Pregúntale a la noche cuántas veces escuchó tu nombre
y reclamale al pasado la inconsciencia de tu reproche
porque yo no soy la bestia que acecha en tus recuerdos,
ya no soy él.
No puedo pedirte que desconozcas a ese animal acostumbrado a tu querer
ni que pienses de él solo lo bello,
porque sé del daño que te hizo,
soy consciente de lo que él no fue
porque yo era él.
Ahora aquí me tienes, ebrio.
Ahora así me tienes, lerdo.
Ahora ahí me tienes, lejos.
Cansado de la infinitud de los segundos,
del pesar por cada sonrisa liquidada,
del mañana saturado de carencia.
Ahora soy yo, pero ya no basta
porque ahora soy yo.
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