Gata de la tierra eterna 

de un mundo que no está hecho para mí,

pero ¿para quién es esta selva

o este cielo que cubre el cemento ruin?

¿Para quién está destinado el último latir?

¿A quién reclamo el cáncer que aún no se detecta?

Que alguien me diga a dónde, a dónde puedo huir.

      

Solo xanax me acompaña,

evita el fastidio o al menos eso trata.

Se mantiene en mi sombra y espera en calma

el momento, aquel momento donde sabe que solo basta la mirada.

Pupilas dilatadas y una cara que causa cierta gracia.

Xanax embalsama la tristeza

o al menos eso trata.

       

El frío, que carcome los suspiros

y desasosiega el espíritu estoico,

se unió en un acto violento a la abulia,

que fue gestante de aquel niño sin rabia,

de aquel niño que sufre de calma,

de aquel niño que el dolor no cansa,

pero que siempre necesita de xanax.

Etiquetas: poesía

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