Mi mente,
corredor
de fondo.
Respira.
Golpea.
Regula.
Impacta
el asfalto,
sacude
el exceso
de mundo.
La estereotipia,
de la danza
contra el suelo,
me equilibra.
Mi cerebro
patina
en esas curvas.
En la distancia
larga
sin fin
de la reflexión,
cuando el caos
es un mapa
por descifrar,
ahí
despliego
mi zancada.
Ahí
soy imbatible,
una máquina
persistente
que convierte
el ruido
en ritmo.
Correr largo
hasta fundirse
con la línea
del horizonte
y entender
el silencio
que habita
en todo.

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