Ardían
en llamas dóciles que se manejaban entre paracentesis que no
circulaban en sus ideas, de estos animales caritativos existían dos,
las primeras eran mujeres calientes que se mojaban al tacto, algo
irónico porque ardían en un calor que por poco las hace sucumbir
con las llamas, por otro lado los otros fuegos solo arden hasta
apagarse por mano propia, fuegos solitarios, vulgares volcanes de
contenido morboso que solo inundan a las pequeñas llamas… y
volvemos a empezar.

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