Sus ojos, sus bellos ojos

que no me miran, que me dejaron de mirar.

Su amor, su cálido amor

que no es mío, que es de alguien más,

no quiere volver por miedo, pero me pregunto

¿de qué debería tener miedo?

Si yo con el alma torturada y el corazón en trozos

la quiero y respeto, cosa que no hace ningún otro.

A mis brazos ya no quiere volver, ella no estará conmigo,

solo estará detrás de él y eso es lo que me duele,

yo que la quiero, yo que siempre la quise,

que le entregue todo mi amor y resulta que de eso se olvidó.

Pero a pesar de eso, la sigo amando, es mucho más que un recuerdo,

ahora es un recuerdo amargo, pero, la quiero y siempre la voy a querer,

ella es la única mujer… a la cual yo ame.

Etiquetas: poesía

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