Esperaba la llamada, tú llamada
pero no.
Golpeaste la puerta
sentí tus nudillos dos veces.
Abrí apenas sin quitar el cerrojo
me cegó el resplandor del sol.
(Qué raro… los pájaros no cantaron esta mañana).
Es viernes ,me dijiste,
quedamos en eso
son las trece, déjame entrar.
¿ Cómo hacer para salir de este encierro,
de esta psicosis que paraliza,
cuando afuera todo es miedo,
cuando acecha la maldad en cada esquina?
¿ No oyes los gritos de las bestias?
Huye!
Ya vienen hacia acá con sus garras afiladas
en busca de los inocentes
que como corderos
esperamos en silencio el final.
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