Al final…

Y al final es lo único que queda, el dolor, la presión en el pecho que siento cuando no encuentro refugio de mis propios pensamientos, del dolor que me genera el mero hecho de solo respirar, de respirar y exhalar el humo que poco a poco me va consumiendo al mismo tiempo que me coce las heridas que hay en mi pecho; pero el hecho de que le cosa las heridas no implica que le las este curando.

Y al final es lo único que queda, esa sensación de vacío que te corroe el cuerpo, que te llena las venas de tu propio veneno al que un no generas inmunidad, que te llena la mente de pensamientos que no son tuyos solo soy de alguien más, son de otro ser que te va consumiendo con forme pasa el tiempo, que te va matando lentamente mientras tú te imaginas que estás viviendo.

Y al final es lo único que queda, ese beso que te da tu enamorada mientras tú abres los ojos para ver si es real y no es otro de esos sueños en el que tú eres feliz y te despiertas de repente y te das cuenta que sigues en esa mierda de vida que tantos años vas viviendo, bueno en realidad, sobreviviendo.

Y al final es lo único que queda, la victoria con sabor a derrota pues tu ganaste pero, en el proceso, moriste más de lo que quisiste haber muerto y los demás solo vivieron un trago amargo.

Y al final es lo único que queda, ese sabor amargo del último trago en el desierto que te deja con esa sensación de satisfacción y al mismo tiempo de desesperación pues sabes que es el último trago que vas a poder dar.

Y al final es lo único que queda, saber que tu vida no valió las penas que tuviste que pagar y también saber que dejaste huella en las personas que pasaron por tu vida.

Y al final es lo único que queda, resignarse al adiós que nunca quiste dar y al «hasta luego» que se convirtió en un «nunca te volveré a ver».

Y al final… es lo único que me queda… aferrarme a las frases que me dicen, mi papá: «Un día a a la vez», la mía «fiel al castigo» que mi psicólogo cambio a «fiel al plan».

Y al final solo me queda aferrarme a estos textos que redactó con unas inmensas ganas de llorar.