, Y por bastardo no es que lo esté insultando, ya que el tipo fue concebido antes de que mi abuela y mi abuelo se casaran, así que no lo insulto o eso creo. Volviendo a la casa era amplia, o mejor dicho ridículamente amplia como para que a hora solo viviese una persona, la casa era una mescla de diseño renacentista y colonial, sin duda todo un prospecto de casa y más para que un pobre diablo lo limpiase solo.

12 de Julio por la mañana un triste y patético intento de persona se mecía tontamente de arriba hacia abajo intentando despertar, luego de una enorme borrachera de la noche anterior. El hombre a un sostenía una botella en su mano derecha y una copa de vino que estaba de cabeza en la izquierda.

Al por fin ceder su mano derecha, la botella caía, mientras el hombre por fin se queda profundamente dormido, no obstante, la botella con el licor dentro se empezaba a derramar por la habitación. Hasta que un poco del líquido llego a uno de los pies descalzos del hombre, haciendo que este vuelva a despertarse, el hombre al ver su pie ser mojado por la botella sonríe y dice para si mismo.

-Ni siquiera a hora el licor me da el descanso que quiero, pero esto si que es muy curioso.

sin más opciones se levanta de su silla, levanta la botella que ya había perdido la mitad de su contenido, el hombre empieza a caminar por el inmenso cuarto de en su trayectoria, sin querer deja caer la copa de vino que revotaba un par de veces contra el suelo que está cubierto por un montón de revistas y periódicos de hace años.

El hombre en su trayectoria se topa con un enorme cuadro, viejo y polvoriento, sin mirarlo levanta la botella enfrente de él y sigue caminando por un largo y amplio pasillo con una alfombra totalmente polvorienta. Era una escena curiosa, un hombre que a lo mucho tenía 26 años tambaleando de un lado a otro con una botella de alcohol en una mano, sin un zapato, con los ojos entre serrándose y una barba de una semana.

El hombre camina hasta llegar a una de las docenas de puertas que había en la mansión, al entrar camina torpemente tropezando con una botella de champú que esta bacía, el baño del lugar no lucia mejor que el resto de la mansión. El hombre entra a la ducha la cual está abierta la puerta, al entrar se sienta en el piso y abre la ducha a toda su capacidad, aun cuando el agua era fría, el hombre apenas parecía haber despertado. Toma la botella que no había soltado y sigue bebiendo dentro de la ducha.

El agua y el licor se mesclaban rápidamente, al darse cuenta de esto el hombre dejo de beber y seco la llave y con algo más de equilibrio se levantó, se abalanza fuera de la ducha hacia el lavabo, al mirar su rostro en el espejo polvoriento vio algo que lo hiso enfadar.

Entre el polvo del espejo, se miró a si mismo, miro en su reflejo su rostro, una cara de una enorme resaca, su cabello descuidado, sucio, su barba sin afeitar, su ropa mojada, al igual que el resto de su cuerpo.

-Por alguna forma no siento el frio de mi cuerpo, aun que como podría los muertos sentir algún tipo de calamidad- pensó el joven mientras se veía al espejo con una forzada sonrisa en su cara mojada.

Él no estaba al borde de la deprecación, de alguna manera había logrado volverse una persona totalmente apática de la vida; ya nada le importaba en lo absoluto, si vivía o moría le daba igual solo quería tener una buena botella a su lado. Era tal su condición que en cierta forma no le importaba el horrible olor a moho que provenía de la ducha en la que estaba hace un momento, sin mencionar el suelo que era de un color verde amarillento que en ese momento lo estaba pisando con su pie descalzo, nada de eso lo hacía cambiar su cara de alguien que parecía haber muerto hace mucho, solo que el no lo había notado todavía.

– ¿De verdad estoy así de jodido en la vida? – se preguntó el joven mientras se acercaba cada vez más al espejo.

Él no quería limpiar el espejo en el que se reflejaba, porque sabía que, si se veía terrible, si lo limpiaba se vería peor, no obstante, eso solo le molestaría un poco y luego lo olvidaría con otra botella de alcohol.

Con su mano izquierda abrió el grifo del lavabo y empezó a quitarse una cosa parecida a goma de mascar de la mejilla, esta era de color café, pero por su color secundario pudo ser antes de color rojo.

Mientras se quitaba esa cosa de su mejilla vio que de algún modo el polvo del espejo había aumentado en un paladeo, lo ignoro y siguió con sus asuntos sin darle mucha atención. Al terminar se dio cuenta de que era un pedazo de pizza que ya estaba más que rancio.

-Si mal no recuerdo comí pizza hace una semana, Dios cuanto tiempo estuvo hebreo más de una semana, aunque he estado ebrio antes más tiempo.

Frunció sus cejas sacudió sus cejas con desdén. Mientras un ruido proveniente de la parte alta lo hacía perder ligeramente su clama, rápidamente pensó de nuevo.

-Un día de estos debo llamar al plomero o esa maldita tubería se romperá y terminará hundiendo todo este lugar.

Salió del baño todavía mojado y con su botella en la mano siguió caminando por los pasillos, hasta que en una parte de la cas piso una revista de hace ya un mes que estaba completamente empapado de algo parecido a leche, sin embargo ya estaba transformándose a algo similar al queso con una complexidad entre viscosa y solida de color blanquecino y amarillento.

En un arranque de ira lanzo la botella a un cuadro que estaba colgado en una pared donde se retrataban a cuatro personas y dijo casi gritando.

– ¡Al diablo con esto de que me sirve un lugar tan grande si prácticamente me la tengo que pasar de un pasillo a otro todo el maldito día!.

Al calmarse y luego de gritar algunas groserías que hasta un sacerdote no podría perdonas se calmó, bajo los hombros, miro el cuadro que esta mancado de un líquido rojizo y los vidrios de la botella que están esparcidos por todo el lugar, frunció el ceño mirando al suelo en dirección a los restos de la botella dijo.

-Tendré que pagarle a cualquiera para que limpie este espantoso lugar, ya que cuando me valla al infierno seria como estar en casa, pensaría que solo es una de mis borracheras de casi todos los días.

– ¡O aún mejor vendo esta pocilga, mando todo al diablo, voy a la ciudad y compro un departamento! -risa- si pudiese hacer eso ya me hubiera largado de este lugar hace años- el joven se da la vuelta y dice mientras mueve su cuello-no es verdad Papa.

Era alguna clase de castigo cruel, hecha particularmente por alguno de sus antepasados, una mala vida del destino que ahora tenga que pagarlo yo también. Sin duda alguna esto se izó particular me tedioso. Ya que ¿qué más da quedarme en un lugar tan lujoso? ¿no se supone que este trabajo es de dos personas? En cualquier caso, lo único que hecho desde hace 5 años es quejarme y beber. Sin mencionar que frecuentemente tengo ciertos ataques de ira.

El mal genio del hombre lo hacia una persona poco amigable o agraciada delante de los demás hasta llegar el punto de que nadie lo quería cerca por su tosco comportamiento, no falto mucho para ser tratado por los demás como alguien que solo traería problemas si se estaba mucho tiempo con él.

Al seguir caminando, pudo observar por una de las tantas ventanas de la casa un paisaje poco recurrente. Un enorme lago que era rodeado por una gran gama de árboles y de una densa niebla, aun cuando el lago era extenso no se podía observar el otro lado de la orilla, sin duda una vista excepcional, sin embargo al hombre la vista no le era más que un mero tormento de cada día, él no podía pensar algo más trivial que ese paisaje, mientras observa el paisaje, sintió como su vista se volvía cada vez más inestable, aun cuando el hombre tenía cierto nivel de conciencia de lo que hacía delirar con extrañas nubosidades a lo lejos de la casa.

Apretó sus manos y dientes con impotencia, el ruido de las tuberías se volvía cada vez más fuerte mientras él seguía contemplando el paisaje, era molesto como el ruido que hacia la casa era más molesto, sin importarle demasiado el hombre seguía su caminó por el largo pasillo cubierto por desenas de botellas, periódicos, revistas y cajas de pizza que ya llevan hay ya algún tiempo.

Si realmente es importante que alguien esté aquí, ¿no sería más sensato poner a más gente en este sitio? No tiene ningún tipo de sentido que yo esté en este lugar tan amplio literalmente pudriéndome en vida.

Esos pensamiento pasaban recurrentemente por su cabeza. Llegados a este punto no se podía saber que sería lo siguiente que podría hacer. Por un instante, sintió un incontrolable sentimiento de ira, no obstante se perdió entre las desenas de razones por las cuales podría estar más enfadado.

Su larga caminata por el pasillo es interrumpida por un sonido muy poco recurrente para él.

-Ding, dong- resonaba el timbre con un potente eco por toda la mansión hasta llegar al hombre.

El hombre empatado y tambaleando. Se apoya en las paredes del lugar, casi tropezando las escaleras y casi arrastrándose logra llegar a la enorme puerta.

Abre la puerta y observa por el marco de la puerta lentamente.

-Buenos días señor Benedict-tos seca- he venido para entregarle su pago mensual” por su trabajo”.

El hombre vestía un abrigo de color café, un sombrero de color marrón, guantes de color negro hechos de cuero, mocasines negros y lo más peculiar de todo era que llevaba una sombrilla aun cuando no llovía.

El señor Benedict lo mira con cierto tono de duda y de molestia.

-Tan puntual como siempre, Harry, si no fuese por tus visitas del 12 de cada mes, aduras penas sabría qué día llevamos.

-Señor Benedict, disculpe mi atrevimiento, pero tengo que preguntar si se ha tomado el tiempo para leer las misivas que le hemos enviado estos últimos 3 meses, ya que nos preocupa mucho si habido algún tipo de cambio con respecto a “su trabajo”, ya que desde hace varios meses no hemos tenido ningún tipo de reporte de parte suya y estamos realmente preocupados.

Harry como lo llamaba el señor Benedict, intentaba cubrir su rostro con la sombrilla y bajando su cabeza para que el sombrero también le oculta el rostro. El señor Benedict se veía ligeramente consternado y confundido.

Abrió más la puerta y dijo.

-Si crees que puedes encontrarlas dentro de toda esta basura, siente libre de hacerlo.

Harry lentamente levanto su cabeza y pudo visualizar mejor, la pocilga que logro convertir la casa que por fuera era ostentosa y elegante, por dentro el lugar era totalmente un desastre. El señor Benedict que estaba empapado de arriba abajo, tenía cierta sonrisa en su rostro, como si de alguna forma se sintiese orgulloso de su logro.

-¡Ya estoy harto de tu comportamiento Robert!- Harry suelta el paraguas, toma de la camisa empepada al hombre putrefacto que estaba adelante de el -Estoy harto de tener que decirle a los superiores que estás haciendo un buen trabajo y me lo agradeces de este modo, tienes la menor idea de lo que esta casa significa¿¡dime tienes alguna idea!?.

Robert se acercó lentamente a Harry que lo sostenía y se inclinó susurrando.

-¿Me preguntas que si tengo idea de lo que esta casa?-risa de Robert -¡Qué si tengo idea de lo que esta maldita casa significa para mí!.

Lo suelta, Harry se aleja de él, volviendo a bajar la cabeza, sin embargo lo hecho, hecho estaba, había hecho enfadar a al señor Benedict que está enfadado, pero no abandonaba su sonrisa.

-Déjame decirte algo Harry, he vivido en esta p*** casa por más tiempo del que cualquiera podría aguantar, además que más da si ensucio un poco no es como si alguien me viniese a visitar.

-Si nadie te viene visitar, es por tu maldito mal carácter, todo aquel que se acerca a ti termina odiándote y deseándote la muerte.

Sale de la casa y se acerca lentamente a Harry con sus pies descalzos.

-Tú sabes al igual que los bastardos de tus jefes porque mi malditito mal carácter, así que te recomiendo que te largues de aquí antes de que yo sea el que me vaya.

Harry suspirando, levanta su sombrilla, le da un sobre grueso a Robert, se da medio vuelta y se va lentamente. Antes de terminar de desaparecer entre la amplia neblina se da la vuelta y dice.

-Voy a convencer a mis jefes de que te den más tiempo, también me encargare de que alguien venga a limpiar tu pequeño desorden, sin embargo, te ruego, que contrates a alguien para que por lo menos limpie tu desorden después de que yo lo limpie.

El señor Benedict con una sonrisa en su rostro de lo más forzada, levanta su mano derecha y hace resaltar su dedo medio.

-Por cierto, date una ducha debes en cuando, por lo menos para recibir al personal que voy a enviar.

-¡Acaso no se nota que acabo de tomar un baño hace un rato! Jajaja.

El hombre desaparece entre la neblina.

Al volver a entrar y será la puerta. Vio como los largos pasillos de la casa estaban repletos de basura, casi habiéndose pasa chocando con distintas cosas, miro entre una de las tantas botellas que había en la casa, una que aún tenía liquido por dentro, casi abalanzándose violentamente entre la basura la tomo y la bebió.

-Esto definitivamente no el alcohol- intentando resistir las arcadas de vomito tropezó con otra botella, con la que perdió el equilibrio y tropezó entre toda la basura.

La basura cumulada impidió que su cabeza chocase contra el piso, pero al mismo tiempo podía sentir como las cosas tiradas impactaban violentamente contra él, las botellas lo golpean fuertemente.

Mientras estaba acostado en el suelo, la tubería empezó a resonar aun cuando esta estaba en el 3 piso. El hombre aun en el suelo miraba atentamente el techo, poniendo atención en el ruido. Al incorporarse de nuevo lentamente apoyándose en la pared más cercana u quitándose restos de basura de su cuerpo, el ruido se detuvo.

-Esa no es la tubería de arriba, si lo fuese lo más probable es que ya se habría roto.

Camina lentamente por el pasillo, en su caminar puede escuchar como el ruido de la bobería cambia, aun ruido que para Robert ya era algo natural escucharlo.

-Ese es uno de los días, que preferiría estar recostado en alguna parte de la casa con una buena botella en mi mano.

Ala semana siguiente en un periódico aparece un anuncio ligeramente particular.

“Sé solita sirviente/a para distintos tipos de tareas domésticas, se ofrece 1.130 libras esterlinas al mes, no importa si tiene experiencia o no, se incluirá comida y hospedaje. Llamar al prefijo (****) *** **** para más información”

Capítulo 1. Luz.

En alguna parte de una enorme ciudad, una chica de unos 24 años estaba sentada hablando por el teléfono que sujetaba con su hombro derecha mientras observaba el periódico del día anterior.

-Si Mama, ya llame al número de la casa dos veces, si Mama te digo que es en otro condado, tranquiliza mama solo voy a trabajar un año luego retomo mis estudios de la universidad, no voy a dejarla solo quiero tener lo suficiente para no tener que pedirles más dinero, ustedes ya han hecho suficiente por mí, ya es hora de que me las arregle sola, si mama yo también te quiero, nos vemos en navidad, salúdame a papa cuando llegue del trabajo y dile a Justin que tomo mis medicamentos.

La chica suelta el teléfono y lo pone en su lugar se recuesta en su cama y mira por su ventana la enorme ciudad y la puesta del sol que se observa por su ventana, mira como las nubes se tornan de un color naranja rojizo, como las nubes se mueven hacia el osete desde su perspectiva, mira casi por una hora como el sol se esconda por el horizonte o era opacado por los edificios, mientras imaginaba que el mundo era más grande de lo que había vivido. Al ponerse el sol la chica se pone de pie de un salto.

-Bien, es hora de ponerme a empacar, desde mañana voy a ser una sirvienta. Aunque no sé por qué no me hace ninguna ilusión trabajar con alguien que suena que de verdad esta jodido de la vida-suspira profundamente- aunque no puede ser tan malo como me imagino, seguro esta así por trabajar demasiado.

Así comenzó. La noche del 18 de julio luego de una extendida ola de calor que sufría la zona, desde hace unos meses una intensa onda de calor a estado por todo a la zona, no obstante, mientras preparaba mis cosas para irme. Encendí la televisión para escuchar las noticias de las 6, si mal no recuerdo el reportero dijo.

-En las últimas horas se han registrados tormentas muy intensas provenientes del suroeste de la provincia de ******, solicitamos a las personas que pasen cerca de la playa permanecer en sus casas.

A medida de que el reportaje continuaba, el hombre que dirigía la noticia parecía cada vez más preocupado, su rostro se veía más serio y preocupado.

-Sera mejor que me dé prisa o la tormenta no tardará en llegar aquí-sonrisa- debo parte de inmediato.

Recuerdo que conforme el tiempo pasaba, las nubes se lograban visualizar en el horizonte, que poco a poco cubrían el cielo sin luna. No era muy raro que la tormenta avisase tan rápido, sin embargo era ligeramente irónico que al día siguiente pudiese haber una tormenta, cuando el día anterior se sentía una onda de calor como nunca antes había sentido en toda mi vida. Por un segundo me queda pensando en cómo era de compleja la naturaleza y lo indomable que se puede poner en ciertos momentos.

La chica de 22 años seguía organizando su equipaje, mientras las noticias acerca de la tormenta registrada en las orillas del mar había pasado a un segundo plano, para darle pasa a los resultados de un juegos de soccer que tuvo lugar en una ciudad cercana a la suya , ella escuchaba los resultados del partido mientras empacaba. De repente suena el teléfono.

Deja sus cosas a un lado y se abalanza a su cama donde el teléfono estaba a un lado.

-Si, diga.

-Hola, ¡Nadia!,¿eres tú?.

Una voz algo molesta suena del otro lado de la bocina.

-No lamento informarle que la residencia de la señorita Nadia Walker ha sido transferida-se pone la mano en la nariz y cambia su tono de voz- así que le sugerimos que no vuelva a llamar a este número.

-¡Ohm!, ya veo, en ese caso, ya que no puedo encontrar a mi mejor amiga lamentablemente tendré que quedarme con el dinero de la apuesta, Jajajaja.

-¡Espera un momento Tania, no te atrevas a gastártelo!- se quita la mano de la nariz y habla con cierto tono de preocupación.

Las dos se ríen al mismo tiempo y dice Nadia aun riendo.

-Sera mejor que me envíes ese dinero por correo, ya que a hora estoy empacando para irme.

-Aun no puedo creer que te vayas a mudar, estaré tan sola sin mi mejor amiga.

-No digas eso solo me iré por un año. Aunque ahora que lo pienso si es mucho tiempo.

Suspiracion rítmica y profunda.

Nadia se dio la vuelva y se sentó en su cama para darle un vistazo a su departamento en el que había vivido los últimos 4 años desde que había entrado a la universidad. Ya había se había establecido en el lugar. La ciudad era enorme pero no era nada que Nadia no hubiese visto antes, hay conoció a grandes amigos de los cuales ya había formado una gran amista.

-Pero aun así me preocupa que te vayas a vivir solo con un tipo que no conoces- Respondió a través del teléfono.

-No te preocupes, cuando escuche al tipo por el teléfono esta mañana parecía muy aburrido, ya sabes, uno de esos viejo ermitaños que se encierra en sus casas sin tener ningún tipo de contacto con el mundo exterior.

-………..

Un momento Tania no dijo nada.

-Bueno, confió en ti y creo que sabes lo que haces Nadia- respondió Tania- nos veremos cuando vuelvas.

-Claro- respondió Nadie con entusiasmo- saluda a los demás por mí.

Al colgar el teléfono Nadia no pudo dejar de sentir un extraño dolor en su pecho, al dar un rápido pestañeo y girar su cabeza, se miró a sí misma en el espejo que estaba encima del guardarropa. Al ver su reflejo en el espejo vio a una chica con un largo cabello dorado que llegaba hasta su cintura, sus verdes ojos, su piel pálida sin ningún tipo de marcas. En un principio al verse, no pudo reconocerse, dentro de ella sentía que algo estaba mal con lo que veía hay, se acercó y toco el espejo, sin embargo, al hacer algunos gestos con su boca su mente se aclaró y se dio cuenta de que, al otro lado del espejo, esta ella misma.

En un firme pensamiento he decidido ponerle un fin a actual vida, no sé por qué, pero en el momento en el que ley el artículo del periódico ayer, sentí que yo debía aceptar ese trabajo, aun cuando la mitad de la gente que me concia está totalmente en contra de la decisión tan repentina que había tomado en tan solo un par de horas. No soy de las personas que acostumbre a tomar decisiones como esta tan a la ligera, no obstante, al momento de ver li reflejo siento que he tomado una gran sección en mi vida.

Al momento de hablar por teléfono con el señor Benedict no puede dejar de pensar en que su tono de voz era muy seco, tosco, frio. Como si no tuviese el más mínimo interés de lo que yo le decía, en la media hora en la que estuvimos diciendo tan solo se limitaba a decir 4 palabras” si, no, de acuerdo y adiós” sin mencionar que, aunque el confirmo ser el que puso el anuncio en el periódico cuando comencé a hablar con el parecía como si se hubiese enterado del anuncio cuando yo le llama.

-Es muy raro.

Luego de cenar y mirar una película, siguió empacado sus cosas, sin darse cuenta ya había pasado el tiempo suficiente. Al por fi terminar de cerrar su última maleta, miro su habitación y se dio cuenta de que el lugar era más pequeño de lo que recordaba. Mas tarde cerca de las 22.00 de la noche se recostó en su cama, al casi quedar dormida un sonido a los lejos la volvió a despertar el eco de un relámpago, se sentó en su cama y miro por la ventana, como la luz y la oscuridad se unían por breves instantes, observaba maravillada como parecía que el cielo se dividía con el relámpago; era como ver a Dios dividendo la oscuridad.

Pasado las horas, las nubes grisáceas lentamente cubrían la enorme ciudad, El momento de la tormenta había llegado. Nadie Sin darse cuenta poco a poco empezó a quedarse dormida. Pero aun si el mundo de ella acábese con su sueño, en el exterior una imponente tormenta comenzaba a manifestarse desde oriente, las nubes ennegrecidas se juntaban unas con otras. Al inicio de la tormenta era unas cuantas débiles y delicadas gotas de lluvia se transformaban en un gran manto acuoso que cubría completamente la ciudad.

El suave y ligero aire de la ciudad, empezó a transformarse en un viento casi proveniente de la Taiga, el clima cálido que hasta hace poco cubría la ciudad bajo drásticamente.

Al quedarme dormida tuve un sueño que no creo que no podré olvidar en un largo tiempo. Tal vez solo sean divagaciones mías, pero lo que he soñado es muy extraño, no fue terrorífico, sin embargo, es muy extra. Estaba sentada en la banca de un parque, miraba como la gente caminaba de un lado a otro, no parecía percatarse de mi presencia, pero en mi sueño era como si no fuese yo, era como si yo no quisiese entablar comunicación ninguna con ellos, recuerdo estar llorando por algo, no reconozco el lugar, miraba como las hojas de distintos arboles se secaban y caían delante de pies. No sabía que lo que ocurría, pero de alguna forma me hiso sentirme deprimida.

¿Qué demonios me pasa?, ¿estoy llorando? .

La joven que descansaba en su cuarto, empezaba a moverse de un lado a otro. Mientras la lluvia que ya había comenzado golpea suavemente la ventana, el espectáculo de la lluvia y las luces de la ciudad era increíble, las gotas de lluvia funcionaban como diminutos prismas que hacían que la luz se descompusiese en una refracción de la luz aumentando ligeramente su brillo.

Al pasar las horas la lluvia ha logrado conquistar toda la ciudad, por las calles el agua fluye libremente, taponándose debes en cuando en algunas rejillas por la basura acumulada en el lugar.

La respiración de Nadia se escuchaba forzada y pesada. Al final mente despertar después de que un relámpago resonara por la ciudad; Nadia aun algo confundida y comisionada por su sueño, miro por su habitación, lo que miro fue la misma oscuridad que siempre ha estado hay.

El temor colectivo de las personas o aquello a lo que le temen es a lo que desconocen, a base de eso la gente ha creado distintas formas de combatir ese miedo que día a día los invadido. La misma oscuridad es una representación de lo se considera como la nada, el origen de lo que desconocemos o ignoramos que hay dentro de ella, la mente de las personas es algo traicionera ya que se logra llegar a conclusiones apresuradas de lo que podría estar dentro de ella. ¡Quizás dentro de ella, este algo a lo que temo? O desconozco su mera existencia, ¿quizás algo lo que me pueda hacer daño?.

Aun las mentes más perspicaz, culta, astuta, brillante y sagaz, alguna vez en su vida a experimenta lo que el miedo a lo desconocido. Ante la oscuridad somos aun bebes llorando en plena noche que no comprendemos lo que sucede a nuestro alrededor, la oscuridad nos trae devuelta a un mundo al que no conocemos y aun tememos dentro de nosotros.

Ala mañana siguiente la lluvia ya había parado, Nadia que de algún modo se volvió a dormir, se levantó ligeramente cansada de su extraño sueño.

-No tengo tiempo para pensar en sueños- bostezo entre palabras- tengo que irme antes de que anochezca, que bueno que hice mis maletas anoche.

Después de darse una ducha y preparar el desayuno. Mientras comía miraba el informe del clima, la tormenta se había extendido hacía varias ciudades, no se reportaba ningún caso que fuese preocupante o alarmando, solo decían que si salían de sus casas tuvieran sus paraguas e impermeables.

Recuerdo que, mientras comía podía escuchar la lluvia que volvía a caer lenta y suavemente.

Al terminar de desayudar, y guardar las ultimas cosas en las cajas. Volví a darle un rápido vistazo a mi departamento- Si que es pequeño- dije mientras secaba un poco del sudor que recorría mi frente. Después puse las demás cosas en cajas y poco a poco las apilaba unas encima de otras, apoyándolas en la pared. Por ultimo llame a mis padres que a esa hora ya debían haber despertado, recuerdo haberles dicho que dejaría la llave con el casero que amigo de mi padre y que al llevarse mis cosas a casa las cuidaran.

Nadia se cambió de ropa y la otra la pusa en una maleta, cero con llave cada cuarto, tomo sus maletas y salió de su departamento.

Al salir se topa con un vecino

-Buenos días Nadia, ¿veo que te vas de vacaciones? – dijo el joven.

-Buenos días Randy, no nada eso, me estoy mudando- dijo entre risas.

-¡Con que te mudas!, vaya eso sí que es inesperado, desde que me mude aquí hace un año, me dijiste que tú ya vivías aquí, ya hace algún tiempo.

-No es la gran cosa, volveré en un año- lo dijo llena de confianza

-Pero un año es mucho tiempo, este lugar se va a sentir muy solitario sin tu presencia

-Basta Randy, debes dejar de coquetear a cada mujer que conoces, la semana pasada pude escuchar como un hombre quería matarte por intentar conquistar a su esposa.

-Tal vez lo tome en consideración. Cambiando de tema, ¿qué tal si te ayudo a llevar tus maletas hacia abajo?.

-Te lo agradecería mucho.

Randy toma las maletas y las lleva hasta el ascensor. Durante el camino ambos comienzan a charlas de cosas triviales como música y el partido de soccer de ayer, sin olvidar de la tormenta de anoche.

Al salir ambos, se toparon con el dueño del lugar, des pues de un par de cortesías, el dueño del edificio mira a Nadie lleno de tristeza en su rostro, el hombre intenta no mostrar ningún tipo de tristeza escondiéndose tras su habitual periódico matutino .Nadia lo observar por un momento y le dice entre sonrisas

-Señor Ross gracias por todo el tiempo que estuve aquí, fue un tiempo maravilloso el poder convivir con una persona tan maravillosa y …………..gentil como usted estos últimos años.

El señor Ross tímidamente le reputa .

-No fue nada chiquilla, además le estoy devolviendo el favor a un viejo amigo como tu padre- repuso

Sonaba muy molesto. El señor Ross era un hombre que pasaba de los 50, vivía en la planta superior del edificio de apartamentos que el junto a su familia había edificado ya hace 20 años, tenía un carácter muy reservado además, el hombre le gustaba beber debes en cuando, aunque él siempre decía luego del segundo baso” el licor a mi edad me hace mal, pero al mismo tiempo siento que al no beberlo una parte de mi niega quien soy en verdad” james entendí lo que quería decir con eso, sin embargo jamás me he tomado el tiempo de preguntárselo o tomarme el tiempo suficiente para preguntárselo.

Las muchas veces en las que habíamos hablado, me había contado que su esposa había muerto luego de que tuvo a sus hijos que en esos momentos estaban con sus propias familias, el hombre era visitado un par de veces al año. Lo cual hacia que el pensamiento de Nadie se estremeciese al pensar que el señor Ross estaría más solo si ella se mudaba, ya que ella era una de las pocas personas con las que podía hablar libremente .

-Chiquilla, ¿quieres que llame un taxi para que te lleve a la estación de tren?- dijo entre tapujos .

-Se lo agradecería mucho, señor Ross- respondí.

-Espera un momento; voy a la parte de atrás un momento, el teléfono de la recepción se descompuso anoche, luego de que uno de los soquetes de mis nietos cortase el cable de conexión.

-No hay problema.

-Asegúrate de que el pelmazo que te acompaña, no se ponga a jugar con la puerta giratoria, Henri no pudo venir a trabajar, así que alguien tiene que quedarse a vigilar- susurro.

Henri era el portero.

Tras una puerta el señor Ros desaparecía, luego de eso Randy intento jugar con las puertas giratorias de la entrada, aunque yo también quería hacerlo, no podía desobedecer lo que me habían ordenado, lo único que podía hacer para que se detuviese era distraerlo con alguna charla trivial.

Al regresar el señor Ross y volver a su gran silla detrás de un enorme mostrador dijo mientras apuntaba a Randy.

-Niño,para tu edad, te comportas como los soquetes de mis nietos, habrás crecido, pero tu cerebro sigo en desarrollo.

-No se tan cruel conmigo señor Ross, aunque no lo parezca soy muy maduro y responsable, es solo que a veces no puedo resistir la tentación de poder liberar mi niño interior, que quiere explorar y divertirse en este enorme mundo.

-Definitivamente, cuando eres pequeño tu mama te dejo caer de cabeza contra el suelo repetidas veces- dijo mientras volvía a esconderse tras su periódico-y podría garantizar que ninguna fue un accidente.

Nadia se daba la vuelta, mientras intentaba no reírse de lo que había dicho.

Posteriormente los tres empezaron a hablar del partido de soccer de ayer, aunque Nadia no logro mirarlo, parecía saber lo suficiente como para ponerse al mismo nivel que dos grandes fanáticos como lo eran el señor Ross y Randy, sin embargo, Nadia james comento nada de la apuesta que había hecho en contra del equipo que idolatraban ellos.

El claxon de un auto resonó a las afueras del lugar.

La conversación fue interrumpida, mientras el señor Ross le ordenaba Randy que llevase las maletas de Nadia al taxi, mientras el señor Ross y ella se daban un pequeño abraso de despedida- Cuídate mucho Nadia- era la segunda vez que el anciano la llamaba por su nombre, normalmente solo le decía chiquilla, la primera vez que la llamo por su nombre fue el día en el que se había mudado al edifico.

Al subir al taxi Randy en un último intento de acortejar a Nadia, le dijo haber estado enamorado de ella desde que la vio mudarse. Nadie por otro lado muy lejos de inmutarse ante esas palabras le dijo casi en tono burlón.

-Claro yo también- cierra la puerta y le lanza un beso de despedida con la mano.

Al entrar al taxi algo avergonzada y enfadada de lo que dijo, no había escucha las preguntas que le hacia el taxista una y otra vez.

-Disculpo señorita- chasque los dedos delante de ella- perdone que la moleste en sus momentos de reflexión, pero estamos deteniendo la circulación de los demás.

Nadia aclaro un poco su garganta antes de poder inferir la orden.

-Lléveme a la estación de trenes de ******- dijo mientras fruncía el entrecejo.

– ¡Claro!, será todo un honor hacerlo.

Ambos se hallaban reticentes, sin decirse palabra alguna, sin embargo, Nadia no era de las personas que simplemente le gustase ignorar a alguien que acabase de conocer, sino todo lo contrario le encantaba el poder aprender y conocer lo que tuviese que enseñarle los demás. No obstante, los acontecimientos de la otra noche la tenían un tanto ajena a la realidad de sus propios ideales, se entre mezclaban con dudas de su futuro venidero.

Al mirar por una ventana latear observo a desenas de personas abrigadas hasta el cuello.

-Y pensar que hasta ayer la gente prácticamente usaba bermudas-dice el conductor al notar a Nadia- esta mañana tuve que encender el calefactor y apagar el ventilador.

-SI- responde Nadia algo distraída y aburrida.

-Primero el juego de ayer, nadie creía que ganarían y ahora son campeones. Al igual que la lluvia de hoy, don milagros ocurridos en el mismo día.

-De alguna forma logre adivinarlo, pero no me imaginaba que el resultado seria 3 a 1-Nadia presta un poco de atención cuando escucha los resultados del partido.

-¿Enserio?…….yo casi apostes al otro, pero al final no aposte a nadie, pero me alegro que sea así. Por lo menos no perdí nada.

Al seguir avanzando el auto, vieron a una multitud que estaba festejando el resultado del partido, sin embargo, algunos los miraban con algo de altivez, las calles de algún modo parecían mas vacías, para una enorme ciudad como lo era esa no, encontrar poco transito era algo muy extraño.

-Si, yo también tengo una historia parecida a esa- dice el conductor mientras juega un poco con sus manos y hace un gesto rápido con la boca.

-Vaya, suena interesante…… ¿podría contarme?, creo que eso aria el viaje un poco mas entretenido hasta llegar a la estación de tren.

-Claro, pero no será una historia total mente agradable de escuchar-el hombre da un ultimo suspiro antes de pronuncias una historia que de algún modo le resultaba penosa contar. Ya que ni el mismo la consideraba importante o tan si quiera con valor y no era un tema que podría salir a flote y menos con un total desconocido como lo era Nadia, sin embargo, algo dentro del decidió narrarle su historia.

-Una noche del viernes ya hace algún tiempo, estaba bebiendo en el bar de un viejo hombre de mal carácter que le llamábamos el capital, ya que hace años trabajaba en buque mercante, ese viejo adoraba mucho a ese barco más que a su esposa y sus hijos, pero por cosas de la vida tubo que vender su barco. Ese hombre vive en el pasado, siempre esta admirando las fotos que le tomo a ese barco que ahora que lo pienso la primera ves que entre a su bar, me narraba historias fascinantes de cosas particulares que observaba en el mar.

– ¿Qué clase de cosas particulares? – dijo Nadia acomodándose mejor en su asiento.

-Decía que una ves vio por unos minutos una pequeña isla, con montículos muy grandes semejante a montañas, la isla no debía medir mas de 2 par kilómetros cuadrados era muy pequeña, al revisar su mapa noto que no había registro de tal cosa cerca, llamo a otros oficiales del navío para consultarles, ya que temía que de una forma u otra se hallan extraviado. Al acercarse a esa isla observaron que una sombre se acercaba, no era un barco era mas como un bote muy pequeño, una risa acompañado de unos gritos provenían de ahí, el capitán lo ilumino con algunas luces. Era un hombre que estaba gritando frenéticamente como si lo estuviese torturando o algo parecido. Unos hombres de la nave recogieron al hombre de su pequeño bote y lo subieron a bordo, aun cuando se tranquilizó enormemente al vernos, no podía inferir palabra coherente, solo balbuceaba algo extraño de peses muertos, un monolito y un pulpo. Al principio creyeron que estaba drogado o algo, pero les pareció que solo esta asustado o que bebido agua de mar, todos estaban seguros de que era algún naufrago esa teoría se reforzó cuando vieron su ropa enlodada y su ya bastante crecida barba y su enorme bronceado que decía que estuvo ante el sol varios días.

-Solo debió haber enloquecido- remarco Nadia algo aburrida.

La verdad no lo sé- el conductor siguió la narración que le conto el dueño del bar- El capitán al seguir viendo la isla y acercarse para ver si no había más gente, sintió como el viento cambiaba de dirección repentinamente, una de muchas tormentas que regularmente sentía el capitán llego, no era imprevista ya que observo desde hace horas el cielo y sabia que esto sucedería, así que no lo tomo por sorpresa, ni fue repentina, el viento los arrastraba cada ves mas lejos de la isla y la lluvia tan solo escondía atrás de un gran manto a esa dichosa isla, luego de un cuarto de hora la tormenta seguía, pero de algún modo el tema de esa isla ya no era tema de discusión, el capitán entre la cantidad de lluvia por un instante miro no tan a lo lejos un punto rojo parecido a un farol de una nave . pero en tan largo como fue la tormenta y la lluvia me conto que nunca mas vio ese resplandor rojo. Por algún motivo les dijo a sus hombres que no mencionaran nada de la isla y que si alguien preguntaba donde encontraron al hombre ellos solo dirán “ lo hallamos en un bote en medio del océano” nada más.

-¿Y que paso con ese hombre?- dijo Nadia algo pensativa.

-Dijo que lo dejo al otro lado del continente cuando desembarcaron, lo siguiente que supo el capitán de ese hombre es que se suicido y que era adicto a cierta droga medicinal.

-Eso si es raro, pero es una historia que no tiene fantasmas o demonios en sí, lo que es entretenida, estoy algo harta de historias que los ponen a diestra y siniestra en todo cuento de terror- Nadia miro a la ventana con algo de pereza- ¿no tiene alguna historia más?, estamos solo a la mitad del camino.

-Claro que tengo una- el conductor rápidamente hiso una mueca con la mano y siguió conduciendo-es una anécdota que me ocurrió en el bar del capitán hace algunos años. Esta cerca de las 8 de la noche luego de una larga jornada de trabajo, siempre que ganaba mas de lo que tenia previsto, iba al bar a tomar algunas copas con algunos colegas del trabajo, casi cerca de las 8.10 un hombre irrumpió en el bar, era un hombre que se veía algo trastornado y tembloroso, entre nosotros bromeábamos diciendo que el hombre era algún tipo de desempleado nuevo y que tenia miedo de ir a su casa, por temor a lo que le vaya a decir su mujer o suegra, paso cerca de una media hora, yo apenas había bebido un par de tragos ya que la mayoría del tiempo me la pase charlando con mis compañeros sobre el trabajo y lo poco que se estaba ganando desde que una cierta compañía de taxis apareció y empezó a ganar territorio.

Nadia algo más interesada volteo a ver al taxista con una nuevo ánimo y curiosidad.

-El hombre aquel, no era conocido por nadie del bar, ni aun del capitán, que siempre presumía su gran memoria para la edad que ya tenia el siempre alardeaba diciendo” en un negocio hay que recordar bien la cara y el tono de voz de los clientes, por si un día no te pagan, te los encuentras en la calle y les partes las piernas para que nunca olviden que jamás debes estafarlos”.

Una rápida sonrisa se dibujo en el rostro del conductor al recitar las esas palabras, pero a medida en el que seguía contando la historia se tornaba más firme su mirada y prosiguió con su relato.

-Esa noche en el bar a lo mucho estábamos 6 personas, mis amigos y yo que éramos 4 sentados en una mesa a un par de metros de la salida, ese hombre y el capitán que estaban en la barra. El capitán observaba al individuo con una mirada algo celosa, indiferente, como queriendo decirle al hombre que se marchara del lugar lo mas pronto posible, hasta el día de hoy no se por que el capitán no le dije que se fuera, el en muchas veces ha sido algo selectivo con la gente que entra a su bar y un par de veces recuerdo que lo he visto pelear y déjeme decirle algo señorita ese viejo no pelea nada mal. Tal vea por su entrenamiento en la marina o el hombro entrenaba en secreto sin que ninguno de nosotros lo supiera, hubo algunas noches que lo retábamos a concursos de pulseo en el que siempre nos ganaba y se llevaba nuestras ganancias de toda una semana.

Nadia tocio un poco deteniendo el relato del taxista querido decirle- Por favor regrese al relato principal.

-Disculpe- El hombre mas nervioso que antes, intento cambiar el tema, posiblemente arrepintiéndose de haberlo iniciado, pero ya era tarde la atención de Nadia se halla en su relato- Paso un buen rato ese hombre jugueteaba con el baso una y otra vez, mirándolo fijamente, como si pensara que si dejaba de hacerlo el mundo se acabaría o algo así. El capitán lo miraba a beses con la ramilla de su ojo. El capitán se acercó, creo que iba a pedirle que se vaya o algo. El hombre misterioso al ver los pasos directos del dueño, tomo el baso con el que jugueteaba, lo tomo con gran prisa que solo el capitán logro verlo. Lo cual ya era mucho decir. En ese momento se puso de pie, pago por el trago, se disculpo por las molestias que pudo haber causado.

El conductor miro a diferentes lados, para mirar si el semáforo cambia de color. Los 40 segundos que le tomaba en cambiar, fueron los mas incomodos que Nadia había vivido hasta ahora, ya que el hombre se quedó callado. Cuando la luz finalmente cambio de color, el conductor tomo aire y siguió su marcha por la ciudad que era cubierta por el manto de la lluvia

– Ninguno de nosotros le tomo importancia, pero ese hombre que fue al bar esa noche, bestia un traje muy elegante, estaba muy bien vestido como para solo entrar a un bar tercera a tomar un trago. La mirada del extraño hombre se tornaba algo mas pálida, mientras el sudor comenzaba a brotar por su frente, por alguna razón cuando ese tipo me miro, me levanté de la silla, me fui enfadado hasta el y le dije algo molesto.

– ¡¿Tienes algo que decirme?!.

-…………..

-Ese hombre se quedo callado, mientras me miraba con ojos vidriosos, como si en cualquier momento fuese a llorar. Mis amigos me alejaron de el y me preguntaban si lo conocía de algo, obviamente les dije que no, sin embargo, había algo en la mirada de ese sujeto que no me agravada, ese pobre diablo no me había hecho nada para que me enojara con él. Cuando lo solté y me tranquilice, el tipo cayo al suelo y vimos como se empezaba a convulsionar, todos de inmediato me preguntaron si lo golpe o algo, les dije que solo lo levante de la camisa. El capitán salto del otro lado de la barra y empezó a tomarle el pulso, con su mirada arrugada me dijo que me fuera. En ese momento tragué saliva y me fui totalmente aterrado del lugar.

Fui por mi taxi que lo había estacionado a un par de calles de ahí. En ese momento mi corazón latía cada vez más fuerte, mientras instintivamente miraba hacia atrás, no me seguía nadie de eso estaba seguro, sin embargo, seguía mirando. Tomé temblorosamente las llaves de mi auto y me fui a mi departamento, entre mas me alejaba del bar mi corazón se calmaba un poco más. Al llegar a mi casa casi había olvidado lo sucedido, mira la tele casi hasta la media noche, luego me fui a mi cama. Esa noche fue la más horrible de mi vida. Pude dormir, pero quisiera de todo corazón jamás haber dormido.

El conductor se paso la mano por la boca, mientras seguía mirando al frente.

-Cálmese señor-Dijo Nadia un poco nerviosa por el repentino quiebre de voz del hombre.

– No, ya estoy bien, solo me puse un poco nervioso, o es algo que se pueda contar tan fácilmente.

Un tanto intimidada Nadia puso su mano en la puerta y estaba lista para decirle al conductor que parase y la dejase, sin embargo, a mirar por el retrovisor miro los ojos del conductor que la obligaron a alejar su mano de la puerta y seguir escuchándolo.

-Recuerda que en mi sueño esta mirando un espejo panorámico en un lugar totalmente oscuro, pero mi reflejo entero se podía ver. Para mi pasaron horas, posiblemente días mirándome en ese espejo enorme de marco de plata. Yo no soy un tipo vanidoso o algo así, pero había algo en esa imagen que no me dejaba separar mi vista de ese espejo, no se lo que era. Podía ver mis ojos, mi nariz, mi boca, mis oídos, mis brazos, piernas, algo en ese reflejo de mí, me decía que no era yo, lo siguiente que vi de ese reflejo no lo recuerdo, no obstante, creo que debería dar gracias que no lo recuerdo. Al levantarme de mi cama estaba todo sudado, el clima era cálido, pero no era posible que sudara de esa manera por el calor y mucho menos porque me cubrían un par de sabana delgadas. Me despertar además agitado y puse mi mano rápidamente encima de mi pecho que cuando lo toque estaba totalmente acelerado, fui corriendo al baño y me lave la cara tantas veces que un poco de piel ya había salido de una de mis mejillas enrojecidas. En la sima de mi desesperación saque hielo de mi nevera y lo puso en bañare y la comencé a llenar, me saque la ropa casi arrancándomela del cuerpo y me puse dentro.

El conductor puso una pequeña risa dentro del ambiente de ese pequeño taxi, lo cual por alguna razón incomodaba más a Nadia.

-No estoy seguro de cuánto tiempo estuve ahí, pero fue el suficiente como para que las llenas de mis dedos se empezarán a arrugar. Paso un poco de tiempo hasta que mi cuerpo y mente lograron tranquilizarse, el calor de mi cuerpo se había ido, luego fue acompañado por una enorme cantidad de frio que recorría todo mi cuerpo. Sali de la bañera algo tembloroso, casi resbalándome me sujete del lavado para mirar mi mejilla que me estaba doliendo, al querer verme en el espejo, por alguna razón que desconozco esta hoy, ya no estaba hay. Un fuerte dolor de cabeza siguió con mis problemas, casi aferrándome a la pared, logre llegar hasta mi cama, me senté, tome una toalla y me empecé a secar con cuidado ya que me dolía todo el cuerpo. Al mirar el espejo de mi armario para vestirme, este estaba cubierto por un extraño y desconocido smog negro, como si alguien hubiera puesto carbón sobre él.

Nadia tubo un alivio, miro el letreo que le decía que pronto llegarían a la estación de trenes a la que se dirigía. Pero el hombre continuaba su narración.

-No me fije la noche anterior si eso ya estaba hay o no, ya que, al entrar a mi departamento, me acosté en el sofá y medio dormido, me metí a la cama. Es posible que alguien halla entrado y me haya querido jugar algún tipo de broma o eso quisiera pensar. No paso mas de un momento hasta que me puse a contemplar el espejo negruzco, cuando recibí una llamada por teléfono. Mi cabeza aun estaba mareada, no recuerdo bien las primeras palabras que dije, pero mi mente regreso un tanto después de que escuchara las palabras de mi tía al otro lado de la línea que me decía entre llantos algo que hasta esa mañana no me puse a pensar. Mis padres habían muerto calcinados en su casa…………..sentí por un segundo como algo dentro de mi, intentaba dejarme e irse, sin darme cuenta sentí algo extraño en mi pecho, mis lagrimas comenzaron a salir sin que me diera cuenta. No sé muy bien cómo explicarlo con exactitud.

Por alguna extraña razón el hombre conto con una mayor tranquilidad esa parte que con las demás, Nadia pensó que el hombre lo había superado, sin embargo, al mirar por el retrovisor, los ojos del hombre estaban ligeramente dilatados, al fin llegar Nadia se quedo en el asiento para terminar de escuchar el hombre que parecía totalmente ajeno a la realidad.

-Luego lo que paso no creo que tenga mucha importancia con eso……………Ya hemos llegado señorita.

El hombre aun actuando algo extraño sale del taxi y camina hacia la cajuela. La lluvia se había detenido ya así un rato, no había ningún problema en que saliera. Al ayudarla a poner sus cosas en la entrada se fue con el dinero que le correspondía solo diciendo un.

-Hasta luego.

Nadia se encontraba algo intrigada por saber el resto, pero sabia que seria muy insensible de su parte seguir preguntando. Ella compro el billete que el boleto del tren, en la estación como de costumbre había mucha gente que iba a distintos lugares del país, su tren llegaría en 5 minutos o eso decía el itineraria, en el lugar que tubo que esperar no había tanta gente como ella pensé, ella se sentó un poco mas alejada de los demás. En su mente recorría el pensamiento que ese hombre había puesto en su mente, pocas veces se había puesto a pensar sobre cómo se sintiera si sus padres murieran.

Al pensar en tomar un teléfono y preguntarles si estaban bien, un grito lejano la saco de sus pensamientos. Era un hombre que gritaba los lugares a donde iba el tren, Nadia algo sorprendida se subió al tren con sus cosas, ella no se había percatado de que mucha gente había pasado aun lado de ella bajándose del tren.

Ella miro los lugares vacíos y pensé que se había equivocado de tren, al preguntarle a un individuo que dormía en un asiento donde iba el le dijo **********. Cuenda ella le dijo que ya había llegado, él se sobresaltó y le agradeció a Nadia.

-No hay de que- una leve sonrisa escapo de sus labios color cereza, se dio un par de golpes en las mejillas y miro la ruta del tren, que en efecto era la correcto. Busco su asiento y se sentó se puso a mirar el paisaje, pero no era nada emocionante observar edificios de una ciudad que estaba con un cielo totalmente nublado, ella estaba algo aburrida de observar el contorno tan cuadrado que tenía la ciudad. La ciudad era bastamente grande, las leyendas urbanas que se contaban por hay daban muy mala impresión de la ciudad.

Lo que a Nadia le molestaba era cierto abuso que tenia la gente con situaciones grotescas o sobre exageradas que la gente aumentaba a algún relato que por su inicio sonaba algo interesante, pero terminaba en un dejamiento de sangre demasiado absurdo que le parecía lo peor que podía tener una historia de terror. Ella prefería la creación de algún tipo de atmosfera en su relato que no haya una ola de matanzas o algún ejército de demonios cerca de uno. Lo que ella buscaba era una buena estructura para una historia de terror, pero había escuchado por años y años las mismas historias que para ese entonces le restaban muy aburridas.

En el momento que ella se dio la vuelta para ver un poco otra tormenta que podía ver acercarse entre algunos edificios de la ciudad, al volver su vista al frente, observo a un hombre de traje que estaba sacando un libro. Al ella mirar el dejo su libro a un lado.

-Muy buen día tenga usted- el hombre se saco el elegante sombrero de copa y lo puso a un lado del asiento- no quería interrumpir sus pensamientos, por eso no he dicho nada para anunciarme, no me gusta mucho hacer que mi presencia sea notoria.

Nadia le dio una leve sonrisa.

-Tenga usted también un muy buen día. La verdad no estaba en un pensamiento en esencia importante, solo me quejaba conmigo misma de algo que he estado pensado ya algún tiempo y me ha estado molestando.

Al ver al hombre de traje. Por su rostro, debía estar por los cuarenta, tenia un poco de barba, sus ojos eran de color negro, su traje era muy formal como si fuese a alguna fiesta o un evento de gran importancia su ropa estaba algo mojada y arrugada en algunas partes, posiblemente por la lluvia, su equipaje contaba de una pequeña caja que estaba torpemente envuelta con papel de regalo, también tenia un par de bolsas de ojeras.

Al comenzar a moverse el tren, el animo de Nadia se comenzó a elevarse un poco, al mismo tiempo que hablaba con el hombre y este le contaba que venia de una fiesta de cumpleaños que era para un amigo, pero uno de ellos le gasto una broma regalando algo que “para un hombre de esa edad” era algo ridículo, impensable. El hombre de traje convenció a su amigo para que se lo regalara, ya que a su hija probablemente le gustaría poseerlo y si a ella no le gustaba se lo podría regalar a su esposa. Al despertar su curiosidad Nadia pidió con cortesía que si podía echarle una mirada a la caja.

En la caja estaba una extraña muñeca de porcelana, con unos rasgos muy finos, se notaba que el creador había puesto mucho empeño en ella, tenía el cabello de color negro hasta su cintura, tenia un encantador vestido azul lleno de encajes que eran muy hermosos, era un vestido parecido a los que usaban las mujeres en el siglo XVLLL, sus ojos eran de color verde con una pupila negra. Aun cuando la muñeca no pareciese moverse, tenia cierto encanto dentro de sus enormes ojos esmeraldas que hacia sentir que en cualquier momento estuviese apunto de moverse. Su piel pálida era totalmente sublime, era perfecta en todos los sentidos, Nadia si fuese mas joven hubiese hecho algún tipo de negoción con tal de quedarse con ella. Pero no hay que olvidar que era una muñeca tenía una mirada fría y muy lejana a la realidad, aun si se trataba de un objeto inanimados mirada era como la de una niña inmersa en sus pensamientos al no querer hacer algo.

Los ojos de Nadia brillaron como los de un gato al verla, casi salta encima de ella para jamás volver a soltarla, el hombre al ver sus ojos le dijo en tono cortos.

-Si quiere puede mirarla mas de cerca si quiere- dijo el hombre mientras se acomodaba para tomar un largo descanso-Por cierto, mi nombre es Henry Sunderland.

Mientras Nadia levantaba a la muñeca como si fuera una niña ella le dijo.

-Mi nombre es Nadia Walker.

Al verse sus ojos verdes una a la otra, era muy extraño para Nadia, era como verse en un extraño espejo. Sus ojos glaucos era brillantes, posiblemente sus ojos eran de vidrio o algún material similar, aun cuando el resto de su cuerpo era de muy fina porcelana, los ojos de la muñeca tenían cierto encanto que los hacia únicos, al rato de jugar con la muñeca, Nadia la dejo sentada en su caja como si se tratase de una niña pequeña, la joven tenia la esperanza de que la pepona dama sonriera para ella y que luego ambas se pusiera a hablar como dos grandes amigas, sin embargo la mirada indiferente de la muñeca ponía algo triste a Nadia, ya que sabia que nunca le respondería, la muchacha dentro de su mente imaginaba tener la muñeca con ella para siempre, peinarla, comprarle ropa y limpiarla, prácticamente quería la muñeca para ella sola.

Algo que no había notado antes por el largo cabello de la muñeca era un laso de color rojo que tenia atado al cabello, dentro de la caja estaba un moño igual de color rojo, la muchacha casi sin pensárselo toma con cuidado el moño. se lo puso a la muñeca alrededor de su cuello, tardo un poco de tiempo hasta ponerlo en una posición que a ella le gustara, con una sonrisa de satisfacción miro a la muñeca con su extraña combinación de un vestido de encajas de color azul, su largo cabello negro, sus enormes ojos esmeraldas y su muño alrededor de su cuello. Era totalmente una combinación particular.

El hombre por otro lado parecía bastante divertido con la escena, cuando Nadia se dio cuenta de la mirada de Henry, se puso levemente roja y regreso a su asiento totalmente apenada, olvidando que él le había dado permiso, el hombre aun con su sonrisa le dijo.

-Mi hija y yo, no somo buenos para ponerles nombres a las cosas, si fuera por alguno de los dos le pondríamos nombres simples y sin poca clase y cualquiera que viera la muñeca pensaría que merece algún nombre fijo que indique que pertenece a la realeza o algún nombre estoico, pero que sea fácil de recordar. ¿podría darme algún nombre para la ella?

Casi instintivamente de los labios de Nadia surgió un nombre.

-Clare…-dijo en tono casi vacilante y silencioso.

-Con que……. Clare, me gusta ese nombre.

El resto del viaje en el tren fue breve, ya que Nadia miraba a la ventana, podía observarse de cuando en cuando alguna casa o pueblo con el pasar de las paradas. Nadia mira el cielo negruzco, mientras gotas de lluvia golpeaban con cierta debilidad de la ventana.

La tormenta no se detendría por los menos en unas horas. El comentario meteorológico que escucho en la mañana le hacia pensar en algunas cosas, sin embargo Nadia tenia la esperanza de que al llegar a su destino la lluvia cesara o que no fuese lo suficientemente fuerte como para quedarse encerada en la estación de tren a esperar un taxi, que con la distancia que estaba la mansión seria realmente costoso, sin embargo tendría que aceptar esa opción ya que con el clima sería lo más lógico.

– ¿Disculpe señor Sunderland? –

– ¿Sí?

– ¿Alguna vez a oído hablar del apellido Benedict?

-Claro, más de lo que me gustaría-Dijo el hombre con cierta desgana- Es un apellido muy común. Por el lado de la familia de mi esposa es el apellido de su familia desde hace ya bastante tiempo. Al casarse conmigo el apellido llego a su fin, sin embargo, hay muchos familiares como primos que también tienen ese apellido. No obstante, el nombre ha ido cambiando con una letra o dos.

Nadia un tanto pensativa creyó que tal vez podría ser algún tipo de familiar lejano.

-Como, por ejemplo. El apellido de mi esposa es Bennedict con doble n-prosiguió el señor Sunderland – el apellido de un tío lejano de mi esposa es con doble t. Ahora que lo recuerdo, creo que en la universidad conocí a un tipo también llamado de esa forma, pero………su apellido tenia una pronunciación algo extraña, era como si un ruso lo intentase decir, al principio creí que solo era un asentó y ya, aun que al preguntarle al tipo si pertenecía a algún tipo de descendencia extranjera, me dijo que su familia siempre había sido de aquí.

– ¿Porque la pregunta repentina?

-No es nada, voy a ver a una persona con ese nombre y por alguna razón termine preguntándole eso jejej.

-Ya veo. ¿Qué tal si me dices su nombre?, tal vez lo conozca.

– Robert Benedict.

-Lo siento. Pero ambos nombres son muy comunes, tal vez haya escuchado de el en alguna reunión familia. Por mi lado de mi familia, somo más liberales. Sin embargo, por el lado de mi esposa su estirpe es mas reservada, es casi imposible acercarse a ellos en el primer intento, recuerdo que cuando conocí a mi pareja ella era muy apática y no hablaba con muchas personas. A lo mucho ella hablaba con una o dos personas, lo difícil no era acercarse si no, sacarle mas de dos oraciones. Esa gente por lo general le rodea un aura que hace que quieras acercarte a ellos, pero en cuanto los ves a los ojos es como ver a un pez muerto, una mirada completamente vacía. Me llevo algo de tiempo para ser su amigo, su novio más tiempo llevaba con ella muchas veces sentía como si me robara la energía.

La lluvia una ves mas aumentaba su fuerza, mientras se podía ver a lo lejos algunos destellos purpuras.

-Y el conocer su familia. Eso si era un problema mayor, hasta el día de hoy me pregunto como aceptaron que me casara con ella. Sus ojos, esa era la clave de todo, si no miras sus ojos antes de hablar con ellos, eso te dará la ventaja sobre ellos.

– ¿De que color son sus ojos?

-Como decirlo-se puso a meditar-son cafés, pero cuando se pone la luna se tornan casi rojos. No totalmente, solo un poco más de lo usual.

El señor Sunderland que cada vez se notaba más reservado al hablar de los ojos de su esposa, sin embargo, antes de que Nadia pudiese percatarse de ello, hizo una pregunta que a rasgos generales sonaría muy inocente.

– ¿De que color son los ojos de su hija?

Un suave viento recorrió los vagones del tren. El silencio del momento izo que se pudiese escuchar a una mujer decirle a su esposo que le pasase su abrigo. La gélida brisa había enfriado parcialmente un pan que antes de salir de la estación estaba caliente ahora frio y duro.

Nadia miro por la ventana sin ningún motivo aparente luego de sentir la brisa pasar junto a ellos, miro a la ventana para ver como las gotas de lluvia se hacían cada ves mas fuertes y luego miro de nuevo al señor Sunderland. Para ella era un tanto incomodo haber hecho esa pregunta, sin embargo, en su mente pensó que seria mejor llegar hasta el final si ya lo había dicho. El rostro del hombre, lejos de estar molesto se hallaba un tanto pensativo, como si dentro de el buscase una respuesta que pudiese explicarlo de forma correcta. Aun cuando para ambos, dentro de la cabina, el tiempo se había detenido con la llegada de la brisa, el tren se seguía moviendo por las elevaciones y uno que otro camino curvo.

Nadie empezó a mirarse las manos, pero antes de que pudiese decir cualquier cosa fue interrumpida por un chasquido de dedos del señor Sunderland.

-Los ojos de mi hija son-miro a la muñeca, mientras tomaba el laso de la muñeca. Si, son iguales a los de este laso- El hombre lo decía con tal orgullo que Nadia lo miraba un tanto pensativa, ya que el laso era de un color rojo oscuro parecido a la sangre cuando se seca luego de unas horas.

-Es una niña muy hermosa-dijo lleno de orgullo- es una pequeña muy energética, siempre va corriendo de un lado a otro. Tiene un enorme corazón, siempre que va a jugar regresa con un animal herido y con una enorme sonrisa dice “Míralo el pobre esta lastimado hay que curarlo antes de que se lastime más “. A mi esposa, no le interesa mucho el tema, solo mira al animal de reojo y luego lo ignora por completo- luego el nombre bajo la cabeza hasta sus rodillas- Las únicas veces que se queda quieta y no ríe es cuando algún familiar de mi mujer viene de visita. Lo cual es una vez al mes, siempre que vienen mi hija va corriendo hacia mi casi llorando y me pide que salgamos a algún lugar “Ellos no son humanos, me ven con caras feas, siempre se ríen de ti y hacen llorar a mama “o eso dice ella cuando ellos vienen de visita.

El hombre bajo mas la cabeza, solo dejando ver su desordenado cabello café.

-Nunca los he escuchado reír -dijo con un tono seco- son personas extrañas, creo haberlas visto sonreír un par de veces a lo sumo. Pero cuando hablan con mi esposa hablan de cosas triviales como; la comida, el dinero, la política y la economía. No creo que le hallan dicho nada a mi esposa que le haya hecho sentir mal, o hasta donde yo los he escuchado- el hombre mas calmado cuenta- El día que ellos vinieron, esa misma noche luego de que se marcharan, los 3 estábamos mirando un pésimo programa de televisión, cuando me di la vuelta para ver a mi esposa para hablar de ver otra cosa, ella estaba llorando. Cuando le pregunte el por qué, ella toco su mejilla y tomo la lagrima, solo hasta que le dije se había dado cuenta. Mande a mi hija a dormir, para poder hablar con ella a solas. Cuando escuchamos la puerta de su cuarto cerrarse, ella se derrumbó y me abraso fuerte mente. Era la primera vez que la había visto así.

Una leve sonrisa se dibujó en sus labios, mientras meditaba un tanto pensativo con la cabeza entre las piernas. El tren continuaba su movimiento raudo, el sonido se perdía por los cortos bosques y montañas, solo había el sonido del tren y la lluvia que se hacía cada vez más fuente. El hombre luego de una estación recupero la lucidez en sus palabras y continuo su relato.

-La verdad esa noche lloro como nunca y pensé seriamente en prohibirles que volvieran a la casa, sin embargo, creo que seria muy injusto de mi parte. Le pregunto por qué lloraba y solo me pido perdón repetidas veces.

El tiempo ya había pasado desde que el hombre dejo de hablar, pronunciaba o eso creía ella unas palabras entre cortadas que decía entre estación. Nadia pensó que el hombre necesitaría algo de tiempo para meditar. Ella siguió mirando la pálida muñeca de porcelana, su mirada indiferente solo hacia el ambiente del lugar mucho mas pesado, ella tomo a la muñeca , saco un peine y comenzó a cardar su largo pelo oscuro como la noche de del solsticio de invierno en el hemisferio sur, el cabello de la muñeca era fácil de peinar, sin embargo Nadia era cuidadosa, entre más la peinaba sentía como su cuerpo era atrapado por el cabello de la muñequilla, con cada movimiento de su mano, notaba como si el cabello creciera más y más.

En la mente de Nadia aparecía la cara de la muñeca, cada curva y color era claros dentro de su mente, aunque lo que más podía ver a detalle era sus ojos verdes que se hacían mas brillantes, pero luego de un rato se apagaban y el rostro de la muñeca se perdía dentro de su mente.

Al volver en sí, miro al señor Sunderland bajando su maleta de mano y tomando el libro que tenia planeado leer en el viaje. Le pido cortes mente, ya muy calmado y con una sonrisa en los labios que le permitiera llevarse la muñeca. Nadia, un tanto temblorosa la devolvió a su caja. Cuando empezó el viaje, apenas habían pasado 3 estaciones, sin embargo, al preguntar al señor donde estaban, ella se sorprendió profundamente al oír que ya habían pasado mas de 5 estaciones. Desde que ella comenzó a peinar a la muñeca.

Nadia le agradeció por dejarle mirar la muñeca y el hombre se despidió con una reverencia como si fuese un antiguo cabello, ella le sonrió amablemente y ambos se desearon buena suerte en el resto del camino.

Pasaron diez minutos hasta que el tren volvió a avanzar.

Un trabajador del tren, toco con cierta sutileza la puerta del vagón donde estaba Nadia, el hombre joven de unos 20 en adelante le pidió permiso para pasar. Ella acepto educadamente y el se sentó delante de ella.

-Muy buen día señorita-Dijo el joven en un tono casi vacilante y nervioso- Quería saber hasta donde se dirija. En la estación de hace un momento dijeron que había algunos árboles en las vías del tren antes de llegar a la ciudad de *******.

-No se preocupe, mi estación está a una estación antes de llegar hay.

-Me alegra escucharlo. Perdone mi curiosidad, pero puedo preguntar ¿a qué parte de ese lugar va?

-No estoy del todo segura. Es la primera ves que voy a ese lugar y además las direcciones son algo confusas, pero estoy segura que esta en la mitad de un bosque pasando la ciudad de ********.

– ¿Y que planea hacer en un lugar tan alejado?

-Conseguí un trabajo de sirvienta en una mansión.

-Una linda chica, sola, va a una ciudad donde nunca a estado, a una mansión en medio de la nada-El joven miraba a Nadia un tanto pensativo, ambos sabia como terminaban este tipo de historias.

-No creo que nada pase-dijo Nadia totalmente segura de sus palabras-El hombre al otro lado del teléfono no sonaba tan interesante como para matarme.

Ambos se pusieron a reír por un rato.

-Mucho gusto, mi nombre es Nadia Walker.

-Me da un poco de vergüenza decir mi nombre luego del fracaso de ayer. Perdí mucho dinero apostando, dicen que la patria es lo primero, pero luego de ayer y como van las cosas en mi país no es el mejor momento de volver a casa. Por cierto, mi nombre es Patrick.

-Es un gusto conocerte Patrick. La verdad yo represento el otro lado de la moneda, gane mucho dinero por lo de ayer

-Vaya entonces estoy arruinado por ti. -Dijo con tono de burla.

Ambos se pusieron a charla del empleo de Patrick, el le conto que ya hacia un tiempo él vivía en por ahí, que era un huérfano desde los 15 años y que se ha ganado la vida como ha podido sin molestar a otros o buscando peleas. En la penúltima estación Patrick bajo para comprarle a Nadia un café, algunos bocadillos y una sombrilla-Creo que esta sombrilla combina con tus ojos.

-Es uno de los cumplidos más débil que he escuchado.

-Eso quiere decir que no soy el peor.

Ambos se pusieron a platicar un poco más. Solo quedaba una estación hasta que Nadia se bajara del tren. La lluvia seguía avanzando, la neblina era cada vez más cercana los truenos a lo lejos era como escuchar una manada de leones hambrientos acercándose tomando algo de tiempo. Al mirar ambos la ventana comenzó a hablar de leyendas de lugares que Patrick había estado, para Nadia ya harta de escuchar las mismas cosas una y otra vez, era de cierto modo refrescante oír cosas nuevas de lugares lejanos. En el clímax del momento un rayo cerca de ellos cayo haciendo que ambos chocaran contra sus asientos algo sorprendidos.

El tren se detuvo, ninguno de los dos estaba del todo seguro de lo que pudo haber sucedido, Patrick se levantó rápidamente para preguntar a los demás lo que había sucedido. Nadia tenía una ligera idea de lo que pudo haber sido, mas o menos cinco minutos después Patrick regreso algo agitado.

-Es solo un árbol, tardaran un rato en moverlo, creo que estaremos juntos un par de minutos más.

-Me alegra escucharlo-dijo de manera educada.

– ¿Te molesta algo?

-No lo se con certeza, solo pienso. No es nada malo, creo que solo son los nervios.

¿Tiene miedo de tu nuevo trabajo?

-Mmmmmm, creo que de cierta manera la tengo. Creo que he estado algo nerviosa desde el momento en el que empezó a llover anoche, además casi pierdo el tren.

-Déjame decirte que de cierta manera tienes suerte. El tren solo llegara hasta la próxima estación, no lo escuche bien del todo, pero escuche hace un momento una conversación de unos tipos que dijeron que el tren solo puede llegar hasta ahí, más allá de la próxima ciudad hubo un accidente o algo por el estilo.

-Suerte-dijo en voz baja mirando por la ventana. La lluvia poco a poco se marchaba y la neblina se alejaba del lugar. Obstante el cielo aún seguía grisáceo y a los lejos se podía escuadrar una nueva toreramente que estaba lista para llegar cuando la primera se marchara.

El tren se había movido sin que ella se diera cuenta, solo miraba por la ventana las casas que aparecían de cuando en cuando, fue tanta su concentración que no se percató de que Patrick se había marchado. Cuando recobro el sentido a su alrededor, se levanto rápidamente, tomo sus cosas y bajo del tren. La helada brisa de la tormenta movió su largo cabello rubro, mientras algunas hijas pasaban a su lado. Ella camino un tanto pensativa, de lo que pudiese pasar.

Dentro de su mente, sabia que algo iba a suceder. Antes de que se diera cuenta estaba sentada en la parte de atrás de un taxi, mientras estaba tocia un poco para llamar su atención, mientras reiteradas veces le decía con cada ves un tono mas fuerte de voz.

– ¿Señorita?

-……………

-Le estaba preguntando a donde quiere ir.

– ¿A dónde quiero ir?

El hombre ya algo molesto la mira.

-Si, ¿A dónde quiere ir? O ¿a dónde le gustaría que la lleve?

– ¡CLARO!, sí. Rápidamente Nadia saca un papel donde tenía anotada la dirección de la casa del señor Benedict.

-Ahhhh-el hombre miro el papel un par de veces, un tanto pensativo- Este lugar esta muy alejado de la ciudad, además lo mas cerca que le puedo llevar a ese lugar es un pequeño pueblo, más allá de ahí es muy difícil que entre un auto, a menos que haya algún otro sendero que no conozca. El lugar es muy grande, lo sé por qué una vez de niño me fui con unos amigos a un lago que queda como en el centro de ese bosque.

-No importo, creo que de una u otro forma podre llegar.

El conductor solo giro la cabeza y comenzó a avanzar. Nadia se puso a pensar en lo que dijo el conductor.

– ¿Disculpe? – dijo casi con algo de recelo- Dijo hace un momento que había estado cerca del lugar, ¿me podría contar como es?

-No se como decirlo con exactitud, ha pasado tanto tiempo que lo he olvidado poco a poco. Es una forma muy extraña de decirlo, era un lugar increíble, pero era muy sombrío aun cuando era verano y casi no había nubes en el cielo. Pero dejen decirle algo, no confié mucho en lo que la gente dice de ese lugar. Los mas mayores de por aquí dicen que nunca se debe ir a ese bosque y mucho menos acercarse al lago. Ya sabe usted, se la pasan creando chisme de un lugar a otro. Muchos curiosos han ido a ver que es lo que pasa en el lugar, pero nadie pasa más allá de **********

– Es un pequeño pueblo, creo que es mas o menos una ciudad pequeña. La gente del lugar es amigable ya cuando logras hacerte amigo de uno es mas sencillo conocer al resto. La gente de por aquí dicen que esos tipos son gente de algún tipo de secta o religión que se pasan haciendo esto y aquello. La cosa poco a poco se va calmando con el pasar de las generaciones, hace unos cinco años podías escuadrar un montón de habladurías de los más mayores que decían que veían cosas extrañas que salían de las montañas y que había luces que provenían del lugar, mucho antes de existiera la luz eléctrica. Las cosas que daban más nervios decían que eran unas sombras que bajaban del medio día y que se aparecían mientras tu de dabas la vuelta.

-Lo que yo siempre preguntaba era ¿si aparecían siempre que te dabas la vuelta?, entonteces como sabias que estaban detrás de ti?

-Los mas viejos del pueblo aquel, cuentan que si se escucha con cuidado se puede escuchar el revoloteo de decenas de mariposas negras que son los ojos de las sombras o que son sombras que aún no están en su forma mayor o madura. Lo que creo que inicio la serie de malos chismes fue un hombre loco que mato a un par de curiosos por que se habían acercado demasiado a cierta mansión que está cerca al lago. El hombre loco se dice que fue reprendido por su amo, según cuentan algunos el hombre aun luego de haber sido expulsado de las tierras de su señor, vagaba de cuando en cuando por el bosque. Los demás criados de la mansión por ordenes de su jefe fueron a buscarlo con antorchas y lámparas, la búsqueda no fue largo, pero fue mas productiva de lo que pensaron. El sirviente que había sido desterrado estaba ya muerto por unas extras mordeduras, cuando fue llevado al pueblo y mirado por un doctor se llegó a la conclusión de que fue un lobo el responsable, la idea fue apoyada por otros mas del pueblo y vuelta a corroborar por los sirvientes que también dijeron haber visto a un par de lobos por los alrededores de la mansión.

-Los del pueblo no dijeron nada mas al respecto, cuando alguien llega al pueblo le dicen que no pase más allá de cierto punto. Los lobos siguen merodeando ese lugar y son tan osados que ahora se acercan más allá de los puntos establecidos. Solo unos pocos pasan por ahí, se los llama tontos a los que se adentran en el bosque, allá día siguiente o mas o menos pasando unas semanas encuentran a algún idiota que fue lo suficientemente idiota para pasar de ese punto. Los lobos saben cual es su territorio.

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