En una reunión que empezó como una pequeña curda y que acabó como una buena tranca me contaron esta historia que, más allá de un chismorreo de “huascas”, a lo mejor podría ser cierta por que los niños, los locos y los borrachos no mienten.
Resultó que un amigo del narrador sospechaba que su mujer le estaba siendo infiel, porque últimamente le mentía más que nunca y que lo trataba con la punta del pie acusándole de ser infiel con fulana o zutana y que ya no le importaba lo que él le decía o hacía, a más de contestar sus llamadas telefónicas muy en secreto, y que además algunos días y sin decir nada salía por varias horas de su casa y volvía muy alegre como si hubiera asistido a una buena fiesta.
Como casi siempre le sucede a la gente normal sintió necesidad de hacerle saber a alguien lo que le estaba pasando y sin proponérselo seriamente le confió sus cuitas a un “patita” de esos que andan convencidos de que son unos famosos influencers de las redes sociales y que muy pronto sus contenidos se monetizarían en varios miles de dólares mensuales. Sin embargo, al menos éste, estaba muy lejos de esa aspiración, porque su actividad creativa se limitaba a hacerle propaganda alguna repostera, un dentista, un restobar, algún chef de esos que se creen la última tuna de la quebrada o una entrevista cojuda a algún narcisista que desea que todo el mundo sepa que es mucho más de lo que realmente es. Pero la mayor parte del tiempo se limitaba ser un bribón de siete suelas como dicen los antiguos o un achorado como se dice por ahí.
-¿Tú crees que tu mujer te está sacando la vuelta, pero no sabes con quién? ¡Fácil pues huevón! Alcánzame tu celular. -Cuando lo consiguió por unos minutos hizo algunas operaciones en el aparato y cuando por fin terminó le dijo. -Te he bajado y configurado con el número del celular de tu mujer una aplicación “mostra”, con ella puedes rastrear su ubicación en tiempo real y mantener el historial de sus andanzas. También puedes grabar todas las llamadas que haga desde su móvil y saber quiénes son sus contactos, la duración, hora y fecha de estas, así como leer cada mensaje de texto que envió, recibió e incluso cuáles eliminó de su “celu”. ¡Mejor soplón no vas a encontrar en tu vida! -Concluyó.
-¿Y cómo sabes el número de celular de mi mujer? -Le preguntó algo molesto.
– ¿Y a quién de tus contactos le llamas? “Amorcito de mi vida”. -Le contesto esperando una aclaración.
Luego le aconsejó que el programa funcionaría de la “ta’mare” si vía una tarjeta Visa pagaba diez dólares lo que le daría derecho a usarlo con todas sus funciones por tres meses. Tiempo más que suficiente para que se entere de todo lo que quería saber. “Una recomendación, cuando veas una actividad sospechosa de tu mujer, no la llames ni la molestes para nada, pues no debes levantar la más mínima suspicacia, más bien me llamas de inmediato, para averiguar qué diablos está pasando”. Y se despidió mostrando un aire de elevada profesionalidad en estos nuevos oficios.
Después de una semana lo llamó y juntos rastrearon el teléfono de la mujer y como si se tratara de un aviso luminoso la señal rebelaba que se encontraba en el Hostal “Luna de Miel” desde las siete de la noche.
-¡Vamos al lugar! -Le dijo con aire enfurecido.
-¡Aguanta tu carro compadre! En estos casos hay que levantar bien alto la cabeza y mirar muy lejos. Si te vas a enfurecer como un loco, solo alcanzarás a ver el suelo como un toro bravo y en ese estado puedes cometer una torpeza que puede mandarte hasta a la cárcel. ¡Si te ha cagado, ya te la han hecho! ¿Qué vas a hacer? Exhibirte por las calles del pueblo como un triste huevón que se ha cagado en los pantalones y que por los tobillos va dejando un rastro de mierda que le apesta a todo el mundo.
-No pues.
-Vamos a ir a las inmediaciones de ese hotel en un taxi y desde un discreto lugar veremos con quién está saliendo. Si es con un misio de mierda, entonces tu mujer es una puta y debes botarla al toque. Pero si es con un pata chévere y con billete, ahí si tienes la oportunidad de vengarte bien rico. Yo te diré cómo.
Se fueron al sitio llevando una cámara fotográfica de buen zoom y una función para tomar fotos en modo nocturno. Cuando supieron de quién se trataba, al traicionado le dio ganas de tener en sus manos un revólver o por lo menos un cuchillo para matarlo mil veces, porque se trataba de su compadre, el padrino de su hijita menor. Mientras el otro le decía. “No te pongas así. Si eres un hombre de verdad tu venganza puede ser más dulce, pero si no te aguantas como un verdadero varón solo serás un cachudo más y de esos en este pueblo hay como mierda”.
-¿Y ahora que vamos a hacer? -Le preguntó temblando de rabia.
-Tú, sereno nomás. Ya te la han hecho. Sabe dios cuántas veces y desde cuando te la estarán haciendo. Por el momento los seguiremos rastreando y la próxima vez yo entraré al hotel para que con mi cámara GoPro que la tengo escondida en una gorra especial tomarles fotos más de cerca y sobre esa base comenzaremos a activar tu venganza.
Cuando se dio la ocasión, pero en otro hostal un poco alejado de la ciudad, el loquito del YouTube, logró tomar las fotos que quería y con ese material y los datos que les dio la aplicación, comenzó a enviarle al compadre traidor, algunas fotos de sus encuentros con la “jugadora” y a enviar mensajes de voz por el wasap del compadre tramposo que era uno de esos «patas» que de una buena vez pueden ser constructores, ferreteros, corredores de terrenos y chacras, vendedores de materiales de construcción, formuladores de proyectos de inversión pública, proveedores de servicios múltiples al Gobierno Regional y varias municipalidades, etc., etc. En fin, era uno de esos que ahora se les llama “empresaurios”, y cuyo tenor más o menos decía.
“Oye huevón, si crees que tu vida vale menos de 50 mil soles, entonces estás muerto, así como la pendeja que te la cepillas en todos los “puteles» del pueblo. Más adelante subiremos a las redes sociales estas fotos y después todo lo que haces y dices dentro de sus sucias habitaciones que es un cago de risa. Por el momento recibe el saludo de la Comparsa Chuchankamon que para tu conocimiento somos una mezcla letal de los más sanguinarios terrucos, de los injertos de todas partes, del tren de la puta que los parió y de todos los tombos malandros. En otras palabras, paga nomás compadrito, antes de que tu ultimo paseo por el pueblo sea al cementerio.”
Ante semejante amenaza, lo primero que se le vino a la cabeza fue pensar que esos mensajes los enviaba el cachudo, pero al darse cuenta de que al parecer éste ni siquiera maliciaba, comenzó a sospechar de los administradores y los guachimanes de los hostales donde se refocilaba a su comadre, y luego de todos los socios que alguna vez tuvo y que perdieron soga y cabra cuando se metieron a hacer negocios con él. Pero lo que más le volvía loco era que, cuando cambiaba de celular, recibía otros más terribles mensajes en los nuevos.
Hasta que por fin se comunicó con el maldito de aquella comparsa, para decirle de qué modo quería que le entregara el dinero que pedía, para que dejara de molestarlo. Le respondió. “Encuéntrate con la pendeja en el hostal Luna de Miel y allí sin que se dé cuenta pones el dinero en su cartera y después la envías en un taxi a su casa”.
“!Ta’ mare!! O sea que el cachudo y la muy puta de su mujer son los que me envían los mensajes, con razón el Chuchankamon ese se sabía el número de todos mis celulares. Pues se jodieron, porque voy a enviarles el dinero y más tarde con mi pata el coronel le allano su casa por delito flagrante, recupero mi dinero y después lo mando a los dos a la cárcel por terroristas por decir que son terrucos”. Pensó con una maliciosa sonrisa en los labios.
Convencido por esa revelación hizo lo que le pidió el extorsionador y cuando el taxi se paró en la puerta de la casa de la pasajera, de la nada aparecieron dos encapuchados con armas de fuego y mientras uno encañonaba al taxista el otro abriendo la puerta trasera le disparó en una pierna a la mujer y arranchándole la cartera, los dos desaparecieron por las calles. Mientras el compadecido chófer la llevó a la emergencia del hospital y allí fue donde el policía amigo encontró a la desesperada pareja.
Más tarde el vengador para quitarse los cuernos que tanto le pesaban le planteó el divorció, diciendo que por el wasap y desde un teléfono desconocido le habían enviado las fotos de sus cochinadas. “¡Y dicen que hasta te han filmado en pleno chuculún!”
Al cabo de tres meses el influencer apareció por las calles del pueblo manejando un auto nuevo, y dejando con la boca abierta a todo el que le decía. “Cuando el YouTube paga. Paga y bien fuerte”. Mientras la engañadora que andaba rengueando iba a encontrarse con su ex cornudo en una audiencia judicial para definir la tenencia de sus hijos.
-¿Tenían hijitos? -Preguntó alguien.
-Dos. Pero cuando de por medio están los cachos, la suerte de los niños no cuentan para nada.
OPINIONES Y COMENTARIOS